Trump, desatado, llena de amenazas al mundo

El presidente estadounidense, Donald Trump, ha impuesto una agenda cargada de sanciones contra los gobiernos con los que no simpatiza. ¿Cuáles son las consecuencias de sus políticas?

- Redacción Internacional
08 de mayo de 2019 - 02:00 a. m.
El presidente estadounidense Donald Trump no ha conseguido mayores logros a nivel internacional. Su política, aunque ha sentado a los grandes líderes en la mesa de negociación, no ha producido resultados concretos. / AFP
El presidente estadounidense Donald Trump no ha conseguido mayores logros a nivel internacional. Su política, aunque ha sentado a los grandes líderes en la mesa de negociación, no ha producido resultados concretos. / AFP

Tras poco más de dos años al frente de Estados Unidos, el presidente Donald Trump tiene pocos logros en el ámbito internacional sobre los cuales presumir. El mandatario les ha dado la espalda a tratados a diestra y siniestra. Abandonó el Acuerdo de París, el Acuerdo Nuclear con Irán, y la Asociación Transpacífica, entre otros pactos, para demostrar que él era quien ponía las condiciones sobre la mesa. Pero más que una exposición de poder, las acciones del republicano demuestran que es un novato en la diplomacia, el mecanismo que conduce a beneficios duraderos, aunque a largo plazo. Le recomendamos: La desesperación de los diplomáticos en la era Trump 

A pesar de las polémicas decisiones de Trump frente a sus adversarios políticos y a sus detractores, las condiciones geopolíticas siguen siendo las mismas y en algunos casos han sido desfavorables para Estados Unidos. Su estrategia de amenazar primero para luego sentarse a dialogar se queda corta en el camino a concretar resultados. Sí, se reunió con el líder norcoreano Kim Jong-un, pero Corea del Norte aun no tiene que despojarse de sus armas nucleares. No ha logrado un acuerdo comercial con China, ni avances frente a Irán o su más reciente fijación: la Venezuela de Nicolás Maduro. Tampoco ha exhibido fortaleza frente a altercados internacionales como el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, en el cual presuntamente participó el gobierno de Arabia Saudita, ni en las crisis de Medio Oriente, Siria o Yemen.

Trump ha mostrado despreciar la opinión de sus aliados a tal punto de confrontarse con algunos de ellos. Algunos, como el presidente francés Emmanuel Macron, han logrado eludir las arrebatadas decisiones del republicano ofreciéndole, en vano, un fortalecimiento de su amistad. Pero el mandatario no logra reconocer sus errores. Sus propios funcionarios son incapaces de guiarlo por el camino de la diplomacia, y los que logran manifestarle sus inconformismos son despedidos de la administración. Los que quedan a su lado fueron reducidos a simples megáfonos de las afirmaciones del presidente. Vea también: La rebelión diplomática contra Trump

La agenda de Trump a nivel internacional se ha focalizado en las últimas semanas en galopar tres batallas: Irán, Cuba y Venezuela. Sin olvidar que China y el resto de Centroamérica continúan siendo de gran importancia para la administración. Pero ¿Cuáles pueden ser las consecuencias para el mundo de la furia de Trump contra sus “enemigos”?

El juego de Trump con Irán

Desde que rompió el Acuerdo Nuclear con Irán, Trump se ha encargado de ejercer presión sobre ese país para que accedan a un acuerdo que se ajuste a sus exigencias. Con los recursos de sus aliados en Medio Oriente, el mandatario arremetió de nuevo contra el gobierno iraní con nuevas sanciones que pueden terminar por desestabilizar la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y con el despliegue de varios bombarderos B-52 en la región del Golfo Pérsico. El nuevo “ajuste de tuercas” a Irán mediante la cancelación de exenciones que permitían a ciertos países seguir comprando el crudo iraní podría elevar las tensiones de la OPEP, que se reunirá a finales de junio en Viena.

