Desde que se instaló en la Casa de Nariño, el presidente Gustavo Petro ha compartido en más de ocho ocasiones los resultados de las encuestas del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag). Las mediciones del centro de pensamiento, que refuerzan una narrativa en la que el primer mandatario mantiene altos niveles de apoyo popular, la oposición se percibe como debilitada y existen sectores que buscan desestabilizar al gobierno a través de un “golpe blando”, también han sido ampliamente difundidas por los miembros del gobierno y sus aliados en los últimos años.
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En octubre de 2024, las cifras del Celag indicaron que Petro tiene la imagen positiva de 42,1 %, la más alta entre los líderes políticos del país por los que preguntó el centro, que incluían a la vicepresidenta Francia Márquez y al expresidente Álvaro Uribe, pero aún más: mostraron que la población percibe el Congreso y no el Ejecutivo como el que obstaculiza la gestión del “gobierno del cambio”.
En paralelo, desde el ala ideológica que encarna Uribe se han forjado vínculos con líderes en temas de seguridad y en un intento por “frenar el avance de la izquierda en Hispanoamérica”. Congresistas de su partido, el Centro Democrático, como María Fernanda Cabal y Miguel Uribe -ambos precandidatos de la colectividad para las presidenciales de 2026- asistieron hace dos meses a la posesión de Donald Trump, quien asumió por segunda vez la presidencia de Estados Unidos. Allí, se fotografiaron con conocidos personajes de la derecha global como Santiago Abascal, presidente de Vox.
Las alianzas de las que se desprenden las narrativas ideológicas avanzan en simultáneo. Este fin de semana, los líderes del progresismo latinoamericano se dieron cita en Montevideo, Uruguay, para la posesión de Yamandú Orsi, quien recibió el apoyo de José “Pepe” Mujica durante su campaña. El sábado cenaron el nuevo mandatario uruguayo, el presidente Petro y sus homólogos de Chile, Gabriel Boric; y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Ahora, hace presencia en la posesión de Orsi, sobre quien ha aplaudido su llegada al poder y el retorno de la izquierda en el país.
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Esta misma semana, los cuatro dirigentes hablaron virtualmente con el presidente de España, Pedro Sánchez, para “avanzar en acciones conjuntas que refuercen la democracia y enfrenten desafíos como el extremismo y la desinformación”.
Mientras tanto, el Grupo Libertad y Democracia, integrado por jefes y exjefes de Estado iberoamericanos, condenó “la agresión de la dictadura de Nicolás Maduro contra la democracia de Guyana y la integridad de su territorio”, tras la denuncia del presidente guyanés, Irfaan Ali, sobre la incursión de un buque naval venezolano armado en una zona marítima en disputa.
Los centros progresistas buscan articularse con Latinoamérica
Aunque la fiabilidad y el sesgo de estudios como los del Celag son objeto de controversia debido a la afinidad ideológica que tiene el Celag con el progresismo latinoamericano, esos números fueron difundidos en redes sociales por congresistas del Pacto Histórico como María José Pizarro y David Racero y por personajes del gobierno como la canciller Laura Sarabia, quien en ese momento aún se desempeñaba como directora del Dapre. En un debate político cada vez más mediático, tanto la izquierda como la derecha han convertido a los think tanks (centros o tanques de pensamiento) afines en aliados estratégicos en la construcción de sus narrativas, de manera que las encuestas y estudios que producen se terminan convirtiendo en munición dentro de la batalla cultural.
Pero no es solo eso. Muchas de estas organizaciones, tanto nacionales como internacionales, también funcionan como semilleros de liderazgo político, sirviendo de cantera para la formación de nuevos cuadros y futuros dirigentes. En este sentido, El Espectador identificó que más de 30 viajes realizados por congresistas al exterior desde que asumieron sus curules en 2022 han sido financiados o promovidos por estos centros de pensamiento.
