Mariana Ardila Trujillo, abogada colombiana que ha dedicado su carrera a trabajar por los derechos de las mujeres, recibirá en noviembre el reconocimiento a las mujeres progresistas del mundo que entrega anualmente el Women’s Media Center. Esta organización estadounidense fue fundada por reconocidas feministas, como la actriz Jane Fonda y la periodista Gloria Steinem. Ahora, justo el año en que la Corte Suprema de Estados Unidos echó para atrás la sentencia Roe vs. Wade, que despenalizó el aborto en los años 70, la oenegé va a rendirle homenaje a una de las arquitectas del aborto libre en Colombia.
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Ardila hizo parte de la organización Women’s Link, que tuvo un rol central en el movimiento Causa Justa, para convertir al lenguaje jurídico los argumentos de las más de 100 organizaciones de médicas y científicas sociales que integran esa plataforma, para demostrarle a la Corte Constitucional que la penalización del aborto iba en contra de los derechos de las mujeres. Ahora, Ardila es la directora de justicia transicional del Ministerio de Justicia. En diálogo con El Espectador, la abogada explicó lo que significa para ella y para el movimiento de mujeres recibir un reconocimiento de la mano de Jane Fonda. Habló sobre el camino que considera debería coger la ola verde y de los retos de implementar los componentes de género del Acuerdo de Paz.
(En contexto: Mariana Ardila es la nueva directora de justicia transicional del gobierno Petro)
¿Qué significa para usted que el Women’s Media Center la haya elegido como una de las ganadoras de este reconocimiento?
Pues da mucha felicidad. No me lo esperaba. Conozco el trabajo del centro porque estuve haciendo entrenamiento con ellas, pero fue una sorpresa. Estaba en el taxi de camino al Ministerio, abrí mi correo personal y claro, le tomé foto y lo compartí con algunas personas porque no me lo creía. El Women’s Media Center lo fundaron tres feministas muy reconocidas de Estados Unidos, entonces es emocionante. También creo que es un reconocimiento al movimiento Causa Justa, a Women’s Link y a todas esas mujeres que de alguna manera han apoyado la despenalización del aborto.
En el pasado, este homenaje ha sido otorgado, entre otras mujeres, a una periodista que investigó la red de explotación sexual de Jeffrey Epstein o a María Tereza Kumar, colombiana fundadora de una oenegé que fomenta el voto entre latinos en Estados Unidos. ¿A qué cree que se debe el interés en Colombia?
Creo que la ola verde de América Latina, en México, Argentina, Colombia y muchos países de América Latina, ha sido para Estados Unidos un reflector en un momento oscuro y difícil para los derechos reproductivos de ese país. Nos han volteado a mirar por las recientes victorias en estos tres países, en búsqueda de un poco de esperanza e inspiración. Así como nosotras mismas, en muchos momentos, las miramos buscando ejemplos como el de Roe vs. Wade. Ahorita me escribieron porque quieren repartir pañuelos verdes en la ceremonia. Es muy significativo que quieran tener un símbolo latinoamericano en unos premios que normalmente premian a personas estadounidenses o que trabajan allá.
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Este reconocimiento por su trabajo en Causa Justa llega justo cuando en Estados Unidos la Corte Suprema tumbó la sentencia Roe v. Wade. ¿Qué opina de esa paradoja?
Muy fuerte, pero beneficioso, porque también es cierto que le ha impreso más diversidad a los movimientos feministas que, evidentemente, excluyeron por mucho tiempo ciertas voces de mujeres negras, indígenas, lesbianas, trans o del sur global. Estos éxitos y la lucha por ser escuchadas es un premio para el movimiento. Genial que incluyan a mujeres que viven por fuera de Estados Unidos. Esa perspectiva también es importante porque genera más aprendizajes colectivos. Sobre todo ahora, con lo que está pasando en Estados Unidos, en donde se reversó el derecho al aborto a nivel federal, y estamos viendo cómo las mexicanas de organizaciones en la frontera, están ayudando a que haya acceso al aborto.
¿Hacia dónde cree que debería mirar la marea verde ahora?
Centroamérica y el Caribe indiscutiblemente son una región que necesita mucho que la ola verde se concrete. Hay movimientos feministas históricos que resisten en condiciones muy complicadas de represión política, por ejemplo en Nicaragua. Entonces ojalá la próxima victoria fuera allí. En eso sigue el movimiento y por eso es muy importante seguir compartiendo experiencias de lo que ha pasado en otros países y aprender de lado a lado. Porque así como nosotras podemos decir que tuvimos una victoria en Colombia, al mismo tiempo tenemos mucho que aprender de la resistencia de países como República Dominicana o Nicaragua porque, así exista una sentencia, el fallo ha tenido todo tipo de ataques y lo más complicado ahora es su implementación.
