
Fotografía del 5 de noviembre de 2025 que muestra a una persona sentada cerca a una casa en ruinas, en Armero (Colombia). La noche del 13 de noviembre de 1985, la fuerza de la naturaleza cambió para siempre la vida de Armero, un pueblo próspero del centro de Colombia que fue borrado de la faz de la tierra por una avalancha causada por la erupción del volcán Nevado del Ruiz, que mató a más de 23.000 de sus 25.000 habitantes. EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda
Foto: EFE - Mauricio Dueñas Castañeda
Recuperar las raíces no es cuestión de tiempo. Para los habitantes de Armero, que lo perdieron todo hace cuatro décadas, tampoco ha sido posible recuperar al menos una vida digna y completa por la falta de garantías que el Estado prometió, pero no cumplió. Sin embargo, aún en medio de una tragedia continua, las comunidades se siguen sintiendo armeritas. Su tierra, aunque desapareció, no se borró de sus memorias, resistió al olvido institucional y se arraigó. Siguen hablando en presente de un lugar que ya no existe, pero sienten propio.
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