“El ELN no supo leer el momento ni al Gobierno con el que negociaba”: Vera Grabe

La jefa negociadora del Gobierno en el proceso de paz con esa guerrilla —suspendido hace dos meses—, reconoce que lo que ocurrió en Catatumbo es inaceptable, pero dice que la puerta al diálogo sigue abierta. La delegación tendrá hoy un evento en Bogotá con sociedad civil.

Cindy A. Morales Castillo
05 de abril de 2025 - 01:44 p. m.
Vera Grabe sucedió al actual comisionado de paz, Otty Patiño, como jefa negociadora con el ELN.
Vera Grabe sucedió al actual comisionado de paz, Otty Patiño, como jefa negociadora con el ELN.
Foto: El Espectador y Los Informantes
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Hace poco más de dos meses, el presidente Gustavo Petro suspendió la mesa de diálogos con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) tras el ataque en Catatumbo, que derivó en enfrentamientos con el Frente 33 de la disidencia conocida como Estado Mayor de los Bloques y Frente (EMBF), que provocó la mayor crisis humanitaria en dos décadas en el país. El ELN ha persistido en los combates en esa y otras zonas del país e incluso algunos de sus comandantes han descartado volver a la mesa negociación y menos una firma de un acuerdo con el Gobierno.

En diálogo con Colombia+20, Vera Grabe, jefa negociadora del Gobierno en ese proceso de paz, hace su lectura del momento que atraviesan las negociaciones y habla del congreso de paz que la delegación realizará este sábado en Bogotá para escuchar las preocupaciones de las organizaciones y la sociedad civil.

El proceso de paz con el ELN se suspendió por segunda vez tras el cruento ataque del ELN al Catatumbo sucedido hace dos meses. ¿Cómo está hoy esa negociación?

La negociación está quieta, está suspendida la mesa a raíz de los hechos del Catatumbo porque son inaceptables. Cualquier atentado de esa manera contra la población es inaceptable, pero es importante decir que no está terminado, sino que está abierta la puerta para el diálogo y obviamente está abierta en la medida en que el ELN defina si quiere seguir negociando y cuál es su decisión frente a la paz.

No nos podemos simplemente sentar y dialogar a ver qué pasa, sino realmente se requiere una decisión, una disposición, un avance. La diferencia entre suspender y acabar es que está abierta la puerta porque siempre hay que mantenerla abierta.

El Gobierno ha suspendido dos veces ese proceso de paz: la primera vez por el ataque a Puerto Jordán, en Arauca, y luego el de Catatumbo. Muchas personas interpretar mantener esa puerta como una debilidad del Gobierno… ¿Hasta cuándo mantenerlas abiertas? ¿Se tiene un límite?

Yo creo que mantener abierta una puerta al diálogo no es debilidad es simplemente una actitud, una disposición, es una actitud porque aún en los conflictos más grandes siempre hay que dejar puertas abiertas. El gobierno ha sido generoso, ha estado abierto y entonces ahí nos mantenemos. Siempre hay que estar abiertos a que haya soluciones, cerrar la puerta es muy fácil y después ¿qué pasa?

La sociedad civil jugó un papel fundamental en este proceso del ELN antes de que se suspendiera. Se hicieron actividades para el Comité Nacional de Participación, donde hubo gremios, diferentes organizaciones sociales, plataformas y todo. ¿Esto también quedó suspendido? ¿Qué hacer con todas esas propuestas que se recogieron?

Firmamos a finales de mayo el primer acuerdo cumplido, que era el diseño de la participación, donde estuvieron miles de personas, organizaciones, y eso quedó ahí porque el compromiso era que íbamos a desarrollarlo, pero con el congelamiento de la mesa eso quedó en el aire. Lo hemos dicho siempre: le incumplimos a la sociedad porque la gente quedó esperando. Al congreso de paz del sábado hemos invitado a organizaciones que participaron en todo ese proceso porque queremos, de alguna manera, activar eso, de otra manera, y generando espacios de diálogo y de movilización. Eso también es una respuesta también a ese compromiso.

Hace unos días salieron varios, el programa Los informantes de Caracol Televisión presentó un video con dos de los comandantes del ELN en Catatumbo, Silvana Guerrero y Ricardo. Ellos expresaron una posición bien férrea contra el gobierno y contra el proceso de paz. ¿Eso probaría que no hay disposición al diálogo?

Ese lenguaje en el ELN siempre está presente, no es de ahora, lo que pasa es que ahora está más crudo porque justifica los hechos del Catatumbo, pero conocemos ya ese lenguaje. Es parte de una guerra mediática y todo esto por supuesto no genera el mejor ambiente, pero nosotros estamos tranquilos. Seguimos teniendo la disposición.

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En estos dos meses tras la crisis en Norte de Santander, ¿la delegación ha tenido algún contacto con alguien del ELN en la mesa de paz?

Todavía existe un gestor del ELN con el cual hablamos. Él es un puente de alguna manera y es una persona que tiene esa función. Hemos hablado para analizar las situaciones, pero eso básicamente.

