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Guyana, un pequeño país de América del Sur con las mayores reservas de crudo per cápita del mundo, busca mantener el equilibrio entre las amenazas de Venezuela, que reclama dos tercios de su territorio, y el respaldo de su nuevo aliado, Estados Unidos, cuya compañía ExxonMobil lidera el auge petrolero.
En la reciente campaña para las elecciones generales, cuyos resultados oficiales aún están pendientes, el petróleo y el Esequibo, una región rica en recursos minerales que Caracas reclama, fueron temas centrales.
Con respecto al respaldo estadounidense, cabe destacar que Guayana manifestó estar de acuerdo con el despliegue de barcos de Estados Unidos en el Caribe, una operación que, según la administración de Donald Trump, busca perseguir a organizaciones criminales designadas por Washington como “terroristas”. Entre ese grupo figura el Cartel de los Soles, el cual es liderado por Nicolás Maduro, según los estadounidenses, aunque hay informes que contradicen esa postura.
La situación ocurre en medio de una coyuntura marcada por un “ataque letal” realizado el martes por Estados Unidos contra una embarcación procedente de Venezuela que transportaba cargamentos de drogas, de acuerdo con la poca información dada por Trump y sus funcionarios. Según fuentes oficiales estadounidenses, la operación dejó 11 muertos.
La disputa territorial que enfrenta a Guyana con Venezuela
La frase “El Esequibo pertenece a Guyana” se muestra en varios lugares del país, a través de carteles, desde hace más de un año. Casi todos los candidatos presidenciales abordaron el tema, incluido el actual presidente, Irfaan Ali, que adoptó como eje central de su campaña su postura firme frente a Caracas.
El Gobierno venezolano reactivó sus reclamos sobre el territorio desde 2019. Hace dos años hizo un referendo para buscar apoyo popular para su cruzada y en 2025 eligió un supuesto gobernador, además de diputados, para esta región de 159.500 kilómetros cuadrados sobre la cual Caracas no ejerce ningún poder.
Guyana sostiene que el trazado de su frontera, que data de la época colonial inglesa, fue ratificado en 1899 en el Laudo Arbitral de París, y solicita a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que lo ratifique. Venezuela, que no reconoce la competencia de dicho tribunal internacional, asegura que el río Esequibo debe ser la frontera natural, como en 1777, cuando era una colonia española.
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Guyana apuesta por Estados Unidos ante las amenazas de Venezuela
El domingo, Guyana declaró haber sido atacada con “disparos provenientes de la orilla venezolana” del fronterizo río Cuyuní. Eso fue una noticia falsa, según Caracas.
Este tipo de denuncias son recurrentes, pero avivan la tensión permanente entre ambos países, que prometieron no recurrir a la fuerza durante un encuentro excepcional entre Ali y Maduro en diciembre de 2023, en San Vicente y las Granadinas.
Si bien Ali aseguró el lunes que las fuerzas guyanesas estaban “en alerta y listas”, Guyana tiene poco peso frente a su gigantesco vecino de 30 millones de habitantes y un ejército de mayor tamaño.
El dicho “los enemigos de mis enemigos son mis amigos” aplica perfectamente para este caso, pues Guyana se ha acercado a Estados Unidos, a pesar de un pasado orientado a la izquierda. Además, dicho país, que lleva años intentando desalojar a Maduro del poder, ha reafirmado repetidamente su apoyo a Guyana.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, afirmó en marzo en Georgetown: “Si ellos [los venezolanos] atacaran a Guyana, o atacaran a la petrolera estadounidense ExxonMobil [...], terminaría mal para ellos”.
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El petróleo, la carta estratégica en medio del conflicto
El Esequibo “siempre ha sido parte de Guyana. Venezuela lo reclama por el petróleo”, afirmó en Georgetown Ocendy Knights, de 33 años, convencida de que Caracas ha reactivado sus pretensiones tras el descubrimiento de petróleo en alta mar, frente a las costas del territorio en disputa.
El crudo está en el núcleo del problema. No solo pesa mucho en las relaciones de Estados Unidos con Venezuela (Washington aplicó a Maduro un embargo petrolero con licencias de explotación para Chevron), sino que muchos estiman que el país norteamericano aprovecha el miedo de Guyana hacia Caracas para dictar sus condiciones.
Chris Ram, activista de la sociedad civil, opina que el Estado guyanés otorgó contratos petroleros demasiado favorables a ExxonMobil porque “hay cuestiones más amplias. El gobierno la trata con guantes de seda”. Además, subrayó que, “de alguna manera, Guyana es pragmática. No podemos igualar a Venezuela, a Maduro y a su ejército. Necesitamos a los estadounidenses”. El líder chavista, de hecho, acusa regularmente a Ali de ser un “títere” de la ExxonMobil.
Elías Ferrer, especialista en petróleo y fundador de Orinoco Research, también cree que Georgetown aceptó menores ingresos de la explotación pensando en una posible ayuda estadounidense. Al respecto, destacó que si bien “las reservas per cápita son las más grandes del mundo”, “siguen siendo” menores que “las de los grandes productores”. Con un estimado de más de 11.000 millones de barriles, el país “no pesa mucho” en el mercado, añadió.
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