El 8 de mayo de 2025 Rodrigo Antonio López Estrada se levantó temprano porque debía viajar a Fortul (Arauca). La noche anterior le dijo a su esposa, Yariel Macualo, que saldría de madrugada desde la ciudad de Arauca. Llevaba solo tres meses y medio como escolta del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía. Sobre las 5:20 de la mañana salió de su casa hacia la sede del ente investigador.
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Allí se encontró con Jesús Antonio Pacheco Oviedo, un compañero con quien haría el viaje. Ese día, hace exactamente cinco meses, los dos funcionarios fueron secuestrados por el Ejército de Liberación Nacional (Eln). Sus familias piden su liberación, mientras la guerrilla le exige al gobierno un intercambio de prisioneros que no tiene ninguna respuesta.
Rodrigo Antonio López llegó desde La Dorada (Caldas) a Arauca hace más de 25 años. Trabajaba como guarda de seguridad en la Fiscalía y el 20 de enero de 2025 pasó a ser escolta del CTI. Con Yariel Macualo tiene una hija de 13 años y es padre de otro joven de 16. Jesús Antonio Pacheco, además de trabajar con él, ha sido su amigo durante mucho tiempo.
Cuando les dijeron que tenían que ir a Fortul, pensaron que sería un viaje como cualquier otro. Llegaron sobre las 10:00 a.m. y López le prometió a su esposa que, antes de las 2:00 de la tarde, estaría de regreso. A las 11:52 de la mañana, ella recibió una última llamada de él. “Él me dijo: ‘Mami, te amo, te quiero mucho. Cuida a la niña y a los animalitos’”, recordó Macualo en diálogo con El Espectador.
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Tras esa llamada, lo que vino fue la angustia y la zozobra. Al ver que pasaban las horas y su esposo no regresaba, Yariel Macualo empezó a marcarle insistentemente a los teléfonos de los funcionarios del CTI, que poco después de su retención fueron apagados. Se comunicó también con otros funcionarios de la Fiscalía para reportar la desaparición.
Las primeras averiguaciones de la entidad lograron establecer que los funcionarios, en efecto, salieron de Fortul, pero no alcanzaron a pasar por la zona conocida como Caño Limón. Sobre las 11:57 de la mañana, después de la última llamada y en jurisdicción del municipio de Arauquita, hombres armados interceptaron el vehículo oficial en el que se movilizaban los agentes del CTI y los secuestraron.
Los hombres armados que los detuvieron son guerrilleros de la estructura Camilo Cienfuegos, perteneciente al frente de Guerra Oriental del Eln. La misma que al día siguiente, sobre las 10:00 de la noche, emitió un comunicado atribuyéndose la responsabilidad del secuestro. Ese grupo al margen de la ley es el que, durante décadas, ha sembrado el horror en el departamento de Arauca.
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El mismo que hace solo un par de días, el 5 de octubre pasado, lanzó un explosivo contra la base militar de Puerto Jordán, en Arauquita, dejando a un soldado muerto y seis heridos. Con la amarga certeza de que Rodrigo Antonio López y Jesús Antonio Pacheco estaban en manos de la guerrilla, sus familias empezaron a clamar ayuda para su liberación.
Los primeros dos meses del plagio fueron de un silencio eterno de las autoridades y el Eln. Mientras que su hija le preguntaba dónde estaba su papá, Yariel Macualo pensaba en las pastillas del corazón que Rodrigo Antonio López dejó en casa. En los huevos revueltos con tomate, cebolla y patacones, su comida favorita. Y en la tristeza que le produce irse a la cama y ver el espacio vacío de su esposo.
En este tiempo, las familias han recibido cuatro pruebas de supervivencia. Videos que generan el doble efecto de la esperanza y la preocupación. “Es alegría y llanto. Uno no sabe ni qué siente. En la última prueba, mi esposo está muy deteriorado. Pero estoy agradecida con Dios, porque al menos están con vida”, dijo.
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La primera prueba de supervivencia fue la que más tardó en llegar. El 9 de julio pasado, con la barba tupida y los ojos cansados, tras exactamente dos meses de haber sido secuestrados, Rodrigo Antonio López y Jesús Antonio Pacheco aparecieron en el primer video entregado por el Eln. En él, saludaron a sus familias y le pidieron al Estado no ahorrar esfuerzos para lograr su liberación.
“Tomen los canales necesarios para que se dé esta pronta liberación. A la fecha no han hecho nada, ni el presidente Gustavo Petro ni la Fiscalía, para que se den los canales por intermedio de la ONU y de la Defensoría del Pueblo. Vamos para dos meses y no han hecho nada”, dijo López en ese primer video.
Lo propio hizo Pacheco al pasar frente a la cámara. “Al señor presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, que se acuerde de que nosotros somos servidores públicos y servimos al Estado. Usted, como cabeza del Estado, busque caminos de cooperación y comunicación con el Eln, para que podamos salir de esta situación en la que nos encontramos como prisioneros de guerra”, expresó.
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En la última prueba de supervivencia, del pasado 9 de septiembre, Eln condicionó la liberación a un intercambio por guerrilleros presos. Sin embargo, desde que se congelaron los diálogos de paz con la guerrilla en octubre del año pasado, el gobierno no ha vuelto a mostrar señales de querer sentarse en la mesa.
Mientras esperan la liberación o una nueva prueba de supervivencia, Yariel Macualo y la esposa de Jesús Antonio, Mayra Díaz, exigen que las autoridades competentes adelanten las conversaciones necesarias para que regresen con vida. Incluso, Macualo estuvo en Bogotá el 9 de agosto y a inicios de septiembre, haciendo plantones en la Fiscalía. El 3 y el 4 de octubre estuvo en una eucaristía en el búnker y lideró una velatón en la Plaza de Bolívar, al frente del Congreso de la República.
Señaló que la fiscal general, Luz Adriana Camargo, ha estado en constante comunicación con ella, pero la razón siempre ha sido la misma: “Hay que esperar y tener paciencia, que ellos están mirando cómo se media para que se dé esta pronta liberación”.
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Macualo le contó a este diario que la Defensoría, la Cruz Roja, la Misión de la ONU en Colombia y la Iglesia católica están ayudando. De quien no ha recibido ninguna razón es del jefe de Estado. “Hay un silencio total, el señor presidente nunca nos ha dado la cara. Es muy triste percibir tanto silencio por parte del gobierno”, expresó Yariel Macualo.
Tampoco han recibido razón las familias del subintendente Franquee Hoyos Murcia y el patrullero Yordin Pérez, de la Policía, secuestrados por el Eln el 20 de julio en Tame (Arauca). Ante la falta de respuestas y a cinco meses del secuestro, el mensaje de las familias es claro: todo está en manos del gobierno y del diálogo del presidente con el Eln. Sin embargo, no se rendirán hasta que regresen a casa.
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