Para quienes no están familiarizados con el rol que usted tuvo en Causa Justa, cuéntenos un poco en qué consistió…
Causa Justa hoy tiene más de 100 organizaciones a nivel nacional de más de 20 departamentos del país, es una iniciativa que surge por la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres y de nuestras pioneras del movimiento que son Cristina Villarreal y Ana Cristina González. Ellas invitaron a Women’s Link desde los orígenes del movimiento para unirnos y pedir una eliminación del delito aborto, porque su regulación penal no tiene ningún sentido, es ineficiente, dañina y está impactando a las más vulnerables. Así como llamaron a Women’s Link, llamaron a otras organizaciones, académicas, activistas, médicas y otras expertas y trabajamos por un par de años en construir los argumentos. La idea al comienzo no fue presentar una demanda, sino de solo crear esos argumentos para, quizás, proponer un proyecto de ley o solo un documento. Pero se presenta la oportunidad porque una abogada antiderechos le pidió a la Corte Constitucional que quitara las causales del aborto y un magistrado planteó la idea de avanzar hacia una despenalización de un plazo de 16 semanas, conservando las causales que ya teníamos. Esa fue la ventana para presentar la demanda porque vimos que había algunos magistrados que podían apoyar nuestros argumentos.
Y ahí fue clave la construcción del recurso jurídico...
De todas esas organizaciones de Causa Justa, Women’s Link era una de las que más experiencia tenía litigando en la Corte este tipo de demandas (ya había participado en la demanda de 2006). Entonces bueno, jugamos un rol clave. Formamos un grupo de abogadas y yo era una de las más viejas (risas). Cogimos los argumentos y los transformamos en una demanda técnicamente fuerte, basadas en todos los documentos e investigación que teníamos. Duramos unos seis meses construyendo la demanda y ya después empezó todo el litigio estratégico porque no solo se trataba de presentar el documento, sino cómo generábamos una conversación nacional. Fue retador porque además estábamos en medio de una pandemia y en Colombia tuvimos el paro nacional y finalmente el proceso en la Corte se demoró muchísimo. Pero se logró y el proceso permitió que el movimiento se fortaleciera.
La sentencia generalmente trae retos de implementación. Haciendo eso a un lado, ¿hacia dónde debería ir la agenda feminista en Colombia?
Creo que es un movimiento diverso y amplio y se ha ido fortaleciendo mucho en los últimos años y tiene agenda que va, desde temas de en paz y conflicto, hasta temas de participación política, acceso a la tierra y evidentemente en derechos reproductivos todavía queda mucho por hacer. Es muy positivo que el actual Gobierno haya tenido una posición, no sólo de palabra, sino de acciones,
¿Cómo cuál?
El Ministerio de Justicia, por ejemplo, ya intervino en nueva demandas que buscan retroceder en la sentencia de Causa Justa. El Ministerio de Salud ya sacó unos lineamientos para que la sentencia se cumpla. Ahora los temas de participación políticas y de reforma rural deben tener un componente de género importante y sé que los movimientos feministas van a seguir exigiéndolo. Hay mucho por hacer porque la agenda no se agota por ahora.
Ahora usted, una abogada feminista, es directora de justicia transicional, ¿cómo se puede imprimir aquí un enfoque de género?
Hay algo que yo había visto de lejos, y ahora que estoy en el centro lo puedo evidenciar, y es que todavía las mujeres están muy lejos del acceso a la justicia y a los mecanismos de justicia transicional. Debo decir que se ha avanzado mucho, pues el Acuerdo de Paz tiene un enfoque de género, una victoria también de los movimientos feministas. El informe de la Comisión de la Verdad también tiene su capítulo de género y tiene sus recomendaciones. Pero todavía falta mucho para que eso se haga realidad. Por eso, mi apuesta, que comparte el Ministro, es hacer realidad ese enfoque de género.
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¿Cómo?
Haciendo que los mecanismos de justicia transicional estén más cerca de las mujeres. El propósito es encontrar la manera de potencializar y fortalecer las estrategias del Ministerio para conectarlas mucho más con, por ejemplo, los casos que tiene abiertos la JEP y, por supuesto, en le reciente que anunció sobre violencias sexuales y reproductivas y otras violencias motivadas por la sexualidad de las víctimas. Tenemos un reto importante con la JEP y con su esquema de justicia restaurativa y cómo eso también debería tener enfoque de género para satisfacer las demandas de justicia de las mujeres. Esto es de todo el interés del ministerio y de la dirección. Pasa lo mismo con las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, que emitió unas en materia de justicia y otras enfocadas puntualmente en las mujeres y la población LGBTQ+.
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