:format(jpeg)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elespectador/G6PL5PPZ2ZDPXOU724GUKQEOPI.jpg)
Bogotá sigue dando pasos para convertirse en una ciudad referente en el uso de la bicicleta. El más reciente fue en el Concejo, que aprobó un proyecto para que este sea el medio de transporte prioritario de la capital. Según algunos colectivos de ciclistas y expertos en el tema, la iniciativa es un saludo a la bandera, pues consideran que Bogotá viene priorizando el uso de la bici desde hace más de dos décadas; además, creen que pasará un buen tiempo para que se pueda aplicar. No obstante, desde el cabildo explicaron los efectos del plan que, desde todas las ópticas, plantea varios desafíos.
El proyecto tiene componentes a corto y largo plazo. En lo inmediato, busca mitigar la crisis sanitaria, garantizando el distanciamiento físico y descongestionando los buses. También espera impactar en la salud de los ciudadanos, con la promoción de la actividad física y la mejora de la calidad del aire. A futuro, plantea que Bogotá se convierta en una ciudad más sostenible, que se continúen redistribuyendo las vías para construir ciclocarriles y que la mayoría de secretarías y entidades distritales se articulen para cumplir el plan.
>LEA: ¿Cómo deberían ser las ciclorrutas ideales para Bogotá?
A pesar de lo loable de los objetivos, otra cosa piensan los ciclistas. Para algunos líderes de colectivos de bicis, ya hay varios proyectos que apuntan al mismo objetivo de este acuerdo y lo que tiene de diferente tomará un buen tiempo en hacerse realidad, porque conlleva muchos retos.
En este sentido, tanto para los biciusuarios como para el autor del proyecto, el concejal Juan Javier Baena (Bogotá para la Gente), el tema de la infraestructura y la pacificación vial será el principal escollo a superar, teniendo en cuenta que la construcción de 84 kilómetros de carriles para bici ha generado malestar entre otros actores viales.
“Lo más importante del acuerdo es que da la orden urgente de reorganizar el espacio vial para priorizar la bicicleta, pero que se respalde con estudios y diseños, con viabilidad técnica”, explica el cabildante Baena, quien considera que así se evitarán los problemas que hubo con ciclocarriles como el de la calle 13 y la carrera séptima.
>OPINIÓN: El país del “bicis sí, pero no así”
Cumplir esa premisa no será tarea fácil. Para los ciclistas, que la infraestructura se reduzca a los ciclocarriles sería quedarse corto en una verdadera priorización. Michael Sánchez, vocero de Univercicla, agremiación de colectivos de ciclistas con líderes en todas las universidades de Bogotá, afirma que tomarse en serio este reto implica “que a partir de ahora cada edificio, puente, plaza y vía tienen que ser planeados para que la bicicleta tenga absoluta prioridad”.
Algo similar opina Juan David García, profesor de la Universidad Nacional y miembro del colectivo Votobici, para quien el proyecto “suena muy bonito, pero en una priorización siempre hay que pensar en el actor vial más vulnerable, que en este caso es el peatón”. Según dice, muchos de los carriles exclusivos ponen a competir a peatones y ciclistas, así que sugiere que también se tenga en cuenta a quienes caminan y, ahí sí, se impulse la multimodalidad y la redistribución de espacio.
>LEA: Cultura, pedagogía y control en vía, indispensables para evitar más muertes de ciclistas
Por esto, otras voces creen que lo que se está planteando no es nada nuevo a lo que viene haciendo la ciudad desde que inició el milenio, cuando la primera administración de Peñalosa empezó a destinar espacio exclusivo para las bicicletas. Carlos Felipe Pardo, asesor de Numo Alliance, organización internacional que propone una nueva movilidad urbana, manifiesta que “lo único que hicieron fue montarse al barco del éxito y firmar un papel para hacer explícito algo que es obvio”. Sin embargo, resalta que el acuerdo estratégicamente es bueno, pues al Distrito le sirve tener al Concejo alineado en una política pública. “Es positivo en ese sentido y funciona para que en un futuro no nieguen dinero para grandes proyectos en torno a la bicicleta”.
Otra crítica de los expertos es que no menciona nada sobre una deuda de casi una década que impulsaría mucho más este medio de transporte: el sistema público de bicicletas. Al respecto, la presidenta del Concejo, María Fernanda Rojas (Alianza Verde), señala que “Bogotá no puede pasar otro cuatrienio sin un sistema de este tipo. Logramos que por primera vez esto se pusiera como meta del Plan de Desarrollo y haremos control político para que así sea”. Sobre ese proceso, hace poco el Distrito anunció que espera abrir la licitación en las próximas semanas.
>LEA: Compromisos para una paz entre carros y bicicletas en Bogotá
Así las cosas, para que el plan no quede en el papel se necesita pedagogía y voluntad política. Así lo indica Fran Vera, vocera del colectivo Damas de la Bici, quien piensa que “el proyecto suena bien, pero hasta que sea realidad pasará mucho tiempo. Para que un proceso de ese tipo sea exitoso se necesita discusión, seguimiento y campañas para que la gente entienda que hay cosas que van a cambiar”.
Mientras que, para el autor del proyecto, el éxito depende del empeño que ponga el Distrito. “De nada sirve que se hagan acuerdos normativos sin voluntad política”, concluye el concejal Baena, quien envió así el balón a la cancha de la administración que, además del sistema de bicis, prepara varias licitaciones para construir más kilómetros de ciclocarril y mejoras en temas de seguridad, que es el gran obstáculo para preferir este medio de transporte.
:format(jpeg)/s3.amazonaws.com/arc-authors/elespectador/c5e62e37-9ceb-4cca-b7ac-106022133bda.png)