“Nunca me mostró una notificación roja ni una orden de detención, ya que me empujó fuera del avión sin zapatos y luego le dijo al piloto que abandonara la isla inmediatamente”. Así describió el empresario Alex Saab en entrevista con El Espectador, el momento de su captura, el pasado 12 de junio, en Cabo Verde (África), cuando fue aprehendido con fines de extradición a Estados Unidos. Se trata del dueño de los secretos de Nicolás Maduro, acusado de lavar millones de dólares al régimen venezolano. Pero cuando su avión paró en la nación africana proveniente de Irán, no había una circular roja de Interpol en su contra, sino que llegó al día siguiente, con Saab ya privado de la libertad.
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Por esta razón, el pasado 15 de marzo, el Tribunal de Justicia de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) declaró que la captura había sido ilegal y debía cesar el proceso de extradición. No obstante, esa misma semana, el Tribunal Supremo de Cabo Verde dio luz verde para que lo enviaran a Estados Unidos. Saab, colombiano de nacimiento, se convirtió en uno de los principales contratistas del chavismo en Venezuela y así hizo su fortuna, al punto que en el país del norte se le acusa de testaferro de Maduro. “El presidente Maduro no necesita testaferros, es una persona íntegra a la que sólo le interesa el bienestar del pueblo de Venezuela”, contestó Saab en entrevista a este diario.
Recluido desde el pasado 26 de enero en detención domiciliaria, Alex Saab contestó un cuestionario enviado por El Espectador en el que, por primera vez desde su captura, se refiere a todos los señalamientos en su contra, así como a las condiciones en las que está. Asegura haber sido torturado en Cabo Verde y dice que, de ser enviado a Estados Unidos, seguramente será torturado de nuevo. “Jamás proporcionaré voluntariamente información clasificada sobre el gobierno del presidente Maduro y las relaciones diplomáticas y comerciales de la República Bolivariana. Por lo tanto, tengo razón al temer por mi seguridad y cordura”, escribió Saab.
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Y agregó: “Desde el primer día de mi secuestro, me torturaron y me presionaron para que firmara declaraciones voluntarias de extradición y prestara falso testimonio contra mi gobierno. Después, Cabo Verde me torturó físicamente tres veces más en la cárcel, además de torturas psicológicas constantes. Pregunte a cualquiera de los otros prisioneros que estuvieron allí. Pueden confirmarlo”. Además, dijo temer por su integridad y la de su familia, que recientemente fue enviada a Rusia.
En los siete meses que duró en prisión en Cabo Verde, su defensa, encabezada por el exjuez español Baltasar Garzón, denunció varias veces las condiciones de su reclusión y cómo las mismas estaban afectando la salud de Alex Saab. “Soy un superviviente de cáncer en tratamiento y, a pesar de las numerosas peticiones para ser examinado por un oncólogo especializado (a mi cargo), nunca he recibido respuesta. En la cárcel me mantenían a oscuras durante 23 horas al día tumbado sobre el cemento. Perdí parte de la vista, por lo que ahora debo llevar gafas. Se me prohibió hablar o que alguien me hablara dentro de la prisión”, le dijo el propio Saab a El Espectador.
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Desde finales del año pasado, el abogado Garzón le había contado a este diario que su cliente perdió cerca de 26 kilos. Aunque ahora Saab está en prisión domiciliaria, mientras se resuelve su extradición en el tribunal constitucional de Cabo Verde, él denuncia que vive en una propiedad que debe pagar, que no le permiten reunirse con su defensa, y describe así la casa: “rodeada por 50 policías caboverdianos armados que me vigilan las 24 horas del día y los drones sobrevuelan si me aventuro a salir al jardín. La policía tiene llaves de la casa y entra a voluntad, por lo que no tengo privacidad. A mi familia no se le ha permitido visitarme a pesar de que el tribunal de Barlovento lo autorizó y sólo se me permitió hacer mi primera llamada telefónica a mi familia cinco meses después de mi secuestro”.
Desde el día siguiente a la captura, el canciller venezolano Jorge Arreaza dijo que se trataba de una detención ilegal, pues el colombiano era, en realidad, un funcionario diplomático de Venezuela. El Departamento de Estado de Estados Unidos ya dijo que no le reconoce a Alex Saab esa calidad, pero él mismo insistió en la entrevista con este diario en ese punto de su defensa: “Tan pronto como Venezuela invocó mi inmunidad en las primeras horas del 13 de junio de 2020, el primer ministro Ulisses Correia debería haber ordenado mi liberación, pero no lo hizo, lo que le convierte en cómplice de este secuestro y demuestra una total falta de respeto por la CEDEAO, y siglos de derecho internacional consuetudinario que respeta el movimiento de los diplomáticos”.