El socialista Salvador Illa fue elegido presidente de la región de Cataluña, en una votación en el Parlamento regional que se celebró pese al regreso a España del líder independentista Carles Puigdemont, tras siete años en el extranjero para evadir la justicia española, antes de volverse a esfumar, burlando el amplio dispositivo de seguridad desplegado para detenerlo.
El partido de Carles Puigdemont había solicitado el aplazamiento de esta sesión de investidura, sin éxito. Illa, cercano al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es el primer presidente regional desde 2010 que no proviene de filas nacionalistas o independentistas.
Fuera de España desde 2017, Puigdemont pudo evadir a la justicia tras la fallida secesión de Cataluña en octubre de ese año. Este jueves, dio un discurso de cinco minutos ante 3.500 simpatizantes que entre lágrimas lo aclamaban. Ante este fiasco, la policía catalana, los Mossos d’Esquadra, estableció puestos de control para evitar que Puigdemont salga de Barcelona o de la región de Cataluña.
Dos agentes de los Mossos fueron detenidos por presuntamente colaborar en la huida, uno de ellos por ser el dueño del vehículo en el que escapó Puigdemont tras dar su discurso en el escenario dispuesto cerca del Parlamento catalán.
El dispositivo “se había diseñado” para que “la detención se hiciera de forma proporcional y en el momento más oportuno para no generar desórdenes públicos”, alegaron los Mossos en un comunicado, donde dijeron que dos personas fueron detenidas por incidentes entre manifestantes y la policía.
“No sé cuánto tiempo va a pasar hasta que volvamos a vernos, amigos y amigas, pero pase lo que pase cuando nos volvamos a ver espero que podamos volver a gritar juntos bien fuerte (...) ¡Viva Cataluña libre!”, lanzó Puigdemont ante sus simpatizantes, quienes corearon “¡presidente, presidente!”.
Se pensaba que Puigdemont intentaría entrar al Parlamento catalán para participar como diputado en la sesión de investidura del nuevo presidente de la región. Pero no ingresó al lugar, en el que al final de la tarde se votó a favor de investir como nuevo presidente de Cataluña al socialista Salvador Illa.
Cuando nombraron a Puigdemont durante la votación, sus compañeros del partido Juntos por Cataluña (JxCAT) aplaudieron.
Su nueva fuga añade un elemento de tensión e incertidumbre a la política española y crea una situación insólita que empaña la imagen de la policía catalana (los Mossos d’Esquadra), divide al independentismo y profundiza la confrontación entre la derecha y el Gobierno de coalición que preside el socialista Pedro Sánchez.
Contaminación política
La escapada de Puigdemont ha aumentado el tono de la confrontación política nacional, con duros ataques de la oposición al Gobierno del socialista Pedro Sánchez, a quien consideran responsable de la huida.
El presidente del conservador Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha acusado a Sánchez de someter a España a una “humillación insoportable” y varios líderes populares urgen la dimisión del jefe del Ejecutivo, mientras el ultraderechista Vox denunciará a quienes hayan ayudado a “encubrir” la huida.
Las críticas por el “performance” del expresidente catalán han llegado también desde Sumar (izquierda), socio del Gobierno de Sánchez, que ha lamentado el “teatro” y el “truco de magia” de Puigdemont.
La escapada alimenta la incertidumbre en la política nacional, ya que sus siete diputados en el Parlamento español son claves para la estabilidad del Gobierno.
Abre, además, un nuevo capítulo en Cataluña, porque profundiza en la división interna en Junts y la confrontación con los republicanos de ERC, sus antiguos socios que ahora apoyan la investidura de Illa, el primer presidente socialista tras casi 15 años de gobiernos nacionalistas en la región.
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