Carlos Fernando Galán descarta el porte de armas para enfrentar la inseguridad en Bogotá

A 10 toneladas y 120 kilos quedaron reducidas 261.868 armas blancas y 1.537 armas de fuego, tipo neumáticas, traumáticas y de fogueo, incautadas por la Policía Metropolitana de Bogotá en lo que va del año.

Foto: Mauricio Alvarado Lozada

En medio de las peticiones que se le han hecho al Distrito para que flexibilice el porte de armas para algunos ciudadanos, el alcalde decidió hacer un pronunciamiento para zanjar cualquier tipo de duda.

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Galán aprovechó el micrófono abierto tras la reunión con el presidente para referirse al tema. Allí, negó toda posibilidad de permitir a los comerciantes y ciertos ciudadanos el porte de armas de fuego. En primer lugar, porque el marco legal que regula este aspecto, ya existe y es regulado por las autoridades nacionales.

“Yo soy partidario de qué las armas deben ser un monopolio de la fuerza pública, tengo que trabajar en ese sentido”, sentenció el alcalde.

Asimismo, la semana pasada, el secretario de Seguridad, César Restrepo, le comentó a El Espectador sobre este tema que “las definiciones sobre el uso de armas recaen bajo la potestad del Gobierno Nacional. Sin embargo, el gobierno el alcalde Galán ha sido preciso en señalar que la construcción de seguridad será el resultado de la disminución de armas ilegales en poder de los ciudadanos y en poder de las bandas criminales y adicionalmente un control efectivo sobre aquellas que tienen permisos deporte o tenencia otorgados por la Nación”.

Bajo esta misma línea, el mandatario señaló que el objetivo de su estrategia de seguridad va encaminada por otro rumbo. “Hay una instrucción en la Policía para trabajar e identificar aquellos sitios donde hay mercados ilegales de armas, y se provee a los delincuentes de las armas, para poder actuar. Vamos a atacar esos sitios, eso será parte del esfuerzo”, explicó el mandatario.

En ese orden de ideas, el objetivo del Distrito y las autoridades va encaminada a la intervención del mercado negro. El colorarlo de la actual administración apunta a que una población desarmada apostará, paulatinamente, a reducir los índices de inseguridad y las balaceras recurrentes con las que la ciudad comenzó este año.

Teniendo en cuenta lo anterior, se finaliza la polémica sobre las solicitudes que algunos comerciantes y que, cabildantes como Daniel Briceño, le hicieron al nuevo alcalde en lo referente al porte de armas de fuego.

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