En la apertura de Expodefensa 2025, la empresa sueca Saab, fabricante de los aviones de combate Gripen, salió al paso de las versiones que sugieren posibles irregularidades en la adquisición de 17 aeronaves por parte del Estado colombiano por COP 16.5 billones. La compañía aseguró que ni la primera dama ni intermediarios externos hicieron parte de la negociación, un proceso que, según dijo, se desarrolló “de forma transparente y ética” durante los últimos tres gobiernos.
El anuncio se dio en un acto encabezado por el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, y Pierre Farkas, director ejecutivo de Saab Colombia. En su intervención, Sánchez recalcó que la compra representa la renovación más ambiciosa de la Fuerza Aeroespacial en décadas. “Lo que adquirimos corresponde a una capacidad completa, integral de superioridad aérea. No son solamente aeronaves: incluye armamento de última tecnología, sistemas logísticos, capacidades de guerra electrónica y entrenamiento para asegurar que esta capacidad funcione”, afirmó.
El ministro explicó que la selección de los Gripen respondió a criterios “ajustados a la realidad del país”, a los desafíos actuales en materia de defensa y a las posibilidades financieras del Estado. Añadió que se trató de un proceso de más de diez años. “Es una decisión que no tardó tres días ni media hora; tardó más de una década”, subrayó.
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Ante los cuestionamientos publicados en medios y redes sociales sobre el presunto involucramiento de figuras políticas o terceros en el contrato, Saab difundió un comunicado. En el, la compañía sostiene que el acuerdo incluye 15 aeronaves Gripen E (monoplaza) y 2 Gripen F (biplaza), además de sensores avanzados, radares de alta precisión, equipos de autoprotección, sistemas de simulación y armamento moderno. También contempla un soporte logístico integral, repuestos y un paquete de entrenamiento sofisticado.
Saab insistió en que el proceso cumplió con estrictas reglas internas y estándares internacionales de ética, en línea con las directrices de la OCDE. “Tenemos tolerancia cero a la corrupción”, aseguró la empresa, al enfatizar que cuenta con mecanismos de control y auditorías internas y externas para prevenir cualquier conducta indebida.
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Reiteró expresamente que “no hubo participación de personas externas o intermediarios. Toda la negociación y adquisición se llevó a cabo con representantes oficiales de la empresa y con la contraparte oficialmente designada por Colombia, con el acompañamiento del Gobierno de Suecia y sus estándares de transparencia”.
La compañía también aclaró que las ofertas presentadas a otros países no son comparables, porque cada una responde a necesidades operacionales distintas, con variaciones en armamento, simuladores, logística, garantías, repuestos y condiciones financieras. En el caso de Colombia, señaló Saab, se trata de la primera vez que el país adquiere una capacidad aérea integral de esta magnitud.
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Otro punto destacado por la empresa es el componente de cooperación industrial y transferencia tecnológica que acompaña la compra. Saab confirmó que como parte del acuerdo se desarrollará una planta de producción de paneles solares en la región Caribe, así como mejoras en el sector salud y la instalación de plantas de desalinización para suministrar agua potable en La Guajira. Además, Saab concluyó que “el paquete también incluye la transferencia de tecnología dentro de las capacidades aeronáuticas y de ciberseguridad para la Fuerza Aeroespacial Colombiana”.
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