El Celag, que analiza fenómenos políticos latinoamericanos desde 2014, miraba con buenos ojos a Petro desde antes de que llegara a la Presidencia en 2022. En mayo de ese año, siete días antes de las elecciones, el centro lo daba como ganador con el 53,2% de la intención de voto contra un 22,7% del ahora alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez. Antes de eso, el primer mandatario había firmado pronunciamientos promovidos por el tanque sobre temas como las elecciones en Ecuador y la condonación de la deuda externa por la pandemia. Exjefes de Estado también han sido cercanos a la organización, como el expresidente colombiano Ernesto Samper y el ecuatoriano Rafael Correa, quienes han sido profesores invitados en el campus virtual.
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A Samper y a Correa los une también el Instituto para la Democracia Eloy Alfaro (IDEAL), al que está adscrito el primero y fundó el segundo, quien durante su gobierno abogó por la implementación del Socialismo del Siglo XXI. Con la organización también han sido colaboradoras las congresistas del Pacto Histórico María José Pizarro y María Fernanda Carrascal con asuntos como la creación de un diplomado de mujeres. El expresidente colombiano, quien ha sido un aliado de Petro durante su gobierno, además tiene su propio centro de pensamiento, la Corporación Escenarios (Corpoescenarios) que existe desde hace más de dos décadas buscando la integridad latinoamericana, y en el que hacen una cátedra con Leonel Fernández, expresidente progresista de República Dominicana.
Los lazos ideológicos con la actual administración también se hacen evidentes en el hecho de que en ese tanque de pensamiento también colaboraba el vicecanciller Mauricio Jaramillo Jassir. Hace un poco más de una semana, el ahora viceministro se reunió a almorzar con Samper y Camila Cuasialpud Trejo, directora ejecutiva de Corpoescenarios, con quienes también sostiene una amistad. Según le dijo Jaramillo a este diario, debido a sus nuevas tareas en el Ministerio de Exteriores, su rol hoy en día en el centro de pensamiento es informal y no mantiene un vínculo laboral.
Hace tres meses, el expresidente también estuvo en el lanzamiento de la Red de pensamiento por el cambio, que la componen el Centro de Pensamiento Vida y el Instituto de Pensamiento Progresista (IPP). El evento, que tuvo lugar en la Universidad Distrital, reunió a representantes de varios think tanks, incluyendo a Gabriela Montaño, subdirectora del Celag; Gabriela Rivadeneira, directora del Instituto Ideal; y Tomas Leighton, director de Rumbo Colectivo, un centro de pensamiento chileno que ha invitado a varios senadores colombianos como Inti Asprilla (Alianza Verde), Berenice Bedoya (ASI) y Pizarro (Pacto Histórico), a foros en ese país.
“Son esfuerzos de articulación que yo creo que son necesarios e importantes, y que si yo puedo contribuir de alguna manera, colaborar, siempre voy a estar allí para propiciar no solamente la acción política, sino la construcción de pensamiento y de formación política”, dijo Pizarro sobre su participación en los eventos de los grupos de pensamiento progresistas.
Cuando el presidente Gustavo Petro estaba en campaña, un grupo de economistas progresistas, que hacía parte de su equipo programático, se reunía a tomar cervezas o café y hablaban de una idea que tomaría forma más de dos años después: crear un centro de pensamiento sobre la economía popular que le hiciera frente a lo que llamaban el “consenso económico neoliberal”. Estaban liderados por César Giraldo, quien hace unos días fue nombrado miembro de la junta directiva del Banco de la República y también integra el Comité Autónomo de Regla Fiscal (Carf). En la Universidad Nacional, donde era profesor, formó un grupo de socioeconomía, y muchos de quienes luego harían parte del equipo de Petro fueron sus estudiantes, así como la génesis de lo que sería el Centro de Pensamiento Vida.
Actualmente, forman parte del comité asesor de ese tanque de pensamiento el ministro de Educación, Daniel Rojas; el ministro de Hacienda, Diego Guevara; Laura Moisá, también nueva integrante de la junta directiva del Banco de la República; Luis Fernando Medina, embajador de Colombia ante la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico); Darío Indalecio Restrepo, quien coordina el equipo de gobierno que avanza en la ley de competencias del Sistema General de Participaciones; así como Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
El Centro de Pensamiento Vida, dirigido por Simón Gómez Azza, y el Instituto de Pensamiento Progresista (IPP) funcionan, respectivamente, como el brazo político y económico de la red. Aunque en el primero participan varios de quienes estuvieron cerca de Petro durante la campaña de 2022 o incluso hacen parte del gabinete, y el IPP está dirigido por Óscar Londoño, quien integró la UTL de Pizarro, los voceros de ambos tanques aseguran que no están necesariamente alineados con las políticas del gobierno ni afiliados a un partido político específico.
