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Los gatos son animales fascinantes que han cautivado a miles de personas en todo el mundo por su personalidad juguetona, curiosa e inteligente. Estas mascotas también suelen tener ciertos comportamientos que algunos califican como extraños, únicos y misteriosos. Uno de ellos es su manía por morder el cabello de sus cuidadoras. Aunque esta conducta no es propia de todos los individuos, sí existen muchos que lo realizan, pero, ¿por qué lo hacen?
Primero hay que recordar que los gatos son animales curiosos por naturaleza. Su curiosidad es una herramienta de supervivencia que les permite investigar, observar y aprender para estar atentos a su entorno. Por eso, cuando encuentran algo que les parece llamativo, se acercan para descubrirlo con más detalle. El cabello de la mayoría de mujeres, al ser largo y tener una textura suave, suele atraer a estos mininos. A veces, ese instinto fisgón, los lleva a olerlo y a morderlo.
Otro motivo que explica este comportamiento es el deseo por mostrar afecto. Según cuentan diferentes profesionales del comportamiento felino, algunos gatos muerden y comen el cabello de sus dueñas como una forma de demostrar su cariño y amor. Esto se debe a que estos animales suelen lamerse el pelo entre sí para fortalecer el vínculo entre ellos.
Aunque en ocasiones las personas suelen relacionar las mordeduras de felinos con signos de agresividad y violencia, en estos casos es todo lo contrario. Por ende, no es conveniente regañar a la mascota, pues lo más seguro es que solo quiera expresar su amor.
Finalmente, los gatos muerden el cabello de las mujeres porque lo ven como un perfecto instrumento de juego. Esto se debe a que suele ser largo, fibroso y ondulado, características que les llaman mucho la atención a la hora de jugar.
Aunque este comportamiento es inofensivo y no debería representar ningún problema el animal, sí es cierto que a veces puede ser molesto para sus cuidadoras. Por eso, para evitar que los gatos muerdan el pelo, algunos expertos aconsejan:
- Alejarlos con suavidad cuando empiecen a acercarse.
- Distraerlos con un juguete.
- Evitar movimientos bruscos que puedan asustarlos.
Si el comportamiento es demasiado repetitivo o molesto, es posible que el gato tenga ansiedad o esté estresado. En este caso, es recomendable consultar con un médico veterinario.
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