
Unos pescadores llegaban a la playa al final del día en Santa Marta, Colombia.
Foto: Federico Ríos
Un día de mediados de septiembre, Alejandro Carranza, un pescador colombiano que, cuenta su familia, llevaba mucho tiempo recorriendo el Caribe en busca de marlin y atún, llamó a su hija adolescente. Le dijo que se iba a pescar y que volvería en unos días, contó ella.
Nunca volvió.
Al día siguiente de su partida, el 15 de septiembre, según afirman su familia, otros pescadores y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, Carranza fue asesinado en un ataque militar estadounidense contra su embarcación. La indignación por lo ocurrido ha desatado...
Por Simon Romero y Federico Ríos | The New York Times
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