“Hablamientos y pensadurías”

Ese libro de Eduardo Caballero Calderón, como afirmó Benjamín Villegas en una ocasión, “la confesión íntima de un escritor y el mejor de todos sus libros”, vuelve a mí de pronto a raíz de la muerte de Antonio. Como escribí en mi columna de la semana pasada, fue mi biblia durante muchos años. Lo llevaba en la cartera y me sentaba de pronto en alguna cafetería a hojearlo y dejar que esas pensadurías entraran en mí. Estas son algunas:

“La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba. La solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”.

“Un hombre debe tener siempre el nivel de dignidad por encima del nivel del miedo”.

“La democracia es una gigantesca farsa electoral de la cual todos somos testigos”.

“El sistema democrático de gobierno se basa en la importancia numérica de los menos cultos y los menos aptos”.

“Ni quienes compran votos dejarán de comprarlos ni quienes venden el suyo dejarán de venderlo”.

Cuántos años han pasado y todo sigue igual o peor. Somos ciudadanos incrustados en una roca inamovible. No avanzamos, si acaso retrocedemos. Parecemos momificados en el tiempo. ¡Aquí no pasa na’! Atrapados sin salida, damos vueltas en la misma noria, enlodándola cada vez más. Colombia la habitamos zombis de alma enyesada. Ante los demás países debemos ser como un fenómeno que supera cualquier ficción. En fin.

Por eso mismo me han llegado como una corriente de aire fresco, o agua de vertiente cristalina, estos pensamientos de Alejandro Gaviria que limpian un poco el aire enrarecido de esta precampaña electoral regada de insultos, calumnias, mentiras, la más sucia desde que me conozco. Cito algunos, simplemente para reafirmarme a mí misma que hasta en la más oscura noche del averno puede brillar una luz.

“La violencia es inaceptable como instrumento de cambio social”.

“Me inquieta que alguien se sirva de la religión para odiar. Creo en la espiritualidad”.

“La estigmatización y la xenofobia no tienen cabida en una sociedad decente”.

“Los valores religiosos son respetables, pero no deben ser impuestos a quienes no los comparten”.

“La seguridad ciudadana es uno de los mayores retos de los próximos años, pero ni el encarcelamiento masivo ni el aumento de penas ayudarán a afrontar ese reto”.

“Colombia tiene una responsabilidad global que consiste en parar la deforestación y proteger la biodiversidad”.

“Debemos incorporar el conocimiento de las comunidades indígenas, su concepción del mundo, su énfasis en la sacralidad de las conexiones con la naturaleza. Chiribiquete es un símbolo de nuestra fuerza, de la fuerza de nuestras historias, nuestra cultura, nuestro compromiso con el medioambiente”.

“Mantenerse leal a uno mismo, no renunciar a los principios por conveniencia o ambición, es uno de los desafíos mayores de la política”.

“Gobernar es educar. Colombia tiene futuro. Tiene que tener futuro”.

Ahí les dejo estos “hablamientos y pensadurías” de dos seres humanos distantes en el tiempo pero cercanos de corazón.

Posdata. Este martes de luna llena le mando un beso a Antonio. Sus convicciones serán ejemplo de muchas generaciones por venir.