“El instituto sí responde a la necesidad de tener un centro de pensamiento para incidir en la opinión pública desde el pensamiento izquierda y progresista, pero no es necesariamente un instituto partidista, no está afiliado a algún partido o líder político”, anotó Sebastián Londoño, uno de los miembros del IPP. Explicó que en el incipiente tanque también hay personas que han hecho parte de organizaciones globales o regionales como el Celag, con las cuales se está buscando generar diálogos y alianzas. También están en búsqueda de recursos a través de cooperación internacional como la Fundación Open Society o el Global Fund for a New Economy.
Y es que el progresismo a nivel internacional es impulsado no solo por centros de pensamiento como tales, sino de grupos de partidos, organizaciones o individuos que buscan abogar por los valores de la izquierda volcados en hacer alianzas, sobre todo en Latinoamérica. Ejemplo de ellos son la Internacional Progresista, el Grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo, a los que han estado conectados varios políticos colombianos, entre ellos, la senadora del Pacto Histórico Clara López.
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Hace cinco años, en medio del Covid-19, se lanzó la Internacional Progresista (IP), “con la misión de unir, organizar y movilizar a las fuerzas progresistas del mundo”. En ese entonces Petro alcanzó a escribir columnas de opinión sobre la pandemia y la crisis que esta desató en la región. Más recientemente, el partido de López, Todos Somos Colombia—que actualmente enfrenta un conflicto judicial tras la pérdida de su personería jurídica en abril del año pasado—se convirtió en miembro de la IP, al igual que la USO (Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo) que está afiliada a la CUT, y hace apenas unos meses, en septiembre de 2024, la legisladora del Pacto se volvió miembro de la junta directiva de la organización.
Desde mucho antes, López ya había llevado las banderas del progresismo a este tipo de escenarios internacionales. Cuando presidía el Polo Democrático Alternativo, el partido formaba parte del Foro de São Paulo, una plataforma que agrupa a movimientos de izquierda latinoamericanos. Este foro tuvo su auge hace un par de décadas, aunque en la actualidad su actividad se ha reducido principalmente a la emisión de pronunciamientos sobre temas clave y a una reunión anual. Además, la legisladora es integrante del Grupo de Puebla, un espacio creado en México en 2019 por 30 dirigentes del subcontinente, entre ellos Luis Inácio Lula da Silva, y, de nuevo, Ernesto Samper y Rafael Correa. Su propósito: seguir impulsando las ideas progresistas en la región.
Para Pizarro, quien se unió al Grupo de Puebla con el senador Iván Cepeda en 2020, hubo un momento de articulación muy importante con la primera ola progresista en el continente, pero con los cambios de gobierno y las nuevas corrientes políticas, muchas conexiones se fueron debilitando. “Reconstruir esos lazos también ha sido importante para poder producir conocimiento latinoamericano y acciones políticas. Así que yo veo con muy buenos ojos siempre que existe una intención de poder generar articulación”, dijo.
Sin embargo, estos tres grupos se han convertido en blanco de críticas por parte de sus homólogos de derecha, como el Foro de Madrid, que los acusa de intervenir en asuntos internos de Colombia. Desde la oposición, por ejemplo, se ha señalado al Grupo de Puebla de intentar deslegitimar el proceso judicial contra Nicolás Petro, hijo mayor del presidente, quien es investigado por presunto enriquecimiento ilícito y lavado de activos.
Washington y Madrid:
La derecha no se queda atrás. Dos días antes de que Donald Trump asumiera, por segunda vez, la Presidencia de Estados Unidos, un grupo selecto de figuras internacionales en temas de seguridad nacional se reunió en el University Club, en el corazón de Washington. Entre ellos, al menos dos colombianos: la senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal y Carlos Chacón, director del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga (ICP), un think tank fundado en 1987 que se declara defensor de la “democracia liberal y la libertad económica”.
