Después de las 9:30 de la mañana del 2 de febrero de 2025, el celular de Viviana Ortiz Guevara empezó a sonar con insistencia. Uno de sus primos la llamó para decirle que Fabio Hernán Bedoya Cifuentes, quien durante más de 30 años fue la pareja sentimental de su tía, Erminda Guevara Céspedes, se había comunicado con la familia para pedir perdón por “algo muy grave” que había hecho.
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De inmediato fue a la casa de su tía, ubicada en un barrio al sur de Bogotá. Al llegar encontró el cuerpo sin vida de Erminda Guevara, tendido sobre su cama. A su lado, en aparente estado de inconsciencia, estaba Fabio Bedoya, el presunto feminicida que, como denunció la familia, está a punto de quedar libre por cuenta de la indolencia de la justicia.
Erminda Guevara vivía en el barrio Catalina, de la localidad de Kennedy, en una casa que había comprado con Fabio Bedoya, con quien vivía en unión libre desde hacía 33 años. Eran dueños de un negocio de venta de vitrinas, que administraban entre los dos. En diciembre de 2020, la mujer fue diagnosticada con cáncer de cuello uterino. Fueron cinco años en los que enfrentó la dureza de las terapias, el cambio de actitud de su pareja y las violencias recurrentes.
“La relación estuvo rodeada por episodios de violencia de género, violencia física y psicológica en contra de la víctima, hechos de los cuales tuvieron conocimiento los familiares de la víctima por comentarios que ella misma les hiciera”, se lee en la acusación de la Fiscalía contra Bedoya.
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En diálogo con El Espectador, Viviana Ortiz, una de las sobrinas de Erminda Guevara, contó que supo en un par de oportunidades sobre lo que, visto hoy, no eran episodios de violencia aislados. En una ocasión, cuando su tía ya estaba en el tratamiento médico contra el cáncer y tuvo que dejar de atender el negocio de vitrinas por su delicado estado de salud, supo que Fabio Bedoya dejó de cumplir con sus obligaciones económicas en la casa y de proveer lo necesario para el sostenimiento del hogar.
“Él comenzó a ejercer violencia económica. Como ya no era ella la que atendía el local, él no proporcionaba recursos para los gastos de la casa. Mi tía se sostenía con la ayuda de sus hermanas”, narró Ortiz.
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En otra oportunidad, la mujer asistió a una cita médica en la que no estaba previsto que su pareja la acompañara. Sin embargo, lo hizo. “Cuando estaban en la cita, él irrumpió en la consulta para preguntarle a la médica si era cierto que ella no podía tener relaciones sexuales. La médica trató de ser políticamente correcta y le dijo que no era con ella con quien debería tratar eso”, narró Viviana Ortiz.
En otras oportunidades, Fabio Bedoya salía de la casa y regresaba pronto, sorpresivamente, para ver si Erminda Guevara estaba con alguien más o si lo engañaba con otra persona. Cuando su familia le preguntaba a la mujer por el cambio de actitud de su pareja, ella solo acertaba responder: “Yo lo quiero, pero es que está muy cansón”.
Un crimen atroz
El 2 de febrero, la situación escaló. Sobre las 9:30 de la mañana de ese domingo, Fabio Bedoya contactó a algunos de los familiares de su pareja. “Llamo para contarle que cometí un error, que ojalá me puedan perdonar; hice algo muy malo con Erminda”, recordó una de las familiares sobre lo que le dijo el hombre en la llamada que recibió. En cuestión de minutos, el mensaje se esparció como pólvora entre la familia y cuando Ortiz llegó a la casa de su tía, ya la Policía estaba allí. Bedoya había dejado las llaves de la vivienda con una vecina, tal y como quedó en registros de cámaras de seguridad, que hoy están en poder de la Fiscalía.
Erminda Guevara y Fabio Bedoya llevaban años durmiendo en habitaciones separadas, contó su sobrina. Sin embargo, cuando entró a la casa y se dirigió junto a los agentes de Policía a la habitación de su tía, encontró el cuerpo sin vida tendido sobre la cama y, a su lado, el de su pareja. Estaba bocarriba, tenía un golpe en el lado derecho del rostro y marcas de violencia en su cuello. “Ahí tuve la seguridad de que la había asfixiado, sus pies aún estaban tibios”, narró Viviana Ortiz. El hombre tenía dos pequeñas heridas: una en el cuello y otra en su brazo izquierdo. “Estaba respirando, con los ojos cerrados, agitado y con sangre”, contó la mujer. Había asesinado a su pareja y luego, al parecer, intentó quitarse la vida.