"¿Esto marcará el fin de la OPEP tal como la hemos conocido, ¿quién sabe?", se pregunta Shieldrop, subrayando "el cambio dramático" que representa el aumento de la producción de petróleo en Estados Unidos, que hizo al país "independiente de las importaciones de crudo". "Esto implica que Estados Unidos puede hacer más o menos lo que quiere en Oriente Medio", según este analista.

Le recomendamos: La opción militar que causa división en la Casa Blanca

Solo Arabia Saudita lograría mantener la unidad de la OPEP y al mismo tiempo ejercer presión sobre Irán.  "Idealmente, a Arabia Saudita le gustaría ver a Rusia, la OPEP y sus socios hacer un frente común, pues esto da la impresión de que el grupo es más fuerte", inclusive si solamente un puñado de países hacen realmente un esfuerzo para limitar su producción, añadió Shieldrop. "Una de las soluciones posibles sería que los sauditas dejen de reducir su producción incluso más allá de lo que habían prometido en la OPEP", comentó Fabiani.

Irán ha respondido la amenaza con el anuncio de la reducción a sus compromisos bajo el acuerdo internacional sobre su programa nuclear, firmado en 2015, un año después de la decisión unilateral de Estados Unidos de salir del mismo, según la agencia oficial de prensa Irna.

"En respuesta a la retirada unilateral de Estados Unidos (...) la República islámica de Irán anunciará el miércoles su decisión de reducir sus compromisos respecto a este acuerdo", señaló este martes de noche la agencia iraní. Lo que muestra que más que sentar a Irán en la mesa del diálogo, Trump podría estar generando una desestabilización más grande que la que recibió.

Desde que rompió el Acuerdo Nuclear con Irán, Trump se ha encargado de ejercer presión sobre ese país para que accedan a un acuerdo que se ajuste a sus exigencias. Con los recursos de sus aliados en Medio Oriente, el mandatario arremetió de nuevo contra el gobierno iraní con nuevas sanciones que pueden terminar por desestabilizar la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y con el despliegue de varios bombarderos B-52 en la región del Golfo Pérsico. El nuevo “ajuste de tuercas” a Irán mediante la cancelación de exenciones que permitían a ciertos países seguir comprando el crudo iraní podría elevar las tensiones de la OPEP, que se reunirá a finales de junio en Viena.

"¿Esto marcará el fin de la OPEP tal como la hemos conocido, ¿quién sabe?", se pregunta Shieldrop, subrayando "el cambio dramático" que representa el aumento de la producción de petróleo en Estados Unidos, que hizo al país "independiente de las importaciones de crudo". "Esto implica que Estados Unidos puede hacer más o menos lo que quiere en Oriente Medio", según este analista.

Solo Arabia Saudita lograría mantener la unidad de la OPEP y al mismo tiempo ejercer presión sobre Irán.  "Idealmente, a Arabia Saudita le gustaría ver a Rusia, la OPEP y sus socios hacer un frente común, pues esto da la impresión de que el grupo es más fuerte", inclusive si solamente un puñado de países hacen realmente un esfuerzo para limitar su producción, añadió Shieldrop. "Una de las soluciones posibles sería que los sauditas dejen de reducir su producción incluso más allá de lo que habían prometido en la OPEP", comentó Fabiani.

Irán ha respondido la amenaza con el anuncio de la reducción a sus compromisos bajo el acuerdo internacional sobre su programa nuclear, firmado en 2015, un año después de la decisión unilateral de Estados Unidos de salir del mismo, según la agencia oficial de prensa Irna.

"En respuesta a la retirada unilateral de Estados Unidos (...) la República islámica de Irán anunciará el miércoles su decisión de reducir sus compromisos respecto a este acuerdo", señaló este martes de noche la agencia iraní. Lo que muestra que más que sentar a Irán en la mesa del diálogo, Trump podría estar generando una desestabilización más grande que la que recibió.

Por - Redacción Internacional

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