Tras el cierre total de la vía al Llano que comenzó este domingo 7 de septiembre a causa de los deslizamientos ocurridos en el kilómetro 16 del corredor, una de las mayores preocupaciones es el impacto económico que este cierre está generando para el comercio de Bogotá.
Lea más: Agéndese: más de 2.000 cupos gratuitos para esterilizaciones de mascotas en Bogotá
¿Cómo está la situación?
Desde el cierre, algunos de los precios de alimentos perecederos, como: el plátano, yuca, piña, papaya y maracuyá, han aumentado entre el 25% y 40%, como lo evidenció un sondeo que realizó Fenalco Bogotá, Cundinamarca.
Sin embargo, por el momento, los comerciantes manifiestan que aún no se han presentado problemas con referente al abastecimiento ni deterioro en la calidad de los productos.
Ante la situación, Juan Esteban Orrego, director de FENALCO Bogotá Cundinamarca, señaló que, “lo primero, es enviar un mensaje de tranquilidad, pues no hay desabastecimiento en Bogotá. Sin embargo, sí estamos viendo incrementos importantes en productos frescos que afectan directamente a los hogares bogotanos. Si la situación persiste, el riesgo es que los precios sigan subiendo y que los inventarios roten más lento, lo que inmoviliza capital y genera presión sobre los márgenes del comercio”.
Más noticias: En 2025, el índice de suicidios de adultos mayores en Bogotá aumentó más del 70%
¿Qué se mueve por la vía?
Se estima que a diario se movilizan 1.800 toneladas de productos del Meta a Bogotá (plátano, yuca, cítricos, carne, lácteos, frutales) y 1.300 toneladas en sentido contrario (insumos agrícolas, manufacturas). Debido a la contingencia, dichos productos deberán transportarse por la vía alterna, lo que, no solo genera sobrecostos y demoras, sino un reto logístico, porque el corredor alterno tiene restricciones de peso.
En condiciones normales, el recorrido por la vía al Llano tarda casi tres horas, mientras que por la vía alterna más corta son más de siete (Bogotá - Sisga - Guateque - San Luis - El Secreto - Algarrobo - Villanueva - Barranca - Paratebueno - Cumaral - Restrepo – Villavicencio). Los más afectados son los productos perecederos de origen agropecuario, que no toleran retrasos ni desvíos largos. El plátano y la yuca, provenientes del Meta, son básicos en la dieta bogotana y, además, son altamente perecederos, pues se maduran o se pudren rápido, según Carlos Duarte, miembro del Instituto de Estudios Interculturales (IEI) de la Universidad Javeriana de Cali.
Le puede interesar: Tercer día de retorno Embera: esperanza, heridas y desafíos por resolver
De igual modo, las carnes y lácteos requieren cadenas de frío, que pueden romperse en los largos trayectos. Duarte añade que las frutas y hortalizas frescas son muy sensibles a golpes, temperatura y tiempo en tránsito. Su deterioro rápido genera pérdidas y encarece el producto final.
Por último, el arroz también enfrenta dificultades por el sobrecosto, en pleno cierre de cosecha. “Hay más de un millón de toneladas almacenadas en los molinos y salen unas 3.000 toneladas diarias. Se encarece el precio de los fletes”, relata Rafael Hernández, gerente de Fedearroz, quien agrega que los más afectados son los molinos que trillan y sacan el grano blanco para comercializar.
En medio del panorama actual, ni los productores ni los transportadores o pequeños comerciantes tienen la capacidad para absorber los costos adicionales de rutas largas o transporte aéreo, pero alguien debe asumir el gasto adicional que representa el cierre de la vía.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.