Ciencia que acerca a las estrellas

Alberto Quijano Vodniza es licenciado en física y matemáticas. Con ayuda de la Universidad de Nariño y la administración local trabaja en crear en Pasto un planetario que tendrá el telescopio más grande del país.

El Espectador
24 de enero de 2017 - 04:31 a. m.
Alberto Quijano Vodniza fundó el observatorio astronómico de Pasto.  / Cortesía Andrés Ceballos
Alberto Quijano Vodniza fundó el observatorio astronómico de Pasto. / Cortesía Andrés Ceballos
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¿Cómo fueron sus primeros años?

Nací en medio de exigencias y una gran biblioteca. Mi papá, Alberto Quijano Guerrero, fue un poeta, escritor e historiador que además dirigió la Universidad de Nariño. De él recibí una gran influencia porque sembró en mí todas sus ilusiones y siempre fue muy exigente, algo que ahora agradezco mucho, porque forjó mi disciplina.

¿Cuándo fue su primer contacto con la astronomía?

Mi abuelo materno era de Croacia, en la antigua Yugoslavia. Él salió de Europa huyendo de la guerra y llegó a Nariño, donde conoció a mi abuela y terminó su viaje. Como marino que había sido, tenía un pequeño catalejo. Gracias a él pude ver por primera vez los cráteres de la Luna y me interesé en la astronomía.

¿Qué opinó su papá de que no lo siguiera en las humanidades?

Seguramente mi papá quería que me fuera por la literatura y siento que heredé algo de su sangre de poeta. Sin embargo, en el 69 el hombre llegó a la Luna y, aunque la televisión era muy rudimentaria en esa época, cuando vi esas imágenes supe de inmediato que la ciencia era mi camino.

¿Por qué su primer impulso fue hacia la ingeniería electrónica?

Antes de graduarme del colegio había diseñado por mi cuenta un equipo de sonido, transmisores y otro tipo de instrumentos. El apego a mi familia hizo que cuando terminé el bachillerato decidiera quedarme en Pasto y, como allí no existía la carrera de ingeniería, opté por estudiar física y matemática.

¿En algún momento siguió explorando ese interés?

Sí, cuando fui a terminar mis estudios a Puerto Rico. Allí un profesor se enteró de que me gustaba la electrónica y me propuso trabajar con él para diseñar medidores de superconductividad. Gracias a eso recibí una nueva beca, lo que me abrió muchas puertas. También fue útil en 1989 cuando el volcán Galeras se reactivó y diseñé instrumentos para el observatorio de Ingeominas de Pasto.

¿Cómo fue su época universitaria?

Cuando empecé en la Universidad de Nariño, sus laboratorios no eran los mejores, sin embargo, allí aprendí los rudimentos de la astronomía con Remigio Fiori, un sacerdote capuchino de origen italiano. Las clases eran estrictamente teóricas y sólo me empecé a familiarizar con la práctica de la astronomía más adelante, cuando viajé a Puerto Rico.

¿Por qué se fue a Puerto Rico?

Ellos tenían el radiotelescopio de Arecibo, que en ese entonces era el más grande del mundo. Gracias a eso pude hacer mi tesis sobre el cometa Hale-Bopp, uno de los más luminosos del siglo XX, y empecé a publicar mis fotografías del cometa en las páginas de la NASA. Más adelante mi tesis fue laureada y publicada en Estados Unidos y pasé a hacer investigaciones sobre el Sol.

¿Cómo nació el observatorio de Pasto?

Cuando terminé mis estudios regresé y le propuse al rector de la Universidad de Nariño la idea de crear un observatorio astronómico. Me demoré más en presentar el proyecto que él en aceptarlo. Traer el equipo fue complicado, porque venía de Estados Unidos y tardó mucho. En el año 2002 logramos inaugurarlo.

¿Cuáles son los logros recientes del observatorio?

Hace poco, The Astrophisical Journal publicó un trabajo que hicimos en conjunto con el telescopio espacial Hubble y también publicamos un artículo que realizamos con un equipo internacional sobre sistemas estelares binarios. En este momento nos estamos enfocando en observar asteroides potencialmente peligrosos.

¿Qué ha sido lo más gratificante de estar al frente del observatorio?

Han salido muchos estudiantes a realizar maestrías y doctorados y también hemos recibido el reconocimiento de científicos de la NASA como Adriana Ocampo e Iván Ramírez. A pesar de que nuestros instrumentos no tienen comparación con lo que hay en Estados Unidos, le hemos sacado mucho jugo a lo que tenemos.

¿En qué consiste el centro de ciencias que van a construir?

Va a ser un planetario con un museo de ciencias espaciales y en el que tendremos el telescopio más grande del país. Es un proyecto vinculado a la Universidad de Nariño que cuenta con el apoyo de la Alcaldía y la Gobernación.

¿Cuál es el estado del proyecto?

En la administración anterior el alcalde nos regaló el lote en el que se construirá y estamos listos para empezar a socializar los diseños de la construcción, que ya pasaron por los estudios preliminares y están listos. El proyecto se financia con el dinero de las regalías y esperamos que la construcción comience este año.

¿Qué científico fue crucial en su formación?

Carl Sagan fue para mí un maestro en la distancia. Antes pensaba que la física y la matemática eran simplemente fórmulas y números, pero cuando vi sus programas y leí sus libros, entendí que el trabajo científico tiene que ver con la filosofía, la poesía y la literatura. A veces cuando estoy trabajando me gusta creer que él está ahí, guiando lo que hago.

¿Por qué es tan necesaria la divulgación científica?

En nuestro país, los medios transmiten productos que no dejan mucho a la gente. Creo que eso se contrarresta con una educación que nos haga soñar con las maravillas de la ciencia y con las posibilidades de contribuir y conocer el mundo que ella trae.

Por El Espectador

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