¿Por qué las azafatas de Alitalia se están desnudando en las calles de Roma?

Tras 70 años de fundada, Alitalia apaga sus motores.

Foto: Agencia Bloomberg

Un grupo de por lo menos 50 auxiliares de vuelo fue captado quitándose la ropa en el Campidoglio, el centro del poder en Roma, para protestar por la pérdida de sus trabajos tras la venta de la aerolínea Alitalia, la cual cerró sus operaciones el pasado 14 de octubre.

“Estamos aquí para expresar todo nuestro dolor y también la solidaridad con todos nuestros compañeros que se vieron obligados a firmar un contrato humillante”, dijo Cristina Poggesi, una de las manifestantes, según reportó Euronews.

Al cierre de la mítica Alitalia, la cual fue un símbolo del milagro económico italiano tras la Segunda Guerra Mundial, le siguió el nacimiento de una nueva aerolínea: ITA Airways, la cual compró a Alitalia pero solo contrató a menos de 3.000 de los 10.000 empleados de la extinta aerolínea.

Según los sindicatos de empleados de Alitalia, aquellos que fueron empleados por ITA Airways para sus operaciones están siendo contratados con salarios significativamente más bajos que los que tenían en la antigua aerolínea.

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ITA Airways ha dicho que las negociaciones sobre los contratos recibieron el visto bueno del personal de la aerolínea y su presidente, Alfredo Altavilla, comparó las quejas con un “chofer que se lamenta al mirar por el espejo retrovisor”.

De pie en el Campidoglio, las azafatas se deshicieron de sus bolsos, chaquetas, faldas y tacones para gritar “¡Somos Alitalia!” al unisono, a la vez que le exigían al Gobierno mantener las prestaciones de desempleo hasta por cinco años para ayudar a los casi 7.000 empleados que perdieron su trabajo.

La historia de Alitalia está entrelazada con la del país. A lo largo de los años, el Estado italiano ha desembolsado más de 13.000 millones de euros (unos 15.000 millones de dólares) para intentar salvar a la empresa, entre recapitalizaciones y créditos puente. Pero la situación económica de esta era muy grave: pérdidas de 11.400 millones de euros (13.229 millones de dólares) entre 2000 y 2020.

“El gran error fue no invertir en el lucrativo mercado de larga distancia”, declaró Andrea Giuricin, economista especializado en transporte de la Universidad Bicocca de Milán.

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