Bedoya fue trasladado a la Clínica Ciudad Roma. Allí, tras ver que sus heridas no eran de gravedad, fue legalizada su captura y luego lo trasladaron a la estación de Policía de Kennedy. Aunque en llamadas y cartas confesó el crimen, la Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado porque, ante la justicia, no aceptó su responsabilidad. Luego, un juez de control de garantías ordenó medida de aseguramiento en su contra. Mientras tanto, en la casa de Erminda Bedoya otros funcionarios adelantaban el levantamiento del cadáver. Debajo de él encontraron una carta escrita del puño y letra del presunto feminicida. En ella, pedía perdón a la familia por haber asesinado a la mujer e intentar quitarse la vida. Argumentaba además que lo había hecho porque ella tenía otra relación sentimental.
La Fiscalía determinó que el hombre atacó a su pareja y le quitó la vida sin mediar justificación alguna, después de una serie de violencias en las que, incluso, “la cosificó y pensó que era un objeto que podía usar”. El ente investigador recopiló que en varias oportunidades, como también lo contó la familia de Erminda Guevara, su pareja la obligó a tener relaciones sexuales con él, incluso a pesar de los dolores derivados de su cáncer de cuello uterino y de los tratamientos médicos. “Ante la negativa de ella por sus dolencias, Bedoya Cifuentes optó por crear un escenario de infidelidad, desarrollando una actitud celopa, por la cual pretendió que estaba autorizado a castigar a la víctima y asesinarla”, anotó la Fiscalía en su acusación.
Tropiezos de la justicia
El asesinato de Erminda Guevara dio pie a un proceso judicial plagado de aplazamientos por parte de la justicia y que ahora está a punto de poner en libertad al presunto feminicida, Fabio Bedoya, por vencimiento de términos. El proceso llegó primero al despacho de la jueza 64 penal de Bogotá para que allí iniciara el juicio. El inicio de las audiencias en dos oportunidades: primero, porque la jueza estaba incapacitada; luego, porque estaba en licencia de luto. Después el proceso fue trasladado al juzgado 65 penal de Bogotá. El expediente quedó en manos del juez Carlos Rafael Másmela Andrade, de quien la familia de la víctima argumenta que “ha sido indolente” con ellos durante el proceso.
¿La razón? Pese a la gravedad del crimen, a la carta encontrada junto al cuerpo de Erminda Guevara en la que Fabio Bedoya aceptaba su responsabilidad, y a que en una de las audiencias intentó pedir perdón a las víctimas, pero su abogada lo evitó, el juez ha postergado el inicio del juicio. En la primera audiencia, el 12 de marzo, hizo reconocimiento de las víctimas: los ocho hermanos de Erminda Guevara y dos de sus sobrinas. La más reciente fue el 1 de septiembre, cuando fijó el inicio del juicio para el 24 de noviembre de este año. El problema, como lo ha denunciado la familia, es que el plazo de vencimiento de términos para Bedoya se cumple el próximo 22 de octubre, lo que daría lugar a que salga libre y el crimen quede impune.
A la fecha, la defensa del hombre ha solicitado en cinco oportunidades que se reconozca el vencimiento de términos, pero en ninguna de ellas lo ha logrado. “Ni el sistema de justicia ni nosotros tenemos dudas sobre la culpabilidad de Fabio Bedoya. Pero simplemente por un trámite, el hombre que le quitó la vida a mi tía va a quedar libre. Lo más seguro es que esta semana quede libre, porque él tendría ese derecho por el vencimiento de términos y en este momento priman sus derechos”, dijo Viviana Ortiz. Agregó que su familia tiene miedo, pues fueron 33 años de convivencia entre Erminda Guevara y Fabio Bedoya; temen que haya represalias o algún tipo de reacción violenta de parte de él.
Ya hay una nueva fecha para que la defensa de Bedoya, por sexta vez, solicite a un juez de control de garantías que se reconozca el vencimiento de términos y se le otorgue la libertad. La diligencia está agendada para este 21 de octubre, a las 2:00 de la tarde. El tiempo corre en contra de las víctimas y la única salida que la familia de la mujer tiene para que su feminicidio no quede impune, es que se adelante la audiencia de inicio de juicio, proyectada para noviembre. De esa forma, los tiempos de la justicia empezarían a correr de una forma distinta y el juez podría refutar o confirmar lo que ya han dicho la familia y la propia Fiscalía en su acusación: que Fabio Bedoya asesinó a Erminda Guevara.
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