En la Universidad EAN, en el nororiente de Bogotá, la Fundación Empresarios por la Educación (FExE) e Invamer presentaron los resultados de la quinta edición de la Encuesta de Opinión en Educación, la cual busca ofrecer un panorama de la percepción que tienen los colombianos sobre la educación que reciben, los retos del sistema y las habilidades que consideran son clave para el futuro. Para esta edición, cuenta Paola Caro, líder de datos y uso de evidencia, entrevistaron a 1.480 jóvenes entre los 18 y 28 años de Bogotá y de las regiones Caribe, Central, Oriental, Orinoquía-Amazonía y Pacífica.
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“Apostarle a las encuestas nos permite conocer las percepciones en educación de la población”, es la forma en la que Diego Sánchez, coordinador general de la fundación, resalta la importancia de seguir haciendo este tipo de encuestas, sobre todo ahora, en medio de una carrera electoral que definirá quién será el próximo presidente. Dice que con los resultados publicados, el próximo gobierno y el futuro Congreso podrán orientar sus decisiones y diseñar políticas públicas que respondan a las realidades del contexto colombiano.
Estas respuestas, cuenta Sánchez, tienen un matiz diferente, pues a diferencia de los años anteriores, en esta oportunidad, con el objetivo de construir “un andamiaje crítico y poder entender mejor qué está pasando en materia educativa y cómo están haciendo en esas regiones”, le apostaron a la inclusión de preguntas abiertas. Si bien puede parecer una tarea simple, agrega Paola, “es un proceso más dispendioso de codificar y de poder sistematizar para presentar a la opinión pública, pero son respuestas más espontáneas. Esa sinceridad mitiga un sesgo que es muy propio de encasillar las opiniones en los estudios de opinión”.
Una de esas preguntas abiertas, por ejemplo, se centraba en conocer las mayores preocupaciones que tiene la ciudadanía cuando piensa en educación. El porcentaje más amplio (29 %) hacía referencia al aprendizaje, como por ejemplo el bajo nivel de la calidad de la educación, las escasas oportunidades de acceso, la deserción estudiantil o el interés de los jóvenes para formarse. “Antes nos hubiéramos cerrado solo en calidad. Sin embargo, esto nos ofreció un abanico de oportunidades para entender puntualmente cuáles son sus inquietudes y, de esa gran sombrilla de calidad, qué se debe priorizar”, añade Sánchez.
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Otra de las respuestas que más le llamó la atención al equipo de datos de FExE fue la propuestas de mejora para la calidad educativa. La población entrevistada destacó que es clave el fortalecimiento de habilidades éticas y en valores, la necesidad de contar con un cuerpo docente mejor preparado y capacitado, y la promoción de la educación en tecnología, ofimática y programación. Estos hallazgos, complementa Paola, da una muestra de “las preocupaciones que hoy tienen las familias, las cuales están relacionadas con la calidad y en cómo mejorar la labor docente. No es que les preocupe los profesores, sino su formación”.
La salud mental también fue otro de los puntos que cobró relevancia en esta encuesta. Caro comenta que aunque en ediciones pasadas, como la de 2024, la mayoría de los jóvenes entrevistados había indicado que la familia o los acudientes son los principales encargados de brindar herramientas en este tema, para esta edición plantearon que la educación debe incluir acciones dirigidas al cuidado del bienestar psicológico de los estudiantes. “El 90 % opinó que era la familia el principal responsable del cuidado de la salud mental. No obstante, un 60 % dijo que las instituciones educativas también son clave en este proceso”, enfatiza.
Además de contar con preguntas abiertas, esta vez la Fundación Empresarios por la Educación se dio a la tarea de entender cuál es la percepción que tienen los entrevistados en cuanto a la labor que desempeña Fecode, el principal sindicato de maestros del país. En este punto, asegura Sánchez, la opinión está dividida. A pesar de que el 33 % de los jóvenes entrevistados está de acuerdo con su labor, un porcentaje alto está en desacuerdo (29 %) o manifiesta no conocer suficiente sobre sus funciones para opinar (38 %).
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Del porcentaje que aprueba su gestión, exponen que las razones que los llevó a hacer es porque “velan por una educación de calidad, defienden los derechos del magisterio o realizan una buena gestión”, como se puede leer en el informe. Aquellos que no están de acuerdo con su labor, por su parte, argumentan que es “alta la frecuencia de paros y protestas, por el enfoque en intereses propios o la politización del sector educativo”. Y, cuando se les consultó sobre qué derecho consideran más importante, el 93 % respondió que el de la educación debe prevalecer.
Una juventud mucho más optimista
Paola Caro, líder del equipo de datos, explica que los resultados dieron muestra de que la juventud está muy optimista con la educación. Si bien el 60 % de los colombianos encuestados percibe que la educación no está mejorando, este porcentaje fue distinto en los jóvenes. El 48 % de los entrevistados que tienen entre 18 y 28 años asegura que considera que sí está mejorando. “Si encontramos unas variaciones importantes entre los jóvenes encuestados”, complementa. Otra de esas diferencias se reflejó en la pregunta sobre los principales problemas o temas que les inquieta del país. En las encuestas anteriores siempre sobresalía salud, seguridad y corrupción. Este año la balanza cambió.
“En el agregado quedó educación en el tercer puesto”, cuenta Caro, pero, “cuando le damos zoom otra vez a los encuestados más jóvenes encontramos que educación está en el tercer lugar. Los temas que más les preocupan son salud, educación y seguridad”.
En cuanto a los objetivos de la educación, los jóvenes, con un 29 %, consideran que enseñar valores y formar buenos ciudadanos son los principales. También resaltan la importancia de preparar a las personas para conseguir empleo o emprender (16 %) y de desarrollar habilidades para resolver problemas (6 %).
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A los ojos de Andrea Escobar Vilá, directora ejecutiva de la Fundación Empresarios por la Educación, estos resultados reafirman “la urgencia de implementar políticas públicas integrales que fortalezcan la calidad, el acceso, la pertinencia y el bienestar emocional dentro de los entornos educativos, con miras a construir un futuro más equitativo y prometedor para las próximas generaciones”.
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