Sin reforma tributaria radicada, las fuerzas políticas dentro del Congreso ya se están moviendo alrededor de esta, unos congresistas piden desde ya a sus partidos rechazarla. A esto se le suma, lo que, para muchos, se trata de una desautorización del líder del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, a cada una de las propuestas del Gobierno.
Es decir, a cada propuesta expuesta por el Ejecutivo, él ha dado una contrapropuesta que, a su juicio, es lo mejor para el país por la situación actual de la pandemia. Por ejemplo, ante la idea de que personas que ganen más de $2.5 millones paguen renta, Uribe dice que declaren, mas no paguen. Al igual que el rechazo a gravar productos de la canasta familiar como azúcar, café y sal, y proponen que sean “alimentos de lujo, como quesos madurados o salmón”.
Con esto, crecen las dudas si el presidente Iván Duque tendrá el apoyo de su partido, el primero que debería ser su escudero dentro del Legislativo. En ese ambiente de dudas, varios congresistas uribistas, han señalado la necesidad de la reforma, incluido el exsenador y expresidente. Por lo que, aún no se pueden descartar los 54 votos, entre Senado y Cámara, de la colectividad, pues lo más seguro es que en los debates en comisiones y plenarias tratarán de cambiar algunos puntos.
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Los otros que fueron noticia este jueves fueron el senador Temístocles Ortega y los representantes José Daniel López y Jaime Rodríguez, de Cambio Radical, por una carta que le escribieron a su bancada pidiéndoles a todos sus compañeros oponerse a la reforma, pues, según dijeron, acompañarla podría poner en riesgo la opción de poder del partido para 2022.
Esta solicitud viene de la mano de la pasada columna del líder natural de Cambio, Germán Vargas Lleras, quien llamó la reforma como un “despropósito nacional”. Aunque se sabe que dentro del partido hay una disputa entre el charismo y vargallerismo, el exvicepresidente aún tiene maniobrabilidad en parlamentarios de peso como Germán Varón Cotrino y Carlos Cuenca, por mencionar algunos.
En caso de que se decida, en definitiva, no acompañar al Gobierno, esto representaría la pérdida de 46 votos para la reforma del presidente Duque. El Partido Conservador, con 35 curules, se reúne este jueves a las 4:00 p.m. para hablar sobre el tema. Ha sido más bien poco lo que se ha manifestado desde la tolda azul, pues son más las dudas que las certezas con base en propuestas como la de gravar pensiones de más de $7 millones.
Congresistas del Partido Liberal, por su lado, han insistido la necesidad de no acompañar el proyecto, mientras que otros, un poco más pacientes, señalan que hay que esperar hasta conocer la totalidad y los detalles de la iniciativa.
Basándose en lo ocurrido en el pasado trámite de reforma tributaria, la posición de la bancada fue en negar el proyecto y hay muchos que estiman que eso pueda ocurrir de nuevo en este período legislativo. Así las cuentas, el Gobierno tendría que restar 49 votos del partido.
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Entre Cambio y liberales, hay 95 votos que son representativos. Por ello, las expectativas están puestas en la U, donde al interior hay un sector cercano al Gobierno. No obstante, su directora, Dilian Francisca Toro, también ha salido a criticar puntos de la reforma, como gravar las pensiones, ponerles IVA a productos de la canasta familiar y cargar con más impuestos a las personas naturales.
Hasta ahora, la bancada tampoco ha sentado una posición de forma general. Por eso, el partido podría ser el comodín del Gobierno para sacar adelante su proyecto, claro está, acogiendo algunos temas que le presente la colectividad como necesarios para que cuente con cada uno de los 39 votos, en Senado y Cámara.
Los cristianos apenas aportan 7 votos en las dos corporaciones y, aunque sus posiciones aportan en el debate y son declarados en coalición con el Gobierno, este cuenta con su apoyo para el trámite de la tributaria y, por tanto, podría concentrar sus esfuerzos en acercarse a otras bancadas como la U.
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Por último, está la oposición, que en reiteradas ocasiones y de manera conjunta, ha rechazado la reforma del Gobierno y, como en las veces pasadas, se espera que no cederán en su negativa de apoyar la reforma.
Bajo este panorama, el Gobierno no tiene un número de votos asegurados para el trámite y eso le implica, de antemano, sentarse a negociar bancada por bancada si su objetivo es sacar adelante este proyecto que pretende recaudar más de $26 billones.