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Hace un poco más de diez años, cuando el mundo tecnológico empezaba a crecer más rápido que el tradicional corporativo de las petroleras, las mineras y las grandes compañías de alimentos con operación en todos los continentes, por todas partes se escuchaba el lamento de muchos y muchas por no haber pasado por una clase de escritura de código.
Los ‘Apples’, los ‘Facebook’, los ‘Oracle’, los ‘Twitter’, todos tenían en común a aquellos ingenieros o incluso los que no llegaron al grado, pero lo hicieron como autodidactas, que sabían “tirar código”, es decir, que sabían programar, desarrollar software, montar páginas web, crear flujos de pasarelas de pago, hacer aplicaciones, en fin, hacer funcional todo lo que pasa cuando empezamos a usar un computador o un teléfono celular.
Pero con los tiempos cambiantes que ha traído la Inteligencia Artificial, incluso el exceso de todo lo que tenemos en forma de tecnología pura y dura, la educación también ha identificado que no se trata de que todos vayamos obligados a estudiar código o lenguajes de programación, el asunto ahora está en las llamadas habilidades blandas.
Y en esa misma línea van las cuatro recomendaciones del profesor Han Shen Lin, director del proyecto Capstone y maestría en finanzas cuantitativas de la universidad de Nueva York en Shanghái, consultado por el Foro Económico Mundial, pues sus recomendaciones no solo aplican para sus estudiantes y todos los demás estudiantes en general, sino para todas aquellas personas que están emprendiendo o buscado cómo iniciar sus propios negocios.
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“La primera: curiosidad constante. Lean todos los días. La segunda: humildad, porque muchos estudiantes salen con exceso de confianza pensando que saben demasiado y terminan sorprendiéndose. Los mercados financieros son un gran maestro de la humildad. Tus decisiones, acertada o equivocadas, pueden cambiar de un día para otro, y puede que ni sepas por qué”, dice Lin.
“La tercera: cultivar tantas relaciones como sea posible, con mentores que son las personas que pueden orientarlos y ayudarlos a entender cómo tener éxito en la organización en la que terminen trabajando. Pero, de muchas maneras, no sé qué les deparará el futuro. Será muy diferente al que yo viví cuando inicié mi carrera en el sector financiero. Lo último que les pido es que mantengan el contacto conmigo para poderles dar algún consejo, pero también para que yo pueda aprender de ellos mientras avanzan en sus carreras”, aconseja el maestro.
La cuarta es sentirse cómodo con el cambio. “Recuerdo que cuando comencé mi carrera bancaria, saber usar Power Point y Excel te convertía en uno de los mejores estudiantes. Pero pronto aprender, después de algunos años en la industria, que esas habilidades técnicas se vuelven obsoletas rápidamente. Así que lo más importante es ser capaz de aprender lo más rápido posible y mantener viva la curiosidad frente a todos los cambios y avances”.
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En otras palabras, dice Lin, en un mundo lleno de datos, las “artes liberales” se están volviendo más evidentes. “La IA te ayuda a procesar información con mayor rapidez, pero no puede definir por ti cuáles son los valores que guían tus decisiones. Y, al final, la economía y las finanzas tienen que ver con tomar decisiones, y entender los costos y beneficios, pero tú debes definir cuáles son esos costos y beneficios”.
Y reflexiona sobre lo que viene a partir de lo que ha vivido: “Me he dado cuenta de que, si bien, la tendencia era hacerla cada vez más matemática cuando empecé a estudiar finanzas, ahora el péndulo está volviendo hacia una formación más integral: comprender los sistemas políticos, la historia, cómo ha evolucionado la sociedad, porque aunque muchos piensen que las finanzas son solo números, en realidad están profundamente influenciadas por los actores del mercado y por las decisiones de personas influyentes”.
Dice el Foro Económico Mundial que “el pensamiento creativo, la resiliencia, la curiosidad y el aprendizaje continuo solo seguirán ganando importancia”.
Y si, en últimas, hace cinco años, cuando estudié mi MBA, tardaba semanas enteras buscando información para entender negocios, ahora con dos o tres órdenes a una IA gratuita, se puede conseguir información tan valiosa como esa que me tomaba mucho tiempo. Ahora, aunque como buen periodista, sigo confirmando y confirmando, pero ya tengo más tiempo para dedicar a otras aristas de los negocios que no dan espera. Y, sobre todo, si se trata de emprendimientos, esos asuntos nuevos que van edificando empresas tan rápido que a todos nos cuesta entender.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚
