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La multinacional japonesa Brother, reconocida históricamente por sus máquinas de coser e impresoras, atraviesa una transformación profunda en su posicionamiento global. En entrevista con El Espectador, Carlos Andrés Velázquez, gerente senior de ventas para Latinoamérica y el Caribe, reveló los avances de la compañía en la región, su enfoque tecnológico y el compromiso ambiental que orienta sus operaciones.
Durante el último año, Brother ha registrado un crecimiento considerable en Latinoamérica, con aumentos que oscilan entre el 50% y el 100% en transacciones, dependiendo del país. Colombia se destaca como uno de los cinco mercados más importantes de la región, no solo por volumen de ventas, sino por su capacidad de adoptar nuevas tecnologías.
“Lo que se implementa en Colombia suele replicarse en otros países del Caribe y Centroamérica, lo que convierte al país en un referente regional. Para dimensionar este logro, en el primer trimestre vendimos lo que antes nos tomaba un año entero en el negocio comercial”, explicó Velázquez.
Con base en este desempeño, Brother busca ganar terreno frente a sus competidores tradicionales en el segmento de impresión. Uno de los principales desafíos ha sido transformar la percepción de la marca. Muchos aún la asocian con productos tradicionales como máquinas de escribir portátiles y la Sho-San-Shiki (1928), la primera máquina de coser doméstica.
Sin embargo, la compañía ha evolucionado hacia soluciones tecnológicas para oficinas modernas. En Estados Unidos, Brother lidera el segmento de impresoras y multifuncionales de menos de 500 dólares. En Europa, ha alcanzado el primer lugar en impresión láser durante varios trimestres consecutivos.
Impresión, historia palpable del mundo
La historia de las impresoras acompaña la evolución de la informática moderna. Desde los primeros intentos mecánicos inspirados en la imprenta de tipos móviles de Gutenberg, pasando por las máquinas de escribir y las impresoras matriciales de los años 70, hasta los sistemas digitales actuales, este dispositivo ha sido clave en la transformación de oficinas, escuelas y hogares.
Brother ingresó al mercado de impresión en 1971, luego de consolidarse como fabricante de máquinas de coser. En 1987 lanzó su primera impresora láser, marcando el inicio de su expansión global en soluciones de oficina.
Otras marcas también han dejado huella. HP revolucionó el sector con sus impresoras LaserJet en los años 80; Epson introdujo la tecnología de inyección de tinta Micro Piezo en 1993 y más tarde desarrolló PrecisionCore, que elevó la calidad de impresión a niveles industriales. Y Canon, pionera en impresión a color desde los años 70, ha sido reconocida por sus equipos multifuncionales con escaneo, copiado y conectividad avanzada.
Estas compañías han competido y colaborado en la evolución del mercado, adaptándose a las demandas de digitalización, sostenibilidad y automatización. Hoy, las impresoras no solo reproducen documentos: se integran a la nube, predicen fallos, optimizan recursos y permiten la gestión documental inteligente.
Brother desarrolló un software basado en la nube que permite a sus canales ofrecer servicios administrados de impresión. Este sistema monitorea en tiempo real el estado de los equipos, anticipa fallos y optimiza el uso de recursos. “Antes, una impresora dañada era el caos en una oficina. Hoy, con algoritmos predictivos, podemos actuar antes de que ocurra el problema”, afirmó Velázquez.
Este software de monitoreo, ofrecido sin costo adicional a los canales de la red BAPP (Brother Authorized Partner Program), refuerza la propuesta de la marca. En el ámbito de la digitalización documental, Velázquez subraya que digitalizar no es simplemente subir una imagen: “Si no hay un orden metodológico para la búsqueda, si no se crea un enlace, solo se ha subido una imagen digital. Ofrecemos herramientas que permiten organizar y acceder a la información de forma eficiente”.
Impresión y medio ambiente ¿Van de la mano?
Consultado sobre la responsabilidad ambiental en un mundo que aún depende del papel, Velázquez reconoce que, aunque la digitalización avanza, la hoja impresa sigue siendo esencial en muchos procesos empresariales.
“En países como Japón, donde Brother tiene sus raíces, la impresión sigue siendo parte de la cultura laboral. Mucha información aún se maneja en papel porque no todos los procesos están automatizados”, aseguró.
En línea con su visión de sostenibilidad a largo plazo, Brother ha definido una nueva hoja de ruta ambiental que establece los lineamientos globales del grupo hasta 2030 y 2050. Esta estrategia se basa en tres aspectos: la reducción del impacto sobre el ecosistema, la maximización de la circulación de los recursos y la generación de un efecto positivo neto sobre la biodiversidad.
La iniciativa busca no solo mitigar los efectos ambientales de sus procesos, sino también generar valor ecológico en cada etapa de su cadena productiva. “Nos tomamos muy en serio el impacto ambiental. Queremos que todo lo que causamos sea compensado con lo que aportamos”, finalizó Velázquez, resaltando el enfoque de Brother frente a los desafíos climáticos.