
Una mujer camina frente a un mosaico con los rostros del fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez y el actual líder del régimen chavista, Nicolás Maduro.
Foto: EFE - MIGUEL GUTIERREZ
El vicepresidente Richard Nixon temió por su vida. Una turba, indignada porque Estados Unidos había concedido asilo a un brutal dictador venezolano recién depuesto, había emboscado a su comitiva en la capital, Caracas, al grito de “¡Muerte a Nixon!”.
La gente atacó los vehículos atrapados en el tráfico con puños, piedras, tuberías y tantos escupitajos que el conductor de Nixon encendió los limpiaparabrisas. “Por un instante, me di cuenta de que nos podían matar”, escribió Nixon más tarde.
Tras varios minutos aterradores, los coches consiguieron...
Por Michael Crowley
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