Ancízar Casanova es un estratega bogotano de marketing político, dueño de la agencia Lapistudio. Sus principales clientes son políticos que se lanzan a gobernaciones o alcaldías, a quienes asesora mediante el diseño de campañas o estrategias que les ayuden a ganar. En esta entrevista analiza la campaña presidencial que se avecina, con base en los resultados de la última encuesta de Invamer.
Rodolfo Hernández apareció sorpresivamente de tercero en intención de voto en la encuesta de Invamer. ¿A qué cree que obedece esto?
Obedece a que hoy el hombre que más votos tiene en Colombia se llama Gustavo Petro y el segundo con más votos se llama Rodolfo Hernández.
¿En qué se basa para decir eso, si Fajardo está de segundo y a Rodolfo apenas lo conoce el país?
La suya es una apreciación equivocada. A Rodolfo lo vienen conociendo desde su ejercicio en la alcaldía de Bucaramanga. Hay un video que le dio la vuelta al país, un regaño de él a los guardas de tránsito; luego el video cuando golpea al concejal, mas todo el trabajo posterior de posicionamiento de marca, entrevistas en medios, con Jaime Bayly, The Juanpis Live Show, etc. O sea, esto no es un trabajo fortuito: él lo viene trabajando en forma metódica y con mucha antelación.
¿Cuando usted habla de marca, quiere decir que él se vende como un producto?
Así es, hay una campaña de posicionamiento de marca. Solo googléelo y se da cuenta. Le ha funcionado muy bien, sumado a golpes de opinión que lo conectan con las audiencias. Hernández tiene un estilo muy particular, se quiere algo chabacano, pero tiene claro el mensaje que la gente quiere escuchar.
¿Anticorrupción?
Antipolitiquería y anticorrupción.
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Pero él carga con su rabo de paja: la Fiscalía lo llamó a indagatoria precisamente por temas de corrupción mientras fue alcalde.
Eso parece, que él movió a su hijo y a su esposa para ganarse una comisión en Vitalogic. Pero eso no ha hecho tanto eco como su trabajo metódico en las redes sociales. Hubo una investigación de Noticias Caracol TV en horario triple A, sobre Vitalogic y la compra por parte de su señora de unos dólares en el mercado negro de Cúcuta. Eso puede afectarlo, en los linderos de Bucaramanga y su área metropolitana, pero en el resto del país está muy bien rankeado.
¿No le parece que en Colombia la gente prefiere a políticos con perfil autoritario y gritón? Un Álvaro Uribe, una Claudia López, un Rodolfo Hernández...
Sí, pero Rodolfo tiene algo que no tienen Claudia ni Uribe: una carga de irreverencia o de chabacanería, que lo conecta con lo popular y lo ha sabido manejar muy bien. Por eso, creo que podría ser el próximo presidente de Colombia.
¿Por ser tan ordinario, por decir que para gobernar “solo se necesitan huevas”?
Una persona puede gobernar a una multitud sedienta si les hace creer que en su mano tiene el último vaso de agua del desierto. Hoy el país está sediento de esa lucha contra la clase política tradicional, la fatiga es muy grande. Y él ha tratado de sintonizarse con esa rabia, con ese sentimiento generalizado de impotencia.
Pero, ¿qué tiene para mostrar él como gobernante? ¿Usted cree que fue buen alcalde?
No, no creo que haya hecho una buena alcaldía. Pero una cosa no tiene que ver con la otra. Si la gente votara por un buen ejecutor, Germán Vargas Lleras hoy sería presidente. A Rodolfo el cargo le sirvió para lograr posicionamiento nacional. Y si en la estrategia no se equivoca, podría conquistar la presidencia.
Convénzame de que usted no le está haciendo ojitos a Rodolfo para que lo tenga en cuenta como cliente en su estrategia de campaña…
No, para nada. Esto mismo lo dije el año pasado en entrevista con El Espectador. Tan solo estoy convencido de que tiene una oportunidad enorme, por la fatiga ciudadana, por su estilo “ordinario” que lo conecta con lo popular. Además, creo que él tiene un equipo capaz y bien organizado.
Yo veo a Rodolfo haciéndose bombo como candidato a la presidencia, para aspirar, ya fortalecido, a la gobernación de Santander. Ahí no tendría pierde.
