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La economía colombiana vive en una especie de montaña rusa de incertidumbre. Aunque en agosto de 2025 la sensación de inestabilidad bajó un poco, el país completa 83 meses seguidos —casi siete años— con el nerviosismo económico por encima del promedio histórico.
Así lo revela el reciente informe de Fedesarrollo sobre el Índice de Incertidumbre de la Política Económica, que funciona como un termómetro de la duda: cuántas veces aparecen en los medios palabras relacionadas con incertidumbre, cambios en la política económica o riesgos.
En pocas palabras, cuanto más hablan los medios de inestabilidad, más alta queda la medición.
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Agosto fue un mes de agridulce comedia. Por un lado, el IPEC se ubicó en 271 puntos, ocho menos que en julio (279). Y por el otro, si se compara con su mismo mes del año pasado, la caída de la incertidumbre fue de 70 puntos (341 en 2024).
Aun así, el nivel sigue muy lejos del promedio “normal” de los años 2000 a 2019, que para estándares de Fedesarrollo es de 100 puntos.
Esto se traduce en que Colombia sigue nerviosa en materia económica, aunque vale la pena recalcar que un poco menos que antes.
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¿De qué hablan los medios cuando reflejan incertidumbre?
En agosto, el 60 % de las noticias capturadas estaban relacionadas con política económica, social y geopolítica (es decir, reformas, conflictos internacionales, tensiones políticas). Le siguieron:
- Actividad económica (cómo se mueve la producción y el empleo): 15 %.
- Otros temas: 10 %.
- Seguridad: 8,3 %.
- Variables financieras (tasas, dólar, mercados): 6,7 %.
Comparado con julio, creció la preocupación por la política y bajó la relacionada con mercados y economía real.
El hecho de que el IPEC haya bajado frente a julio y frente a agosto de 2024 muestra que, al menos por ahora, la tensión se relajó. Pero el hecho de acumular 83 meses por encima del promedio histórico deja una señal de que la economía colombiana lleva demasiado tiempo atrapada en la desconfianza.
Cuando hay más incertidumbre, los inversionistas se vuelven cautelosos, frenan proyectos o exigen intereses más altos para prestar dinero al Gobierno.
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Vale recordar que la incertidumbre es como un contagio, y se le pega a los actores económicos, que somos todos. Las empresas, por ejemplo, optan por aplazar contrataciones, y en el caso de bancos, endurecen los créditos.
Para la gente de a pie, eso se traduce en un costo de vida más pesado, porque si la economía se enfría y producir se encarece, todo —del mercado a las cuotas— termina costando más.
La incertidumbre en Colombia no es nueva. De hecho, aquí un par de momentos estelares: durante la emergencia económica de 1996-1997, la crisis financiera de 1999, la caída del precio del petróleo entre 2014 y 2016, la pandemia del 2020 y el pico de la prima de riesgo en 2022.
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