En menos de dos días, el expresidente Juan Manuel Santos le respondió la carta que Rodrigo Londoño, presidente del Partido Comunes, nacido en el marco del Acuerdo de Paz con la extinta guerrilla de las Farc, le escribió manifestando su preocupación por la seguridad de los excombatientes y pidiéndole que busque acercarse a Iván Duque.
Santos no negó de su parte procurar un encuentro con el presidente Duque, sin embargo, le manifestó a Londoño, recordado en la guerra como “Timochenko”, que lo veía difícil. “Sería lo ideal, pero no me hago ilusiones. Espero estar equivocado”, se lee en la misiva, a la vez que hace recapitulaciones de las veces en las que ha tratado de ofrecérsele al Gobierno, con miras en ayudar al país.
“En el empalme me puse a su disposición. Más tarde, ofrecí mi modesto concurso para enfrentar la catástrofe de la pandemia, hice ofertas concretas para ayudar a Providencia y por varias vías y en varios momentos propuse al presidente que uniera a los colombianos alrededor de la implementación de la paz, con lo que por demás está obligado legal y moralmente, y que yo sería el primero en poner mi granito de arena, si se quiere. Nunca hubo el más mínimo eco”, le narró a “Timo”.
En el contexto en el que se enmarca la solicitud del encuentro, el exmandatario también le manifiesta que no solo ha habido silencio a sus tentativas de contribuir, sino que el Gobierno actual ha insistido, dice, en mirar por el espejo retrovisor. “Un espejo de esos que distorsionan la imagen y ha optado, extrañamente, por no mencionar mi nombre (…) Para el presidente de la República este humilde servidor, simple y llanamente, no existe”.
Teniendo esto como base, el exmandatario reitera en que se encontraría con Iván Duque y para eso “basta una señal del Palacio de Nariño para proceder a solicitar formalmente la reunión por los conductos regulares”. Propone, a su vez y en caso de que se dé dicho ambiente de conversación, asistir al posible encuentro con el presidente acompañado de Humberto de la Calle, exjefe negociador, y Óscar Naranjo, exvicepresidente y líder en negociar lo relacionado a las garantías de seguridad que recoge el punto 3.4 de los textos.
Tampoco dejó de lado a Naciones Unidas y representantes de los países garantes en caso de que se dé la reunión, y, claro está, incluyendo a las personas que Duque considere. “Podríamos discutir la implementación de los acuerdos en general y el tema de la seguridad en particular”, resaltó.
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Además de la respuesta puntual al pedido de Londoño, Santos le expresó que su compromiso con la paz sigue vigente y que lo firmado para él con la guerrilla es sagrado.
Y aunque en otros apartes no fue directo, sí lanza ciertas pullas al Gobierno con relación al compromiso de la administración con la implementación del Acuerdo. “Entre las múltiples fallas, vacíos e incumplimientos en la implementación de los Acuerdos de Paz, lo más preocupante, sin duda, son los asesinatos de los exguerrilleros de las Farc y de los líderes sociales. Y no es culpa de los acuerdos, como algunos han querido insinuar, sino de su falta de implementación, que está a cargo del gobierno de turno”.
Y sobre la implementación recordó lo dicho por el secretario de Naciones Unidas, António Guterres, en el programa de “Acción y Prevención” de Duque. “Es muy diciente que le haya dicho directamente que ‘la implementación integral del Acuerdo de Paz es una herramienta clave para atender la emergencia del COVID-19’”.
Concluyó diciendo, además de lamentar la situación de inseguridad que viven los excombatientes y líderes y lideresas sociales, que las vueltas de la vida son inesperadas: “Después de intentar matarnos durante tanto tiempo, ahora estamos juntos luchando por la paz. Así como los combatí sin tregua ni cuartel, ahora defenderá sus vidas y los acuerdos a capa y espada”.