“Dejen en libertad a sus congresistas”: el llamado de David Racero a los partidos

Al Congreso solo le quedan cinco días hábiles de las sesiones ordinarias de esta legislatura, más una semana de extras, para avanzar en el trámite de las reformas del presidente Gustavo Petro y de otros proyectos clave, como la regulación del cannabis de uso adulto y la creación de la jurisdicción agraria.

A pesar de que el mandatario le pidió a los congresistas sacar adelante estas iniciativas, varios partidos mantienen sus reparos a la agenda y durante las últimas dos semanas han desarmado el quórum decisorio para los debates. En esta entrevista, el presidente de la Cámara se refiere a lo que su bancada llama el “plan tortuga” y asegura que las reformas se discutieron lo suficiente, por lo que ya es hora de votar.

Usted dijo esta semana que el trámite de las reformas se congelaba y a las pocas horas el presidente dio una orden contraria. ¿Cuál es el plan de la bancada para aprobar esos proyectos?

Las reformas tienen sus tiempos de discusión y votación y, en ese sentido, la Presidencia de la Cámara se reafirma en que el debate debe darse de la manera más tranquila y democrática posible, sin afanes. Congelar, el término que utilicé, fue especialmente para la reforma la salud. Estas dos semanas los congresistas no han querido discutir, no alcanzamos ni a votar los impedimentos; eso demuestra que hay discusiones dentro de los partidos y unos diálogos que tienen que fortalecerse para lograr el debate.

La reforma laboral se agendó dos o tres veces y tampoco hubo quórum y la reforma pensional, que está en Senado, no ha sido discutida. Debemos revisar la coalición y reforzar el proceso de diálogo para la concertación de las reformas. Estamos a menos de 15 días de terminar la legislatura de manera ordinaria y nos toca ir a extras.

Esta semana, precisamente, no lograron el quórum para los debates y algunos partidos pidieron retirar las iniciativas. Con ese panorama, ¿cree que el Gobierno logrará los votos que necesita?

Soy optimista con la reforma a la salud, creo que la podemos aprobar en la plenaria de la Cámara. Parto del hecho de que este Congreso realmente dimensiona la necesidad de sacar adelante estas reformas, con los cambios y ajustes necesarios. Sin embargo, veo muchas discusiones internas en los partidos, veo congresistas liberales, conservadores y de La U que quieren votar las reformas y que se hicieron elegir en nombre de los cambios. El llamado a los partidos es que dejen en libertad a sus congresistas, ellos tienen el derecho y deber constitucional de votar respondiendo a su electorado, que son los verdaderos jefes del Congreso.

¿Eso quiere decir que tendrán que dialogar con cada congresista, convencerlos uno a uno?

Varía dependiendo las discusiones, en comisiones y plenarias presentamos proposiciones de manera colectiva o individual, hay congresistas que han firmado las ponencias y otros que supeditan el apoyo a dos o tres artículos en particular. Debo decir, de manera categórica, que se debe respetar la autonomía del Congreso. A algunos congresistas les dicen que si votan es porque les dieron algo y si no votan es porque no les dieron nada.

Eso no es así, este Congreso ha tenido el criterio para archivar proyectos como el de la reforma política o para llevar la reforma tributaria de 40 a 22 billones de recaudo. También demostró su independencia en la aprobación de un Plan Nacional de Desarrollo que llegó con 200 artículos y salió con más de 370, eso es nutrir el debate de las reformas. Se acaba de aprobar el séptimo debate de la regulación del cannabis, y eso no significa que se les dio algo a los congresistas.

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Usted dice que se debe debatir tranquilamente, pero al tiempo la oposición señala que las mesas directivas se están dejando llevar por el afán, hablan de “pupitrazo” y de vicios de trámite...

Difiero completamente de esas voces. Tal vez estas son las reformas que más se han discutido en la historia del Congreso. La reforma a la salud se radicó en febrero, ya vamos para cinco meses de discusión, no solo en el Congreso, también en universidades, foros, audiencias públicas; se recorrieron 15 ciudades para hablar con la ciudadanía, las EPS y usuarios de la salud.

La votación no puede ser eterna, no crean que vamos a caer en el juego de algunos que utilizan la operación dilatar para llegar a un momento en el que no podamos votar o el proyecto se hunda por trámite. El partido o el congresista respectivo debe plantear una postura y explicarle al país por qué va a rechazar o apoyar las reformas, pero no es con dilaciones.

Volviendo al escándalo de estas semanas, ¿cómo cree que el tema de Laura Sarabia y Armando Benedetti afectó el trámite de las reformas en el Congreso?

Evidentemente, el Congreso es el espacio donde, además de los proyectos de ley, se discute lo que ocurre en la vida política nacional. Este es un Congreso que debe hacerle control político al Gobierno, pero las reformas sociales, que surgen como un anhelo del pueblo colombiano, merecen su lugar de discusión y votación. Aquí se les carga algunas cosas externas a las reformas y eso tendremos que evaluarlo. Una cosa es la discusión política, pero nosotros vamos a aprobar, por ejemplo, la reforma pensional, que no es algo de estos cuatro años, sino un proyecto con vocación de permanencia para las próximas tres décadas.

Usted dijo que el presidente no responde a chantajes y luego mencionó a Benedetti. ¿Cree que se trata de un intento de chantaje del exembajador?