¿Es cierto que sí hubo una advertencia de la delegación del Gobierno a la del ELN sobre rumores de una posibilidad de combates en Catatumbo?

Sí, nosotros tuvimos en noviembre dos reuniones exploratorias con el ELN y nos había llegado la información de que se iba a dar un enfrentamiento en el Catatumbo entre las disidencias y el ELN. Lo planteamos en la mesa, advertimos y dijimos que eso podría pasar y que tuvieran mucho ojo porque eso afectaría a la población civil. Hasta ahí llegamos, pero sí lo advertimos.

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¿Y al Gobierno también le dijeron?

Lo planteamos en la mesa porque la fuente venía del Gobierno mismo.

Este sábado habrá un evento que se ha denominado el congreso por la paz, que fue convocado por la delegación de Gobierno. ¿De qué se trata y cuál es el objetivo?

Como la mesa está suspendida, el proceso está suspendido, pero nosotros como delegación no estamos suspendidos, pensamos que, en nuestro compromiso por la paz y en este tiempo, nos han llegado muchos mensajes de regiones, de organizaciones sobre preocupaciones por el diálogo, porque las confrontaciones se agudicen, Haciendo caso a ese clamor, llamémoslo así, dijimos vamos a convocar a la sociedad para escucharla.

Lo que vamos a hacer es propiciar un espacio, escucharnos, reflexionar, sobre temas que emergieron como qué piensa la gente frente al diálogo, la crisis humanitaria, las situaciones en la región, las transformaciones, la cultura de paz; es decir, los temas de los que se ocupa la paz. Decidimos hacer una convocatoria abierta y en menos de tres días se inscribieron 1.000 personas. No toda la gente podría participar, porque el espacio que tenemos es reducido, pero pensamos que es un buen comienzo.

La sociedad por lo general se queda esperando a lo que pase en las mesas de paz, y la verdad es que varios sectores y organizaciones son un actor muy importante en la paz y tienen que ocupar su papel, no pueden ser solamente espectadores. Queremos eso: ayudar a dar voz, a discutir los temas, a pensar cómo se moviliza la sociedad y ojalá configurar un movimiento por la paz.

¿Dónde va a ser el evento? ¿Qué se va a hacer?

Será en el Centro García Márquez en Bogotá. Es importante generar espacios de diálogo de la sociedad. Ojalá que de esto salga una hoja ruta de trabajo, pero por supuesto eso no lo podemos definir solo nosotros. Pensamos que hay que articular los esfuerzos de paz, que hay que levantar una voz muy clara por la paz. Es un congreso por la paz y eso queremos reafirmarlo. Este congreso también es una respuesta a toda la gente que estuvo en el Comité Nacional de Participación.

Entre los temas que usted dice que iban a tocar en esta reunión del sábado está el de transformación territorial. Eso ha tenido cosas buenas y otras no tanto. El ELN, por ejemplo, atacó en Catatumbo a personas que habían participado en los proyectos productivos porque decía, sin pruebas, que eran parte de la disidencia. ¿Cuál es la lectura que ustedes hacen de esas transformaciones territoriales?

Yo creo que no hay paz sin transformaciones territoriales. La gente lo quiere y lo necesita, pero eso requiere un clima. En un clima de confrontación es muy difícil, por eso fue tan importante el cese al fuego porque, si bien no resuelve todo, por lo menos genera otro ambiente. Esos esfuerzos territoriales son fundamentales, pero no niegan los esfuerzos nacionales; al contrario, desde las mesas nacionales, y así lo propusimos, se pueden agenciar esas transformaciones territoriales.

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Esto me lleva a preguntarle por el tema del Frente Comuneros del Sur, que se separó del ELN y que para muchos provocó el inicio del declive del proceso con el ELN. ¿Cuál es su conclusión de lo que ocurrió y que muestra las visiones nacionales y territoriales que se tienen de la paz dentro del Gobierno?

El ELN hace su propia lectura, que es un poco distorsionada, me parece. Sí es un proceso que nace de un sector del ELN que quería la paz, pero evidentemente sí se convirtió en un factor de crisis, no sé qué tanto utilizado, pero sí fue un factor, pero se estaba manejando, eso tenía soluciones. Finalmente es una realidad ese proceso de Nariño y el ELN tenía que aceptarlo también.

¿Valió la pena arriesgar un proceso nacional que realmente había avanzado como nunca antes el ELN, por lo menos en el primer año de negociación, por uno territorial con un frente opera solo en Nariño?

No podemos oponer eso, lo nacional a lo territorial, en el proceso con el ELN. Eso es un desarrollo que se dio allá (en Nariño). Yo no veo por qué no pudiera funcionar. La mesa nacional tenía todo: un compromiso con la gente, el proceso de participación, el cese al fuego; es decir, este era un proceso que tenía muchos elementos, una arquitectura, una agenda. Finalmente yo creo que el ELN ha debido dimensionarlo también.

Cuando hubo el sexto congreso del ELN en junio del año pasado el Gobierno pensaba que la dirección sería apostarle a la paz y resulta que se supo después que fue ahí donde se endureció más su estrategia de guerra. ¿Ustedes notaron un cambio tras ese encuentro de los jefes del ELN?

