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Juan Guaidó, la promesa de la oposición que nunca despegó

¿Qué le pasó a Juan Guaidó, quien iba a revivir a la oposición? Desde 2019 una serie de escándalos debilitaron su imagen. Ahora recibe el golpe más duro con la renuncia de Julio Borges, el comisionado de Relaciones Internacionales del gobierno interino de Venezuela.

07 de diciembre de 2021 - 02:00 a. m.
El gobierno interino, encabezado por el líder opositor Juan Guaidó, debe “desaparecer”, dijo Julio Borges tras su renuncia.
El gobierno interino, encabezado por el líder opositor Juan Guaidó, debe “desaparecer”, dijo Julio Borges tras su renuncia.
Foto: Agencia AFP

A las divisiones internas, los errores estratégicos y los escándalos de corrupción que involucran a la oposición venezolana no solo se sumó la derrota en las elecciones regionales del 21 de noviembre.

Ahora la renuncia de Julio Borges, comisionado de Relaciones Internacionales del gobierno interino de Venezuela, desmoronó aún más la alianza, que desde hace cerca de dos décadas lucha contra el chavismo y que intentó revivir luego de una fiera persecución de Nicolás Maduro contra Juan Guaidó, una figura que prometía fortalecer la organización, pero cuyo liderazgo nunca se consolidó. ¿Qué sigue para esta joven figura, cuyo efímero éxito hoy es cosa del pasado?

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El gobierno interino, encabezado desde enero de 2019 por el líder opositor Juan Guaidó, debe “desaparecer” porque “se ha deformado”, dijo Borges. “La noción del gobierno interino tiene que desaparecer, no podemos seguir con una nómina, con una burocracia que el año pasado llegó a casi 1.600 personas, pedimos eliminar eso por completo, hay que rearmar el rompecabezas”, agregó en una videoconferencia el domingo.

La coalición opositora, Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que fue la opción más votada en las elecciones parlamentarias de 2015, “hoy es apenas una sombra de lo que fue debido a las profundas y públicas divisiones de su dirigencia y militancia”, se lee en un análisis del politólogo Xavier Rodríguez Franco. ¿El resultado del 21N? La mayoría de gobernaciones, en manos del oficialismo, mientras que la oposición se quedó con unas pocas (tres, hasta ahora).

“La falta de coordinación electoral, la desorganización y la indisciplina en el manejo interno de sus diferencias erosionó la credibilidad de muchas de sus candidaturas”, sostuvo Franco. Sin mencionar que el papel de Guaidó también aportó al desaliento electoral.

“En estos meses de campaña Guaidó desapareció. El día de las elecciones no publicó ni un solo tuit y en la campaña no acompañó a los candidatos de la MUD. Nadie sabe si realmente estaba por la participación o por la abstención”, dice un informe de Manuel Sutherland, economista y director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO). “Además, pasó a la historia como el único ‘presidente’ que no va a votar y se oculta en la jornada en que se dirimen elecciones de alcance nacional”, agregó el experto.

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Una posición similar a la de Vladimir Villegas, periodista y político venezolano: “Su postura ambigua frente a las elecciones regionales también lo debilitó; en algún momento Guaidó llamó a los venezolanos a no salir a las urnas. Sin embargo, su partido tuvo un candidato en Barinas que ganó en las regionales”, sostuvo el analista.

Entonces, cabría preguntarse, según lo plantea Sutherland: “¿Para qué le sirve Guaidó a la oposición?, ¿qué función tiene?, ¿qué hace con los millones de dólares que se asignan a Venezuela para la ‘lucha democrática’ y para la ‘ayuda humanitaria’?”.

La caída de Guaidó se puede ver claramente en cifras: en 2019, el líder opositor tenía una popularidad del 77 %, según la encuestadora y firma de análisis venezolana Datanálisis. De ese apoyo, apenas le queda el 11,4 %, según datos más recientes. “El liderazgo de Guaidó está tan mal como el del mismo Maduro, solo que Maduro tiene el poder. Ambos tienen cifras parecidas: no cuentan con el respaldo de cerca del 80 % de la población”, comentó Villegas.

La legitimidad del opositor también fue debate entre la comunidad internacional. Mientras más de 60 países, entre ellos Colombia y Estados Unidos, lo reconocieron como presidente interino del país, buena parte del mundo no lo hizo. De hecho, este año en el seno de la Unión Europea seguía el debate sobre si él era el presidente legítimo, muchos gobiernos europeos nunca lo reconocieron. Frente a eso, Leopoldo López, su principal apoyo, dijo entonces en una entrevista a Deutsche Welle que “tendrá que seguir siendo Guaidó mientras su mandato no sea sustituido por un proceso legítimo, así lo prevén las leyes venezolanas”. El apoyo ya se hacía trizas.

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En entrevista con este diario, Luis Vicente León, director de Datanálisis, explicaba cómo varios países como Colombia apoyaron una presidencia interina de Guaidó basados en un mal cálculo. “Cuántos kilómetros de frontera, cuántos colombianos en Venezuela y venezolanos en Colombia sin consulados para resolver un problema real; el gobierno interino no era válido porque no resolvía esos asuntos ni ningún otro problema. No es que no fuera un actor fundamental válido y que lo ayudaras para provocar un cambio, pero Guaidó nunca ha sido un presidente porque no controlaba nada, no tenía poder... Eso se sostiene unos meses, ¿pero tres años?”.

Algo parecido dijo Ángel Álvarez, politólogo y profesor en la Universidad de Otawa a El País de España: “(El gobierno interino) nunca tuvo una fortaleza considerable, salvo el reconocimiento de algunos países como una entidad simbólica, con poca capacidad de decidir e incidir en nada y acceso a unos recursos importantes de Venezuela, pero también limitados”.

El asunto para Guaidó comenzó a enredarse casi en el mismo momento cuando su popularidad hacía ilusión. El 3 de septiembre de 2019, Diosdado Cabello reveló unas imágenes del joven opositor, supuestamente tomadas el 22 de febrero, día antes del fallido ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela por Cúcuta, con dos paramilitares colombianos de la banda los Rastrojos. Guaidó explicó que “no le pide antecedentes a nadie para una foto”, y el incidente pasó, aunque dejó daños.

Su liderazgo se complicó aún más con varios escándalos posteriores que socavaron su legitimidad y la de un sector de la oposición. Meses después, en 2019, Humberto Calderón Berti, quien fuera su representante en Colombia, afirmó que allegados al líder opositor manejaron fondos de procedencia y destino desconocido, y que personal de su “embajada” descubrió casos de “doble facturación”. Todo esto relacionado con el manejo de los dineros de la ayuda humanitaria hacia Venezuela. El escándalo apenas comenzaba.

“Hay que sumar las grietas en el propio G4, los cuatro principales partidos opositores. Son claras las divisiones entre Voluntad Popular y Primero Justicia por el caso Monómeros, por ejemplo, que involucra a Colombia y que tiene que ver con el mal manejo de los dineros públicos en esta empresa”, comentó Villegas. El control de Monómeros, filial de la estatal Petroquímica de Venezuela (Pequiven), es uno de los activos que se entregó a Juan Guaidó en 2019. Dos años después, las autoridades colombianas intervinieron la empresa ante dificultades de flujo de caja, abriendo dudas alrededor de su futuro.

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“Hay investigaciones de portales serios que señalan que había un proceso en el cual se quería urdir una especie de conspiración para que Monómeros se perdiera de las manos de los venezolanos”, comentó Borges en W Radio. Añadió que el asunto no se limita a Monómeros, sino a la falta de transparencia en otras empresas como Citgo. “La oposición venezolana no está para manejar empresas, estas hay que ponerlas en un fideicomiso y que se manejen de manera transparente con ayuda de organismos multilaterales”, sostuvo.

A la lista hay que agregar la Operación Gedeón, un confuso episodio que pretendía el desembarco en Venezuela de un grupo de asalto para retener al presidente Nicolás Maduro y precipitar una acción cívica-militar que desvertebrara su gobierno. “La operación fue un fracaso y los mercenarios contratados develaron los vínculos con J. J. Rendón y colateralmente con el gobierno de transición. No se tiene claridad sobre la participación o el nivel de conocimiento de Juan Guaidó sobre esa ‘chambonada’, pero por esos días aludió a que se explorarían todas las posibilidades”, comentó Ronal Rodríguez en un artículo publicado en este diario.

¿Qué sigue para la oposición venezolana? El caos reina y el futuro se anticipa más complejo que antes. “La oposición ha sido experta en socavar liderazgos. Algunas partes del G4, que se consideran dueñas de la oposición, no van a querer que Manuel Rosales, quien ganó la gobernación en el estado Zulia, sea candidato único opositor si hay elecciones en 2024. Así como no quisieron en el pasado que fuera Henri Falcón. Tiene que haber un proceso de mea culpa para poder avanzar”, concluyó Villegas.

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Harold(24275)07 de diciembre de 2021 - 07:16 p. m.
Hasta Colombia perdió plata ahí. Ese man nunca existió.
George(98053)07 de diciembre de 2021 - 02:44 p. m.
Duque y Guaido, van a terminar en el cesto de la basura de la historia, como "presidentes" mediocres e ineptos.
George(98053)07 de diciembre de 2021 - 02:19 p. m.
El que tenia los días contados no era Maduro sino Guaido. Duque le tendió a Guaido alfombra roja, le puso a disposición los aviones de la FAC y también a los Rastrojos como guardaespaldas.
Carlos(67677)07 de diciembre de 2021 - 11:13 a. m.
Que devuelva todo el dinero que le robó a Venezuela.
Antonio(45414)07 de diciembre de 2021 - 02:30 p. m.
Pobrecitos el innombrable y su títere. Últimamente nada les sale bien. Perdió la bestia zanahoria, va a caer Guaidó primero que Maduro, las FARC fueron sacadas de la lista de terroristas, la Cabal(lo) levanta la voz contra el patrón, la expedición de pasaportes que era lo único que funcionaba aceptablemente vuelta un ocho. Todo esto hace que el culibajito se torne más peligroso al ver que se hunde
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