Podría ser el premio seco de la lotería. Pero si se convence de que puede ser presidente, lo puede lograr. Lo digo como estratega, repito, no estoy pensando con el deseo.
Una cosa es tener opinión, otra es tener dinero, la tercera es maquinaria. Las dos primeras las tiene, la tercera no.
Una campaña política se construye sobre seis puntos fundamentales: el candidato, el mensaje, la estructura, los rivales, los recursos vitales y la difusión. Rodolfo es muy fuerte en cinco de seis, y su debilidad ya la debe tener identificada: la estructura. Eso que usted llama maquinaria.
Circula un audio donde afirma que es admirador del filósofo alemán Adolfo Hitler, y otro donde dice que él tiene un inmenso sentimiento de gratitud con Uribe.
Sí, pero él ha sabido sortear eso. En lo de Hitler respondió que se equivocó, que hablaba de Albert Einstein. Ahí uno podría cuestionar su capacidad mental cuando confunde a Einstein con Hitler. Yo creo que esa clase de lapsus todos los hemos tenido, sin importar la edad.
¿Cómo ve usted a Claudia López?
En un país tan polarizado, la veo naufragando en un mar de incertidumbre. Después de año y medio en el cargo, por fin entendió que debe ser alcaldesa, no candidata presidencial.
¿Y le ve alguna posibilidad de ser presidente?
Sí, porque ha demostrado ser capaz. Por algo ocupa la segunda silla de Colombia.
La encuesta de Invamer muestra por igual a Petro y Fajardo con un bajonazo en sus niveles de aceptación.
Los dos son hombres valiosos y creo que fueron buenos mandatarios. El modelo de basuras de Petro en Bogotá era excelente, pero lograron atomizarlo para impedir el desarrollo de una alternativa que sacaba a los anteriores dueños de ese negocio. Además disminuyó la inseguridad en Bogotá, y en eso tuvo que ver la apertura de expendios controlados de droga. Fue como cuando Mockus planteó la catedra para que los jóvenes aprendieran a tomar y fue piedra de escándalo.
¿Y Sergio Fajardo?
Él hizo una excelente gobernación, es un hombre de instituciones. Yo lo visité para conocer cómo funcionaba la gobernación de Antioquia y me pareció extraordinario el modelo de trazabilidad de recursos y de esfuerzos. Él procuró que cada secretaría no fuera una isla independiente, aplicó tecnología, invirtió en ciencia y en temas de humanismo. Sin embargo, hoy Petro y Fajardo son marcas desgastadas. Esto le abre un chance a personas como Rodolfo Hernández o Alejandro Gaviria, porque son marcas nuevas. Siempre, siempre, lo nuevo impera.
Alejandro Gaviria al parecer tiene acogida entre jóvenes. ¿Usted cómo lo ve?
Él debe tomar la decisión de con quién está y trabajar en el posicionamiento de su marca. Hablando de la maquinaria que no tiene Rodolfo, a Alejandro le quedaría más fácil acuñarse en una estructura, mientras manda un mensaje renovador. Ahí podría lograr una ventaja importante, aunque debe decidirse; todavía no ha dicho que sí va. Sin embargo, aparece en las encuestas. Si atiende los cantos de sirena del Partido Liberal sería un error, pero le convendría irse con el Nuevo Liberalismo. Podría incluso lograr que la Coalición de la Esperanza lo acompañe, o al menos un segmento importante. Así, sus posibilidades serían mayores.
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¿Cómo ve a la derecha en lo electoral? Si no es Óscar Iván Zuluaga, cualquier otro candidato sería un hazmerreir…
Es muy importante diferenciar derecha y Centro Democrático. Lo primero es una ideología política, lo segundo es el partido de Álvaro Uribe. Si sale una propuesta de la derecha alternativa y no de los hígados del Centro Democrático, podrían entrar en la pelea. Le hablo por ejemplo de un Federico Gutiérrez. Por su frescura, por su manera de gobernar, es un hombre serio, no se va entre las ramas.
¿Le ve más posibilidades a ‘Fico’ Gutiérrez que a Zuluaga?
Óscar Iván es un hombre sensato y aterrizado, serio, muy puntual. Pero está marcado con el herraje del Centro Democrático y el país no le daría su respaldo a esa vertiente.