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Con más del 42 % de los votos, Dilian Francisca Toro Torres se consagró, por segunda vez, como gobernadora del Valle. La “baronesa política”, como le llaman en la región desde hace dos décadas, arrasó en los 42 municipios del departamento. Su vida política ha sido cuestionada, sobre todo, porque en 2008 la Corte Suprema de Justicia le abrió una investigación preliminar por parapolítica y en 2010 fue vinculada, junto a su esposo, en un escándalo que involucraba a una empresa familiar que hizo negocios con un hombre que había sido condenado por lavado de activos y cuyos bienes habían sido ocupados.
Lo cierto es que, aunque es el segundo período de Toro como mandataria, pues su primer gobierno fue entre 2016 - 2019; en estos últimos cuatro años mantuvo casi intacto su poder regional. Su sucesora fue Clara Luz Roldán, la gobernadora saliente, que es además una de sus más íntimas amigas y su ahijada política. Roldán llegó a ese cargo impulsada por Dilian Francisca y, de hecho, en una entrevista realizada por El Espectador cuando se posesionó en 2020, reconoció que votaron por ella “porque confiaron en el excelente Gobierno que hizo Dilian”.
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Ninguna de las dos ha negado su cercanía con la otra, aunque sí rechazan que digan que Toro le hablaba al oído a su sucesora y que hasta gobernó en cuerpo ajeno. Lo cierto es que desde el jueves 26 de octubre, el Gobierno designó un gobernador ad hoc para reemplazar a Clara Luz Roldán en los últimos días de campaña electoral. Lo hicieron a petición de la misma gobernadora, quien se declaró impedida para ejercer como mandataria regional el día de las elecciones “por existir una amistad fraternal con la candidata Dilian Francisca Toro”.
El Espectador reveló que Dilian Francisca, durante su primer período como gobernadora, le entregó un contrato al zar del transporte, Ramiro Jurado Donneys, el gerente de la empresa de buses Coomoepal, a pesar de que él había sido uno de sus grandes financiadores en la campaña de 2015 y de que eso constituía una irregularidad electoral.
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Por eso, varios han señalado que Toro comenzará, prácticamente, su tercer período en la gobernación del Valle. Y, sin duda, uno de sus principales retos políticos será sacar adelante la construcción del puente de Juanchito, que lleva diez años en obra y en el que el departamento ha pagado $61.000 millones, pero que sigue a media máquina.
Ese será, sin duda, su más grande lunar en sus primeros meses de Gobierno; entre otras cosas, porque la gobernadora saliente, Clara Luz Roldán, prometió que entregarían la obra antes del 30 de noviembre. El puente de Juanchito estaba previsto para el 2018, ha tenido más de 10 prórrogas en los contratos, todos en la administración de las gobernadoras Toro y de Roldán y en dos momentos se han tenido que demoler las obras.
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Lo cierto es que Dilian Francisca no representa la renovación en política, de hecho, su eslogan de campaña era ‘experiencia y autoridad’. Ha estado en cargos de poder desde hace, por lo menos, 20 años. En 1995, cuando estalló el escándalo del proceso 8.000, el nombre de Dilian Francisca comenzó a cobrar protagonismo como una alternativa política a través del movimiento Nueva Generación. Dos años más tarde fue su primer intento por llegar a la gobernación del Valle, pero no lo logró.
Así que su camino político se abrió en 2002, cuando heredó la curul en el Senado que dejó su esposo Julio César Caicedo Zamorano y, desde entonces, adquirió protagonismo político. En 2006, por ejemplo, en las elecciones legislativas, obtuvo 98.000 votos y se posesionó como senadora y presidenta del Congreso.
Aunque Toro comenzó siendo cercana al Partido Liberal, salió cuestionada de ese movimiento por haber votado a favor de la reelección presidencial que, en ese momento, ganó Álvaro Uribe Vélez. Por eso, tuvo que buscar un espacio en el Partido de la U, desde donde ha permanecido en los últimos 16 años y del que incluso fue presidenta hasta julio de este año, cuando renunció para aspirar a la gobernación.
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A estas elecciones, Dilian Francisca llegó, prácticamente, sin contendor. Su máximo opositor durante toda la campaña fue el empresario Tulio Gómez, quien hasta el 27 de octubre intentó salvar su candidatura, que fue inhabilitada por el CNE por haber firmado un contrato, como máximo accionista del América de Cali con la Alcaldía, durante el año preelectoral.
El Espectador pudo confirmar que una de las personas que, indirectamente, demandó la candidatura de Gómez para que fuera inhabilitada fue la misma Dilian Francisca. En las urnas, quien ocupó el segundo lugar en el Valle fue Ferney Humberto Lozano, el candidato del Pacto Histórico; y en tercer lugar quedó Tulio Gómez, a pesar de que su candidatura fue inhabilitada.
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