Se trataba del Western Hemisphere Security Forum 2025, organizado por el Center for a Free Secure Society, un centro de pensamiento estadounidense bajo la dirección de Joseph Humire. Desde hace años, este centro ha seguido con lupa los movimientos políticos en Colombia y estuvo especialmente atento al estallido social de 2021. En la sala, junto a Cabal y Chacón, también estaban el presidente de Vox España, Santiago Abascal, y el mandatario de Paraguay, Santiago Peña. Javier Milei, presidente argentino, estaba en la lista de invitados, pero canceló a última hora por conflictos de agenda.
Este combo ideológico se encuentra con frecuencia en escenarios similares. En 2023, Humire recibió un reconocimiento de Jesús Alberto Ruiz, un coronel retirado y egresado del Centro de Estudios de Defensa Hemisférica William J. Perry. En aquel evento estuvieron también Cabal, Chacón y el exvicepresidente Francisco Santos. Además de coincidir en estos espacios, han llevado su afinidad ideológica a plataformas como pódcast, en los que son invitados mutuamente, y foros internacionales. Pero la conexión entre Humire y Chacón tiene raíces más profundas. Según el director del ICP, ambos compartieron mentor: Max Manwaring, un académico especializado en estrategia militar, guerras de cuarta generación y amenazas asimétricas.
Sin embargo, Chacón destacó, en diálogo con este diario, que el Center for a Free Secure Society no da plata. “Se trata básicamente de hacer acciones conjuntas de la experiencia de ellos y la experiencia nuestra”, señaló el director. “Antes de entrar al ICP yo ya hacía eventos con ellos. Hemos promovido papers, videos, entrevistas en el mismo tema de cómo enfrentar el crimen organizado transnacional, las amenazas asimétricas y la injerencia de regímenes autoritarios”, agregó.
Cabal, en tanto, tiene una relación bien establecida con Vox. El partido español creó la Fundación Disenso, su tanque de pensamiento que en 2020 lanzó el Foro Madrid, una plataforma internacional de derecha que busca frenar el avance de la izquierda en América Latina y Europa. La batalla es abierta. En sus propios documentos de fundación, el Foro Madrid declara que una parte de la región está “secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países”. Según ellos, estos gobiernos operan bajo el paraguas del régimen cubano y plataformas como el Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, con el objetivo de “infiltrar los centros de poder e imponer su agenda ideológica”.
En 2022, ad portas de las elecciones presidenciales que terminó ganando Petro, Vox organizó en Bogotá una edición del Foro Madrid. Asistieron expresidentes y políticos de derecha de Latinoamérica y España. Además, Desde la Fundación Disenso han pedido juicio político y destitución inmediata del jefe de Estado colombiano y han financiado viajes para varios congresistas del Centro Democrático, incluidos Cabal, la senadora Paola Holguín y el representante Hernán Cadavid. Estas invitaciones han incluido la misión internacional de observación electoral en las presidenciales de México y la cumbre regional en Perú.
Pero las conexiones van más allá. Disenso tiene un programa llamado Jóvenes Líderes de la Iberosfera, que en cada edición lleva a sus participantes a Estados Unidos, Italia, España, Hungría y Bélgica y les ofrece una serie de actividades para mejorar sus habilidades de liderazgo. En la última versión, en noviembre de 2024, participó Juan Alberto Oviedo, militante de las juventudes del Centro Democrático y parte del equipo de comunicación de Cabal. De hecho, también es colaborador de la Fundación Escuela Libertad, una organización vinculada a la senadora. La representante legal es su jefe de comunicaciones Luisa Fernanda Gómez, y su director es Juan José Lafaurie, hijo de Cabal y José Félix Lafaurie.
Desde el ICP el gobierno Petro también ha recibido fuertes críticas. Chacón ha participado activamente, en nombre del centro de pensamiento que dirige, en las audiencias públicas de las reformas del gobierno y ha insistido en que son problemáticas por diversas razones. “El ICP es independiente porque nosotros no estamos afiliados a nadie. No nos interesa hacer quedar bien o mal a ningún partido ni a ningún político. Además, nosotros tenemos por política no contratar con el Estado”, dijo el director, quien aseguró que desde el instituto también han sido críticos de los gobiernos más de derecha.
