
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Cuando se habla de correr, las primeras recomendaciones suelen centrarse en las zapatillas: qué tipo de pisada tienes, cuánta amortiguación necesitas, si el calzado es ideal para asfalto o para trail. Pero hay una pieza que, aunque pasa desapercibida, puede marcar la diferencia entre una buena sesión de entrenamiento y una tortura en cada zancada: el calcetín.
“Una elección errónea de calcetines puede provocar ampollas, rozaduras, mal olor e incluso lesiones por deslizamiento dentro del zapato. El problema es que mucha gente invierte 150 euros en unas zapatillas y luego se pone unos calcetines de algodón de supermercado, como si eso no tuviera consecuencias”, advierte David Serrano, fisioterapeuta, entrenador de corredores y especialista en biomecánica del deporte.
La afirmación puede parecer exagerada, pero no lo es. De hecho, elegir mal el tipo de calcetín puede arruinar toda la experiencia de correr. Y es que, en este aspecto, cada detalle cuenta: el tipo de tela, la compresión, la costura, el grosor, la altura y hasta el diseño tienen un impacto directo en el rendimiento y el confort del corredor.
¿Por qué no usar calcetines de algodón?
El error más común entre quienes empiezan en el running es creer que cualquier calcetín vale. “El algodón es excelente para muchas cosas, pero no para correr. Retiene la humedad, lo que favorece la aparición de ampollas, y no evacua el sudor con eficacia. A los 10 minutos de empezar a correr ya tienes los pies empapados. Y cuando la piel está húmeda, se ablanda y es más susceptible a rozaduras. Lo he visto cientos de veces”, explica Serrano.
En su lugar, los expertos recomiendan calcetines hechos de fibras sintéticas como poliéster, nylon, elastano o incluso mezclas con lana merina. Estos materiales tienen mejor capacidad de absorción, transpiración y secado rápido. “La lana merina, por ejemplo, regula muy bien la temperatura y evita olores. Parece algo del pasado, pero en running de larga distancia es un clásico”, dice Serrano.
Compresión: ¿sí o no?
La moda de la compresión ha llegado también a los calcetines, pero ¿realmente ayudan? “La compresión moderada mejora el retorno venoso y reduce la vibración muscular, lo cual puede ser útil en carreras largas o entrenamientos exigentes. Pero no todos los corredores los necesitan. En muchos casos basta con un calcetín bien ajustado, sin zonas de presión excesiva”, comenta el experto.
Lo importante, señala, es que el calcetín no se deslice dentro del zapato ni se arrugue. “Ese es el verdadero enemigo. Un pliegue mal colocado es sinónimo de ampolla garantizada”.
Le puede interesar: Ejercicios para adultos mayores sin levantarse de la silla
Aunque algunos corredores eligen sus calcetines por estética, la altura también influye en la funcionalidad. “Los invisibles quedan bien para el look, pero no protegen nada el tobillo. Para entrenamientos urbanos pueden servir, pero en montaña o en climas calurosos, donde hay más riesgo de roce con piedras, ramas o el propio calzado, los calcetines altos son imprescindibles”, subraya Serrano.
Los calcetines no-show, tobilleros, de media caña o hasta la rodilla tienen cada uno su uso específico. “En trail running, los de caña alta evitan la entrada de polvo y barro. En asfalto, los tobilleros suelen bastar, pero todo depende del calzado y de la morfología del pie”.
El diseño interno también importa. Muchos calcetines técnicos para running tienen costuras planas o están construidos sin costuras, lo que reduce significativamente el riesgo de fricción. Además, zonas como el talón y la punta suelen estar reforzadas para aumentar la durabilidad y amortiguar mejor el impacto.
“Si tienes el puente del pie muy pronunciado, también puedes buscar calcetines con soporte en el arco. Ayudan a mantener la estructura y evitan la sensación de ‘pie suelto’ dentro del zapato”, recomienda Serrano.
Grosor: ni mucho ni poco
La elección del grosor dependerá de la distancia a correr, la temperatura y el ajuste del calzado. “Un calcetín muy grueso puede apretar demasiado si ya llevas zapatillas ajustadas. Pero uno muy fino puede no protegerte lo suficiente si corres largas distancias o si la suela interior de la zapatilla está deteriorada”, explica.
El equilibrio es clave: “Busca un grosor medio que te dé protección sin comprometer la ventilación ni alterar el ajuste del calzado”.
¿Cuántos pares necesitas?
Un error frecuente entre corredores novatos es quedarse con un solo tipo o un solo par de calcetines. “Cada entrenamiento es distinto. No corres igual en julio que en enero, ni en pista que en montaña. Debes tener un pequeño arsenal de calcetines técnicos, igual que tienes distintas camisetas o mallas”, dice el especialista.
Lo ideal, según Serrano, es tener al menos tres pares técnicos para rotar, diferenciados por altura, grosor y uso. “Uno fino para entrenamientos cortos o días muy calurosos, uno intermedio para sesiones normales y uno más grueso o de caña alta para salidas largas o de trail”.
Una máxima que todo corredor debería grabarse es: nunca estrenes nada el día de la carrera, y eso incluye los calcetines. “No te pongas unos nuevos en una media maratón solo porque los regalaron en la bolsa del corredor. Puede ser un error fatal. Siempre prueba todo lo que vas a usar en entrenamientos previos”, advierte Serrano.
Y si los calcetines nuevos producen molestias incluso en entrenamientos suaves, no insistas: “Cada pie es un mundo. Lo que le sirve a tu compañero puede que a ti te cause una rozadura terrible”.
En un deporte donde los milímetros cuentan y donde el confort puede definir si terminas o no una carrera, el calcetín se convierte en una pieza estratégica del equipamiento. “No es un accesorio. Es una herramienta. Y como toda herramienta, debe elegirse con criterio y conocimiento”, sentencia Serrano.
