La última semana en el Centro Democrático ha sido crucial en la definición de su estrategia para enfrentar las elecciones del 2026. En medio de tensiones internas tanto en el escenario presidencial como legislativo, la figura del expresidente Álvaro Uribe Vélez ha vuelto a relucir al tomar con mucha más fuerza las riendas de su bancada para organizar los procesos con los que buscan volver al poder. Pero aún falta por afinar los detalles finales.
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Por lo menos cuatro reuniones entre las más importantes figuras del uribismo se sostuvieron en estos días. La última se desarrolló el pasado jueves, en la que participaron los precandidatos presidenciales María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín y Miguel Uribe Londoño: ahí se notificó cuál será el mecanismo para depurar el ramillete de aspirantes.
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En efecto, se mantiene la postura de acudir a una encuesta hecha por una firma internacional. La elegida ahora es CADEM, de Chile, que entregará los resultados a mediados de diciembre, pues el objetivo es que el 15 de ese mes haya una o dos fichas presidenciables. En sus más recientes sondeos alrededor de la primera vuelta presidencial de su país origen, arrojó a José Antonio Kast y Jeannette Jara como las figuras que pasarían a segunda vuelta; esto confirmó en urnas.
La elección de la firma se produjo luego de que existieran reparos con forma en que el partido llegó a la brasileña AtlasIntel, que terminó declinando la petición del Centro Democrático de hacer su sondeo argumentando un posible daño reputacional. Esa encuestadora se eligió a mediados de este año tras un encuentro en Llanogrande (Antioquia), antes de la muerte de Miguel Uribe Turbay, en el que participaron Uribe, Cabal, Holguín, Valencia y Andrés Guerra, quien para ese momento aún era precandidato.
Pero así como ahora expresó inquietudes sobre cómo se llegó a la firma chilena, Miguel Uribe Londoño –quien heredó las banderas del asesinado Uribe Turbay (su hijo)–también cuestionó en ese momento el proceso con Atlas.
Sin embargo, CADEM no será la única para aplicar este mecanismo. El propio partido señaló que una segunda firma realizará un estudio cuantitativo, algo que –según supo El Espectador– hace parte de una serie de peticiones de Uribe Londoño para blindar el proceso presidencial. Sin embargo, las muestras se redujeron, pues inicialmente se planteaban hasta 4.000 encuestados, pero ahora serán 2.100 los militantes que participen en estos sondeos.
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Esta definición también contó con la participación del expresidente Uribe, que, tras las disputas internas, decidió sentar voz de autoridad. El retiro de Guerra alteró el proceso presidencial y provocó que María Fernanda Cabal, según dijo el partido, solicitara un aplazamiento de la escogencia del candidato. Y si bien se aceptó la solicitud, abandonando la fecha del 28 de noviembre, Uribe fue enfático en que la carta presidencial debía quedar lista antes de finalizar este año.
“Nosotros tenemos que hacer las coaliciones, pero todo lleva su tiempo. Primero candidato o candidatos del partido, después la coalición. Pero la coalición no puede ser apresurada ni restringida”, dijo Uribe en un evento en Córdoba el pasado 23 de noviembre.
Es más, aunque sus citas y conversaciones con líderes de la centroderecha se habían intensificado para la convocatoria de esa “gran coalición por Colombia”, quedando en evidencia en ese diálogo que sostuvo el 31 de octubre con el expresidente César Gaviria, de forma presencial, y que contó con la participación del exvicepresidente Germán Vargas Lleras vía telefónica, las reuniones se han suspendido. Todo para poner orden en su casa.
Y eso no es solo en el apartado presidencial. En lo que compete al Congreso, el expresidente ha jugado un rol clave junto con Vallejo. Aunque existe un comité de selección que ha analizado los más de 100 nombres que declararon su intención de representar a este partido en el Capitolio, Uribe, que tomará el renglón 25 en la lista al Senado de su partido, ha movido uno a uno los nombres con los que el Centro Democrático busca volver a las mayorías.