En diciembre de 2024, el vicepresidente de Programas del International Republican Institute (IRI), Scott Mastic, y el director para América Latina, Antonio Garrastazu (también experto del Wilson Center) visitaron Colombia y recibieron actualizaciones estratégicas del ICP y del centro de pensamiento Colombia Risk, así como del Centro Nacional de Consultoría (CNC). La visita de la delegación del think tank estadounidense duró una semana. Este instituto era uno de los cuatro beneficiarios de la National Endowment for Democracy (NED), una organización creada en los años ochenta, en plena Guerra Fría, con la misión de fortalecer la democracia en el mundo.
En el ecosistema de organizaciones que forma la NED también están el National Democratic Institute (NDI), el Solidarity Center y el Center for International Private Enterprise (CIPE). De hecho, con este último, algunos centros colombianos, como Colombia Risk, ha trabajado de cerca. Con su patrocinio, produjo el informe “Secuelas políticas y económicas de la venta de Monómeros”. Aunque en sus inicios el IRI y el National Democratic Institute (NDI) fueron vistos como las dos patas de un mismo esquema —una representando a los republicanos y la otra a los demócratas—, hoy insisten en que su enfoque es bipartidista.
Pero el IRI no llegó a febrero en su mejor momento. Tras el ascenso de Donald Trump en enero de 2025, hoy su página web está desactivada. Solo se lee un mensaje que dice: “debido a la congelación de los desembolsos de ayuda exterior por parte del Gobierno de Estados Unidos, el IRI ha desactivado temporalmente su sitio web para mitigar gastos”. De esta forma, las actividades que desarrollaban en más de cien países, incluido Colombia, se detuvieron en seco. Lo mismo sucedió con Usaid, un coletazo para otros centros de pensamiento colombianos como la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), que dirige León Valencia, y la Fundación Ideas para la Paz.
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Antes del congelamiento, el IRI organizó eventos internacionales a los que asistieron congresistas de diversos partidos, según documentos obtenidos por El Espectador a través de mecanismos legales. En octubre de 2022, la senadora del MIRA, Ana Paola Agudelo, viajó a Argentina para un “intercambio regional para parlamentarias” y, en agosto de 2023, estuvo en Chile en un evento sobre “el empoderamiento económico de las mujeres”. En junio de 2023, el IRI invitó a ocho congresistas a un encuentro en México sobre violencia de género.
Su agenda en Colombia también incluyó actividades estratégicas. En julio de 2024, ofrecieron un taller de digitalización para representantes de centros de pensamiento de partidos como la U, Cambio Radical y el Partido Conservador. En septiembre, visitaron San Andrés con la colectividad que lidera el exvicepresidente Germán Vargas Lleras para discutir temas afro, indígenas y raizales. Luego, con la que preside la senadora Nadia Blel, viajaron a San Basilio de Palenque y, meses después, evaluaron junto a la Comisión Afro la implementación del capítulo étnico del Acuerdo de Paz.
El IRI también tuvo su espacio con el Centro Democrático. A través de la senadora Paola Holguín, organizaron una reunión con algunos miembros del partido, como Paloma Valencia, Enrique Cabrales, Esteban Quintero y Juan Espinal. También se vieron con la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez, con quien ya había trabajado el think tank durante el gobierno de Iván Duque.
El de Duque, de hecho, es un nombre recurrente en estos círculos. Su presencia en el Wilson Center, un centro que se define como imparcial y especializado en asuntos globales, se ha consolidado con la creación del “Iván Duque Center for Prosperity and Freedom”, una entidad adscrita a esa organización.
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Pero el IRI no es un actor aislado en la región. Forma parte de la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA), una red de 29 colectividades de derecha latinoamericanas, en la que, por Colombia, participan el Centro Democrático y el Partido Conservador. En marzo de 2024, la UPLA otorgó un reconocimiento a Nubia Stella Martínez, exdirectora del partido fundado por Álvaro Uribe.
