El 11 de julio de 1995, en pleno conflicto de Bosnia y Herzegovina, el Ejército de los Serbios de Bosnia (VRS) invadió la ciudad de Srebrenica, que había sido declarada “zona segura” por las Naciones Unidas en medio del conflicto en Yugoslavia. Lo que ocurrió fue una masacre sistemática: más de 8.000 hombres y jóvenes musulmanes bosnios fueron asesinados, y más de 30.000 mujeres, niños y ancianos fueron expulsados de sus hogares. Muchos de los cuerpos fueron enterrados en fosas comunes, dificultando hasta hoy la plena identificación de las víctimas.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
La operación estuvo encabezada por el comandante Ratko Mladić, quien fue grabado por la televisión serbia garantizando seguridad a los refugiados. Poco después de que le hablara a las cámaras, 1.700 hombres fueron separados del grupo y ejecutados fuera del campamento de Potocari. Las fuerzas de paz de la ONU, particularmente el batallón holandés Dutchbat, quienes estaban para defender a las víctimas de la masacre, no impidieron la tragedia y fueron partícipes de la grabación y la mentira de Mladić.
El trasfondo de una limpieza étnica
La masacre de Srebrenica no fue un hecho aislado, sino parte de una campaña de limpieza étnica tras la disolución de Yugoslavia en 1991. ¿Por qué? En Bosnia, los líderes serbios y bosnios, entre ellos Radovan Karadžić y Slobodan Milosevic, impulsaron la creación de un Estado exclusivamente serbio. Esto derivó en la persecución sistemática de la población bosniaca musulmana, con prácticas como ejecuciones en masa, violaciones, campos de concentración, que duró más de mil días y dejó más de 12.000 muertos.
Testimonios de Srebrenica
Srebrenica, que representa la mayor tragedia humanitaria en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, fue uno de los principales focos de desplazamiento forzado y violencia. La comunidad internacional, a pesar de su presencia, no actuó con la contundencia necesaria para prevenir lo que luego sería reconocido como genocidio.
En un reportaje de la BBC, Mevludin Oric, uno de los pocos sobrevivientes de la masacre de Srebrenica, relató su experiencia en el mismo lugar donde fue llevado por las tropas serbias junto a otros hombres para ser ejecutado.
“Allí había una fosa común. Yo estaba aquí tumbado. Vi un prado cubierto de gente muerta. Me levanté”, recuerda hoy recorriendo las fosas. “Justo ahí había una fosa común. La rodeé y escapé”, dijo.
Oric logró sobrevivir haciéndose pasar por muerto entre los cadáveres y, aprovechando la oscuridad de la noche, escapó por las montañas hasta llegar a una zona controlada por el gobierno.
Las muertes de su padre, su hermano y varios primos aún lo atormentan, así como el doloroso hecho de cruzarse en las calles con serbios que participaron en las ejecuciones y que, hasta hoy, siguen en libertad.
Hasan Hasanovic, quien perdió a su hermano gemelo y a su padre en el genocidio, le contó a la DW que no le gusta la palabra “reconciliación”, pues indica que tuvieron un conflicto, y él no lo considera así.
“No tuvimos ninguna disputa con nadie, y la guerra que vivimos tampoco fue una guerra civil. Fue una guerra en la que fuimos expulsados y exterminados. Fue un genocidio”, señaló.
Luego de la masacre, estudió criminología y trabajó como traductor para el ejército estadounidense. Solo hasta 2003 pudo enterrar los restos mortales de su hermano en el memorial de Potocari y, dos años más tarde, los de su padre. Hoy asume la tarea de recordar a las víctimas y contar sus historias.
Justicia parcial y memorias inconclusas
En 2007, la Corte Internacional de Justicia calificó oficialmente la masacre de Srebrenica como genocidio. Hasta la fecha, se han exhumado e identificado más de 7.000 cuerpos, pero más de 1.000 personas siguen desaparecidas o sin identificar. Las familias continúan esperando respuestas, justicia y la posibilidad de enterrar dignamente a sus seres queridos.
El TPIY (Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia) logró varias condenas emblemáticas: Ratko Mladić fue sentenciado a cadena perpetua en 2017 por genocidio y crímenes contra la humanidad; Radovan Karadžić también fue procesado y condenado. Hasta 2019, 45 serbios habían recibido un total de 699 años de prisión por su participación en el genocidio. Slobodan Milosevic, acusado igualmente por estos hechos, falleció antes de que concluyera su juicio.
Sin embargo, aún hay muchos casos pendientes ante los tribunales de Bosnia y Herzegovina, lo que demuestra que la justicia ha avanzado, pero no ha cerrado el ciclo. En mayo de 2024, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó oficialmente el 11 de julio como el Día Internacional de Reflexión y Recordatorio del Genocidio de Srebrenica de 1995. Esta fecha busca mantener viva la memoria de las víctimas, impulsar la búsqueda de los desaparecidos y recordar la responsabilidad internacional ante atrocidades de tal magnitud.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Invitamos a verlas en El Espectador.
El Espectador, comprometido con ofrecer la mejor experiencia a sus lectores, ha forjado una alianza estratégica con The New York Times con el 30 % de descuento.
Este plan ofrece una experiencia informativa completa, combinando el mejor periodismo colombiano con la cobertura internacional de The New York Times. No pierda la oportunidad de acceder a todos estos beneficios y más. ¡Suscríbase aquí al plan superprémium de El Espectador hoy y viva el periodismo desde una perspectiva global!
📧 📬 🌍 Si le interesa recibir un resumen semanal de las noticias y análisis de la sección Internacional de El Espectador, puede ingresar a nuestro portafolio de newsletters, buscar “No es el fin del mundo” e inscribirse a nuestro boletín. Si desea contactar al equipo, puede hacerlo escribiendo a mmedina@elespectador.com