Puede ser que hubiese algún tipo de decisión del ELN en ese sentido, pero en la mesa, en los encuentros que tuvimos posteriores al sexto congreso no se planteó de esa manera. Se planteó la voluntad de continuar y a la gente hay que creerle. Finalmente, ¿a qué nos atenemos nosotros? A lo que nos dicen en la mesa y al compromiso que supuestamente era serio de que íbamos a continuar. Se volvió a hablar de solución negociada, el ELN planteó que había que ver hasta dónde se podía avanzar con este gobierno, se iba a retomar la participación, si iba a retomar el cese al fuego.

En la entrevista de Los informantes a Silvana Guerrera le preguntaron qué opinaba del comisionado de paz, Otty Patiño, y de usted como jefa de la delegación de Gobierno y respondió: “Fracasaron como jefes en la mesa de diálogo”. ¿Qué piensa de esa frase?

No sé si fracasamos nosotros. No creo que fracasara el Gobierno, sí fracasó el ELN en la comprensión de la paz y en toda la generosidad que ha tenido este gobierno. El fracaso está realmente en quienes no quieren la paz.

Esta semana la Comisión de Paz del Congreso citó a un debate de control al comisionado, Otty Patiño, sobre el tema de paz total y la conclusión es que no había avances. ¿Cómo ve usted este tema?

Por supuesto hay escepticismo, críticas, y un ambiente político y electoral. Obviamente la paz se vuelve, en vez de algo que nos une, como un botín para ver quién la critica o quien la asume, etcétera. La idea de este congreso por la paz que queremos hacer no es o no se trata de enjuiciar la política de paz, sino se trata de que la ciudadanía se pregunte también qué rol cumple en la paz

¿Cuándo fue la última vez que habló con el presidente Petro del tema del ELN?

En diciembre hablamos.

O sea, antes de lo que ocurrió en Catatumbo. ¿De qué se habló?

De darle continuidad al proceso, por supuesto. Luego, en enero, él me llamó cuando pasó lo de Catatumbo y dijo: “Vamos a suspender”. Esa fue la última conversación.

¿Y con el comisionado Patiño?

Con el comisionado ahí nos comunicamos en torno a los temas. Claro que sí.

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¿Usted cree que se poder reactivar este proceso de paz con el ELN?

En la paz siempre hay que tener fe. La fe es un ingrediente muy importante y hay que seguir apostándole y seguir insistiendo, tener mucha paciencia porque si perdemos la fe, ya no nos movemos. Tenemos que mantener eso y buscarle salidas. Desde que yo opté por la paz, siempre tengo fe en la paz porque tiene muchas posibilidades de actuación. Uno puede hacer muchas cosas por la paz, además de las mesas, en temas educativos, en temas de transformaciones culturales, es un campo muy vasto, muy amplio.

¿La lectura del momento actual del país, de la coyuntura da para eso? Porque hoy las cifras de violencia han aumentado mucho, el último informe del Comité Internacional de la Cruz Roja decía que Colombia alcanzó en 2024 su punto más crítico de situación humanitaria de los últimos ocho años…

Todos los procesos de paz tienen crisis, algunas muy complejas, hay momentos difíciles en que todo el mundo quiere tirar la toalla, en que la gente no cree, pero ahí es donde uno tiene que mantenerse y sostener la idea de la paz e insistir. Renunciar siempre se puede, cerrar la puerta siempre se puede.

Claro, pero es innegable que hay muchos focos de violencia y todos actuando al mismo tiempo en Cauca, Nariño, Norte de Santander, Arauca, Putumayo…

Pero también hay muchos esfuerzos de paz y muchas iniciativas de la gente. Esto que vamos a hacer y la reacción que hubo muestra que la gente quiere la paz.

✉️ Si le interesan los temas de paz, conflicto y derechos humanos o tiene información que quiera compartirnos, puede escribirnos a: cmorales@elespectador.com; jrios@elespectador.com; pmesa@elespectador.com o aosorio@elespectador.com.

Cindy A. Morales Castillo

Por Cindy A. Morales Castillo

Periodista con posgrado en Estudios Internacionales. Actualmente es la editora de Colombia+20 de El Espectador y docente de Narrativas Digitales de la Universidad Javeriana.@cinmoralejacmorales@elespectador.com

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!SINVERGUENZAS! El ELN y las Disidencias les meten los dedos en la boca al gobierno. Sin embargo, quieren tener abiertas las mesas de negociación. ¡INDIGNOS¡ Obvio: es para seguir viviendo sabroso en La Habana.
enriqueparra1978(84821)05 de abril de 2025 - 11:36 a. m.
La oferta de Uribe de manera insistente fue acabar con la guerrilla. No lo logró incluso tuvieron que llegar a los falsos positivos para mostrar resultados de una guerra de guerrillas que se ha ensayado en otros países y no ha sido derrotada hasta el final de los hechos violentos mediante conversaciones. La paz es un derecho y un deber. Si no puedes con el enemigo únete a él. Hablamos o nos seguimos matando.
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