La UPLA también ha estrechado lazos con otras organizaciones colombianas, como la Fundación Revel y la Corporación Pensamiento Siglo XXI, dirigida por María Elisa Uribe Vegalara, exsecretaria general del Partido Conservador. La corporación gestiona Talante, un medio de comunicación digital que amplifica la narrativa de estos sectores. En 2022, cuando aún no presidía el Partido Conservador, Nadia Blel viajó a Chile para la celebración del 30 aniversario de la UPLA.
Las conexiones llegan hasta cerca de las canchas de fútbol. Hace un año, una fotografía capturó el encuentro entre el expresidente Álvaro Uribe y Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, en el estadio Santiago Bernabéu. No era una simple visita: se trataba de la renovación simbólica de un acuerdo entre la Fundación Revel y la Fundación Real Madrid, una relación que se remonta a los tiempos en que Uribe era el primer mandatario de los colombianos.
Revel, creada en 2006 por Carlos Salazar, cónsul de Colombia en Portugal durante el gobierno de Uribe, nació con el propósito de “fortalecer los lazos entre Colombia y Europa”. Sus principales proyectos incluyen simulaciones del Parlamento Europeo (Euromodelo) y la alianza con la Fundación Real Madrid, a través de la cual han enseñado fútbol y valores a 40.000 niños y niñas en el país.
La relación de Revel con la derecha también se ha hecho evidente en el ámbito institucional, colaborando con Andrés Julián Rendón, actual gobernador de Antioquia, cuando era alcalde de Rionegro y en Bucaramanga, durante la alcaldía de Rodolfo Hernández. A nivel personal, Salazar ha escrito columnas favorables a personajes como el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, como su artículo “Forjando un futuro de esperanza en Medellín y Colombia”, publicado en Estrella Digital en abril de 2024. Sin embargo, cuando el diario le preguntó al actual director de la fundación, Andrés de Wasseige, sobre la tendencia política de la fundación, este se limitó a decir: “Nosotros velamos por la tranquilidad de los niños y el sano aprovechamiento del tiempo libre”.
Más allá de esto, sobre los centros de conocimiento partidistas hay datos en otras latitudes. Por ejemplo, el think tank del partido Morena (México) ha formado cerca de 3 millones de líderes de liderazgos. De hecho, hace unos días la Fundación Liber Seregni, organización identificada con el partido de izquierda uruguayo Frente Amplio, invitó al expresidente Samper a un foro Montevideo. Allí se vio con la vicepresidenta española Yolanda Díaz, la presidenta del Frente Amplio de Chile, Constanza Martínez; el presidente del Frente Amplio de Uruguay, Fernando Pereira; y el senador argentino peronista kirchnerista Wado de Pedro. “Dialogaremos sobre la posibilidad de replicar el modelo Frente Amplio para Colombia”, dijo el exmandatario colombiano sobre el encuentro.
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En Colombia, según la Ley 1475 de 2011, el 15% de los recursos estatales que reciben los partidos deben destinarse a las actividades de sus centros de pensamiento, la realización de cursos de formación y capacitación política y electoral, y para la inclusión efectiva de jóvenes, mujeres y minorías étnicas en el proceso político. Sin embargo, muchos de estos centros siguen siendo incipientes. Cuando El Espectador buscó a las colectividades para ahondar en el trabajo de sus think tanks, no recibió respuesta de algunos de ellos. Entre las que sí lo hicieron, se constató que estos grupos suelen contar con alrededor de cinco integrantes y que su labor principal es asesorar a sus congresistas en el desarrollo de proyectos de ley.
A medida que se acercan las elecciones de 2026, los centros de pensamiento empiezan a multiplicarse y se consolidan como actores políticos en la sombra. Como se ha demostrado hace unos años, en cada contienda electoral emergen nuevas organizaciones de la sociedad civil que adoptan esta etiqueta para obtener recursos, aunque muchas de ellas se dedican más al activismo político en favor de un candidato que a la producción rigurosa de conocimiento.
En este panorama, la validez de los datos y análisis que producen sigue siendo objeto de disputa, pero estas organizaciones continuarán desempeñando un rol en la lucha por sostener narrativas en el debate público, sobre todo en un contexto en el que el presidente Petro sus últimas cartas para recuperar su gobernabilidad con la reconstrucción de su gabinete y los sectores de oposición tratan de aprovechar la coyuntura para avanzar en el tablero de la carrera por la Presidencia.
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