Claudia López fue la última alcaldesa de Bogotá electa en una única vuelta electoral. Desde 2023 se implementará la segunda vuelta en Bogotá, con el ánimo de que el nuevo mandatario de la capital represente realmente a las mayorías y, en caso de que se impulse una terminación anticipada del mandato, se sustenten en incumplimiento de los planes de gobierno y no por revancha política.
Pero, como la medida aplicará a partir de los próximos comicios, López no se salvó de enfrentar un proceso de revocatoria, el cual, según todo indica que (al igual que el de sus antecesores), tendrá poco éxito. Esta semana, ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), se dio inició al proceso. A pesar de que estaba cantado, pues los promotores se movieron mucho por redes sociales, será diferente a procesos anteriores en varios aspectos.
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La experiencia de los fallidos intentos por revocar los mandatos de los exalcaldes Gustavo Petro y Enrique Peñalosa indica que hace falta más que el descontento ciudadano para cumplir el objetivo. Para completar, el actual proceso no tiene el apoyo de grandes figuras o partidos políticos y, por último, se desarrollará en medio de una pandemia que ha cobrado la vida de más de 12.400 capitalinos.
La primera seña de que el comité promotor la tendrá difícil es que se trata de un movimiento, en esencia, cívico. Si bien hay una participación entusiasta de activistas digitales ligados al uribismo y, de hecho, uno de los voceros, José Miguel Santamaría, aspiró a cargos de elección popular por el Centro Democrático, el expresidente Uribe (líder de ese partido) apartó su colectividad de cualquier intento de revocatoria en el país. Las críticas a López también provienen de grupos cercanos a Petro, pero el exmandatario también se marginó del proceso.
Vale recordar que en la causa contra Enrique Peñalosa participaron abiertamente el petrismo, el MOIR, la Unión Patriótica y otros sectores de izquierda. En el de Petro, el promotor fue el excongresista conservador Miguel Gómez Martínez, quien militaba en el Partido de la U. Aun así, y a pesar de haber recogido las firmas necesarias, los procesos fracasaron. Tan escasas son las posibilidades que ni la oposición cree que la revocatoria prospere.
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Los cabildantes Andrés Forero (Centro Democrático) y Yefer Vega (Cambio Radical) tienen gran experiencia en la bancada de oposición en el Concejo. Fueron testigos del intento de revocar a Peñalosa y consideran que el proceso contra López tampoco tendrá éxito. “Reconocemos los resultados electorales y hacemos control, evidenciando las falencias de la alcaldesa y presentándonos como alternativa. No podemos controlar lo que hacen excandidatos del partido, pero no le veo posibilidades de prosperar”, dice Forero, quien, no obstante, anunció que serán más recios en sus denuncias.
Para Vega, incluso, impulsar una revocatoria “es una canallada” en medio de esta crisis sanitaria. Y aunque reconoce que el mecanismo está legalmente establecido en la Constitución, afirmó que no es sensato desconcentrar a quien debe enfocarse en tomar decisiones sobre la pandemia. “No es procedente, viable ni oportuna. A la alcaldesa había que sacarla en las urnas, no en medio de una pandemia. Además, hasta ahora van seis meses de su plan de desarrollo y no hay cómo hacer una medición”.
Las cifras de popularidad de López, aunque vienen en descenso debido a las restricciones que ha decretado para mitigar la velocidad de contagio, indican que su salida no es un clamor generalizado. Por este motivo, Inti Asprilla, representante a la Cámara por Bogotá del partido Alianza Verde y promotor de la revocatoria de Peñalosa, cree que la diferencia es que aquel proceso recogía un amplio descontento popular, en cambio con Claudia no ve opción siquiera de recolectar firmas. “Se deben dar las garantías a los promotores, pero no le veo posibilidad”.
No obstante, Asprilla indica que la estrategia de defensa contra la revocatoria incurrió en una “falta de cálculo político”, al no haber tenido en cuenta a miembros del partido de gobierno (Alianza Verde) que no se sienten identificados con la administración López. “Tomaron la decisión de contar solo con personas que defienden su alcaldía y a quienes hemos hecho control a su gestión no nos invitaron”.
Los analistas políticos también anticipan un fracaso del proceso, no solo en Bogotá sino en otras ciudades como Medellín y Cali. “Los intentos de revocatoria en grandes ciudades tienen pocas posibilidades, por muchas dificultades como la recolección de firmas y unas nuevas elecciones”, explica Patricia Muñoz, docente de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana. Coincide en que las acciones de gobierno se tuvieron que concentrar en la pandemia y gran parte de lo que ha hecho López no estaba contemplado en su programa de gobierno original.
Nadia Pérez, investigadora del Instituto de Estudios Políticos de la U. Autónoma de Bucaramanga, tmanifiesta que el instrumento entró en crisis desde que se utilizó con revanchismo y evidente componente político-partidista y dio algunas razones por las que esta vez tampoco cumplirá su objetivo “Podría dilatarse el asunto, porque López, pesar de que ha tenido muchas críticas por sus decisiones sobre la pandemia, tiene un apoyo ciudadano alto. Tiene gobernabilidad y la experiencia indica que si no hay pesos pesados detrás del mecanismo no tendrá éxito”.
En ese sentido, la única opción, dice Andrés Dávila, profesor de Ciencias Políticas de la Javeriana, es que se genere una alianza entre los promotores (de derecha) y el petrismo, que también ha sido crítico de esta administración. Sin embargo, señala, “eso generaría un desgaste al petrismo debido a lo inverosímil de la coalición, así que la opción de revocatoria es lejana”.
La revocatoria apenas empieza y los promotores ya empezaron a recoger las casi 330.000 firmas necesarias para validar su petición. Será un proceso largo, para el que tienen seis meses, y de desgaste tanto para el Distrito como para los promotores. No obstante, al ser el mecanismo que recoge el inconformismo cada vez mayor con la alcaldesa, se deben surtir todas las etapas, a pesar de sus pocas posibilidades de éxito.