Desplazados de Arauca han llegado a Málaga, Santander, huyendo de la violencia

Málaga se encuentra ubicado a 151 kilómetros de Bucaramanga, la capital de Santander.

Foto: Alcaldía de Malaga

La violencia que se ha incrementado en Arauca, comienza a verse en los departamentos aledaños. El masivo desplazamiento por cuenta de los enfrentamientos entre grupos armados, se ha sentido en los municipios de la provincia García Rovira.

Así lo evidenció el personero de Málaga, Santander, Julián Rubio, quien resalta que en las últimas semanas, el municipio ha empezado a recibir a más desplazados desde Arauca. “Desde los primeros días de enero lamentablemente se ha incrementado la violencia cerca al departamento de Santander. Ahora en Málaga sufrimos esos coletazos al comenzar a ver a personas que llegan desplazadas a la región. Hemos visto el incremento exponencial de familias (santandereanas) buscando amparo en amigos que viven en Málaga y otros municipios del departamento tras salir por las amenazas en Arauca”, indicó el funcionario a Blu Radio.

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La oleada de violencia en Arauca, ha dejado más de 50 personas asesinadas, así como ha propiciado el desplazamiento forzado hacia otras poblaciones como Puerto Carreño, en Vichada o Pamplona, en Norte de Santander. De hecho, pasado 11 de enero, la Defensoría de Pueblo reportó que cerca de 200 personas desplazadas llegaron a Puerto Carreño, producto de la violencia en la frontera entre Arauca y Venezuela, mientras que esta semana se registró el arribo de 936 personas de 277 familias víctimas.

“Hambre, abandono y miedo es lo que encontré durante mi visita a Puerto Carreño, por cuenta del desplazamiento forzado de varias comunidades de campesinos, de pescadores, de indígenas y de migrantes que han tenido que abandonar su territorio por cuenta de las acciones de los grupos armados ilegales. Es una situación humanitaria con dimensiones tan graves como las que hemos venido atendiendo en Arauca”, dijo el defensor del Pueblo, Carlos Camargo.

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De acuerdo con el ente de control, la crisis en las zonas fronterizas ha afectado principalmente a indígenas campesinos migrantes, mientras que el 3 % registradas son campesinos colombianos.

“El temor es tan gran que las comunidades visitadas manifiestan que no piensan regresar, porque no van a exponer sus vidas ante las amenazas de los grupos armados y por el riesgo de reclutamiento de sus niños, niñas y adolescentes”, aseveró Camargo.