Cuando la jueza 15 de Garantías de Bogotá resolvió si Julián Mateo Molina merecía permanecer libre, sentenció que lo justo sería proteger a la comunidad. Ordenó medida de aseguramiento en su contra, el 8 de agosto pasado, días después de que el hincha quedara identificado en las cámaras del estadio El Campín, pateando en la cabeza y contra una silla, múltiples veces, a un seguidor de Santa Fe. Molina, de 19 años, está en juicio por aquel episodio de violencia en el fútbol. Ademas, junto a su hermano, también está acusado por apuñalar a otro hincha de Santa Fe que casi muere desangrado en el barrio San Benito, en el sur capitalino.
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Molina está en la cárcel La Picota de Bogotá, mientras es investigado por dos de las tantas historias que ensucian el fútbol. El fin de semana pasado, Brandon Somosa fue asesinado en el estadio de Unión Magdalena. A principio de mes, cinco hinchas resultaron heridos en una batalla campal entre seguidores de un mismo equipo, Nacional, en la vía Chia-Cota (Cundinamarca). El 5 de marzo pasado, más de 20 asistentes al partido Atlas vs. Querétaro, en México, fueron gravemente golpeados, a tal punto que quedaron inconscientes en el mismo estadio. En Colombia, Molina está señalado por dos hechos dentro y fuera del campo.
La primera acusación tiene su origen el 3 de agosto de 2021. Entonces, luego de meses sin el calor de las tribunas, por primera vez tras la llegada del Covid-19, se permitió la entrada de espectadores. Santa Fe vs. Nacional jugaban en El Campín, cuando, en el entretiempo, una oleada de hinchas verdes invadió la cancha para irrumpir en la tribuna familiar dispuesta por Santa Fe. Entonces, Molina arremetió contra el ciudadano Édison Ducuará. Según la acusación, por tentativa de homicidio, lo golpeó “por encima de una silla. Le ocasionó múltiples patadas y puños en su cabeza, dejando a la víctima en estado de inconsciencia”. Incapacidad de 25 días.
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Durante los meses siguientes a la agresión, Molina fue acusado y ahora se encuentra en audiencias preparatorias de juicio. La próxima está programada para el siguiente 2 de junio. Santa Fe busca ser resarcido, dado que por meses se les prohibió la entrada a sus hinchas por orden de la Alcaldía y le fue impuesta una multa de $10 millones por orden de Dimayor. Molina quedó sancionado para asistir a los estadios por tres años. “La defensa de Julián Mateo tuvo acercamientos para un tema de indemnización a la víctima, pero quedó en una mera consulta del tema”, le explicó a este diario el abogado Juan Mancera, apoderado de Ducuará y de Santa Fe.
Molina se entregó una semana después de la crisis de medio tiempo en El Campín. Con Molina en los estrados judiciales, la jueza 15 de Garantías advirtió un error que policías cometieron, a favor del investigado, el 21 de noviembre de 2020. Ese día lo capturaron en flagrancia, en el barrio San Benito, instantes después de, presuntamente, propinarle tres puñaladas a otro hincha. Sin embargo, no fue posible legalizar su captura “porque no coincidían las horas del informe policía judicial y la forma en que fue capturado. Errores de procedimiento”, señaló la jueza 15.
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Con el antecedente fresco de El Campín, la jueza ordenó medida de aseguramiento en contra de Molina por la investigación previa. Según los testimonios de ese caso, Julián Mateo Molina y su hermano Cristian David Molina hacían parte de una veintena de hinchas que, en el parque La Cantonera, acorralaron a un grupo de seguidores de Santa Fe. Entre ellos, un ciudadano, vecino de ambos, quien resbaló al momento de huir y recibió tres puñaladas, al parecer, de Julián y planazos con un machete por parte de Cristian. La jueza citó un dictamen de Medicina Legal, en el que se indica que hubo “riesgo de muerte por hemorragia pulmonar o infección”.
“Esos lances, que no fue uno, fueron varios en su integridad física, en una forma desproporcionada y no solamente él, sino con su hermano, hicieron que la víctima tuviera que tener atención urgente. Tuvieron que operarlo debido a la gravedad de las lesiones que presentaba ese día de los hechos. Estuvo en riesgo su vida, casi la pierde. Tal como lo indican los médicos legistas que lo atendieron. Con estos elementos materiales probatorios (...) efectivamente vemos que hay una inferencia razonable de su autoría o participación de los hechos delictivos”, consideró la jueza.
Los hermanos Fonseca están en juicio desde octubre pasado por ese ataque con arma blanca. Lo cual significa que, en medio de una investigación por tentativa de homicidio, a Julián Mateo Molina se le permitió la entrada a El Campín. El abogado Jhon Fajardo, su defensor, respondió lo siguiente: “En el caso del estadio, se buscaba una negociación con la víctima. La Fiscalía intenta probar tentativa de homicidio, pero, a pesar de lo bochornoso del hecho, la vida del ciudadano nunca estuvo en riesgo. Todo depende de lo que se logre probar en el juicio. En el otro caso, en el que está acusado el hermano, también habrá juicio”.
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Molina ha solicitado la libertad condicional, pero jueces han negado sus peticiones. “No da ninguna pizca de arrepentimiento en su rostro”, agrega el apoderado del hincha santafereño Ducuará, quien guarda silencio ante eventuales represalias. Según el Ministerio del Interior, 125 hinchas fueron asesinados entre 2008 y 2020. Aparte, más de 250.000 simpatizantes del fútbol pagaron por el “enrolamiento” de la Dimayor en 2017, que buscaba atenuar la violencia en los estadios. No obstante, la promesa se quedó en carnés que no se piden en ningún estadio. Y las medidas de prevención, como en este caso, o en el de Santa Marta, siguen insuficientes.
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