No lo creo, lo dice él en los audios, cuando evidencia su enojo porque el presidente no le dio el lugar que él cree se merece por su participación en la campaña. El presidente Gustavo Petro no hipotecó el gobierno ante nadie, ni por la participación política, por el grado de compromiso, por temas financieros o amiguismo. El país entero vio de dónde surge el enojo del señor Armando Benedetti y nos preocupan sus declaraciones cuando dice que tomó decisiones gracias al trago.

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¿Y está de acuerdo con la salida de Laura Sarabia?

Es una decisión muy salomónica del presidente, con el talante que se le conoce. Las circunstancias obligan a separar de sus cargos a esos altos funcionarios, para que no haya la más mínima duda de que pueden utilizar su fuero para incidir en la investigación. También es el derecho que tiene Laura para defenderse adecuadamente. Creo que ella puede ser liberada de estar en el ojo de ese debate político, que a veces es muy ruin y bajo. Todo el mundo escuchó como Armando Benedetti no la bajaba de estúpida, la insultaba, le decía cosas por su estatura y un montón de groserías.

El Pacto Histórico acaba de denunciar al fiscal Barbosa, justo cuando el presidente mantiene choques constantes con él. ¿No cree que esas discusiones afectan el equilibrio de poderes y van contra lo que piden muchos ciudadanos, que las instituciones trabajen conjuntamente?

Es en función de ese clamor del país que adelantamos la denuncia contra el fiscal. El país está agotado de un fiscal politizado que hace anuncios delirantes contra el Gobierno. La denuncia que entablamos no nos la sacamos de la manga, citamos textualmente una declaración que Barbosa hizo en un medio nacional, diciéndoles explícitamente al director de la Policía, de la Dijín y la Sijín que no obedecieran las órdenes de su jefe, el presidente Gustavo Petro.

Es un exabrupto institucional y constitucional, él es el que está violentando la separación de poderes, generando inestabilidad política. Con esa declaración estaba incitando a la Policía a cometer delitos contemplados en el Código Penal Militar, como desobediencia, entre otros. El país debe tomar conciencia de lo leonino que está siendo el fiscal general.

Esa denuncia, al igual que los procesos contra el presidente, llegan a la Comisión de Acusaciones del Congreso, que tiene más de 1.600 investigaciones represadas. ¿Tienen futuro en esas condiciones?

Siempre, desde que tengo uso de razón, se ha planteado una reforma a la Comisión de Acusaciones y a diferentes procesos internos del Congreso, pero es muy difícil, el ambiente político para eso es complicado. Pedimos garantías para que los congresistas hagan el debido proceso, que las decisiones se basen en un material probatorio suficiente.

La otra pelea del Pacto Histórico es con la procuradora general, Margarita Cabello. ¿Por qué la acusan de persecución política?

Parece que la procuradora Cabello está siguiendo los pasos del procurador Alejandro Ordóñez. Nosotros, desde la izquierda democrática, ya hemos padecido eso, la Procuraduría nos ha vigilado como policía política. No nos lo inventamos, hay un precedente inconvencional, la malinterpretación de la Convención Interamericana, que dice que ningún ente administrativo puede suspender, negar o cercenar derechos políticos, pero aquí vemos lo contrario con la procuradora. No se trata solo del Pacto Histórico, puede pasar con cualquier congresista o funcionario elegido popularmente. Dice la Convención Interamericana, sin dar marco a la interpretación, que solo un juez penal tiene esa facultad.

No estamos pidiendo que no se nos investigue, pedimos que la procuradora, en el momento de proferir sentencias, no se extralimite en las sanciones que puede adelantar. Sea cual sea la sanción, no puede suspender los derechos políticos, porque no solamente atenta contra el congresista, sino contra sus electores.

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Hablemos de la elección del contralor. El Consejo de Estado ratificó que la mesa directiva del Congreso falló y que el proceso debe iniciar de cero. La pregunta que muchos se hacen es si la bancada de Gobierno volverá a respaldar a Carlos Hernán Rodríguez o tiene otro candidato.

No hemos tomado una decisión colectiva como bancada del Pacto Histórico, ese es un tema sobre el que Senado y Cámara debemos sentarnos a pensar. Por ahora, estamos concentrados en adelantar las reformas, en la defensa del Gobierno y en hacer pedagogía de los grandes cambios que plantea el presidente. En su momento nos pronunciaremos respecto al tema del contralor.

Finalmente, ¿cómo se sintió estos meses como presidente de la Cámara? ¿Cumplió sus metas? ¿Cree que le dio garantías a la oposición?

Para mí es un balance muy positivo. Por supuesto que quería ser el presidente que firmara las leyes de reformas sociales, de salud, pensional y laboral, pero participamos en el debate y avanzamos. Me siento satisfecho de ser el presidente que adelantó el debate y aprobación del Plan Nacional de Desarrollo, un plan que, una vez el Gobierno empiece a ejecutar cabalmente, la sociedad colombiana sentirá el beneficio de los cambios. Me siento afortunado por haber aprobado la reforma tributaria más progresiva, equitativa y justa de la historia. Me siento satisfecho porque vinimos a dar ejemplo y no vergüenza.

Asumí la presidencia con talante democrático, di garantías; se acabaron las jugaditas que antes hacían los presidentes, no engavetamos proyectos, no apagamos el micrófono, dimos plenas garantías y así lo reconoce la oposición. Para mí eso es más satisfactorio que las propias leyes, porque demostramos que se puede ser diferente, que venimos a servir y no a servirnos.

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