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Tal es el punto de implicación en este proceso que el exmandatario, de forma personal, extendió invitaciones a figuras como el exgobernador del Meta Juan Guillermo Zuluaga, el exministro de Defensa Diego Molano e incluso ha pedido a sus precandidatos que también inscriban sus nombres para conformar la bancada del 2026. Sin embargo, la duda prevalece en un puesto: la cabeza de lista.
Las senadoras Cabal y Valencia han sido enfáticas en que no volverán al Congreso. Sin embargo, el presidente ha interpelado para convencer a una de las dos congresistas de liderar la bancada. Holguín, por su parte, no ha rechazado volver al legislativo, aunque ha contemplado buscar un nuevo aire en el escenario regional. En simultáneo, nombres como el del exministro del Interior Rafael Nieto Loaiza, el propio Zuluaga o la representante Marelen Castillo (tiene actualmente curul por el estatuto de oposición) han sido contemplados para llevarse el número uno de la lista.
De ellos, los dos primeros fueron descartados. Castillo, por su parte, se ha acercado en sus posturas legislativas al uribismo y al no tener partido, pues una decisión de administrativa la desligó del partido Liga de Gobernantes, será un nombre fijo en esa lista al Senado. Ahora también es considerada para llevarse el primer renglón de la Cámara Alta en el Centro Democrático.
Ese listado que está próximo a presentar el uribismo –con límite hasta el próximo 8 de diciembre– contará con “ascensos” importantes. Los representantes Andrés Forero y Hernán Cadavid pasarán de la Cámara al Senado tras un periodo en el legislativo. Uribe ha valorado sus labores como líderes de la oposición en esa corporación. Otro nombre considerado es el actual vocero de los representantes del partido, Christian Garcés, quien depende de algunos movimientos de su partido en el Valle.
Los congresistas José Jaime Uscátegui (Bogotá), Óscar Villamizar (Santander) y Eduard Triana también han declarado su intención de llegar al Senado, aunque también están abiertos a repetir un periodo más en la Cámara. De ellos, voces cercanas al expresidente Uribe han asegurado a este diario que son mejor considerados para tomar las riendas en la Cámara, pues allí la apuesta también es grande para volver a ocupar más de 30 escaños como lo lograron en el 2018 (en 2022 se quedaron con 16).
La estrategia en esta corporación también ha contado con la participación del expresidente. Por ejemplo, Uribe dio luz verde para conformar una serie de coaliciones en Risaralda, Cundinamarca, Huila, Atlántico y Bolívar con el partido Mira. En este último ya fue presentada la lista que buscará una curul y que contó, precisamente para su anuncio, con una visita de Uribe a su capital, Cartagena el pasado 21 de noviembre.
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Bogotá, en cambio, tendrá al concejal Daniel Briceño como cabeza de lista, a quien Uribe le reconoció su labor de oposición. En Antioquia el nombre está en análisis, le pidió al senador Andrés Guerra que tome ese primer renglón. Su respuesta aún no ha llegado, por lo que también se ha considerado al representante Juan Espinal
Otras regiones del país siguen en estudio. Es más, la reciente gira del exmandatario a departamentos como Boyacá, Córdoba, Sucre y como no, su natal Antioquia, ha permitido evaluar los nombres para su apuesta legislativa del 2026.
Ahora bien, los dos procesos, además de las divisiones internas, también están permeados por su juicio por manipulación de testigos y fraude procesal que se fue casación ante la Corte Suprema de Justicia tras la absolución del Tribunal Superior de Bogotá el pasado 21 de octubre. Es más, esa decisión le ha permitido intensificar la campaña, pues previamente la jueza 44 penal de Bogotá, Sandra Heredia, le condenó a 12 años de prisión domiciliaria.
Asimismo, la reciente condena en segunda instancia de su hermano Santiago –que también irá a casación ante la Corte Suprema- por el caso de los 12 apóstoles, se ha convertido en un móvil del oficialismo con el que buscan frenar sus intenciones de posicionar a una figura que pueda hacer frente a Iván Cepeda, uno de sus principales contradictores y la ficha del Pacto Histórico para extender el proyecto de la izquierda en la Casa de Nariño.
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