Una inquietud que casi siempre está presente entre los maestros y sus sindicatos es cómo funcionan los mecanismos que rigen el ascenso en su carrera. No es una casualidad: avanzar en el trabajo casi siempre significa un mejor salario y más reconocimiento y para ellos no es la excepción. En Colombia, el Decreto 1278 de 2002 estableció las reglas del “nuevo” escalafón docente, una estructura que todo maestro colombiano sueña con escalar. La diferencia entre quedarse en un nivel o subir puede traducirse en millones de pesos.
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Aunque no es la única condición, una de las exigencias más importantes para subir ese escalafón es justamente la acreditación de un título en posgrado (maestría o doctorado).
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La idea es que eso no solo mejore la calidad de la educación que se imparte en el país (se parte del supuesto de que un maestro con posgrado cuenta con una formación más profunda y actualizada), sino que también incentive a los docentes a seguir creciendo.
Pero casi nunca nada es tan fácil. Martha Rocío Alfonso, ejecutiva de la Federación Colombia de Trabajadores de la Educación (Fecode), el sindicato de maestros más grandes del país, destaca que factores como los bajos salarios, la falta tiempo y que muchos docentes no reciben permisos por parte de sus colegios para continuar sus estudios, están llevando a que los profesores opten por estudiar su posgrado en opciones virtuales de universidades extranjeras. El problema es que hay serias dudas de la calidad de esa oferta.
Olga Cecilia Díaz, profesora de la Facultad de la Educación de la Universidad Pedagógica, e integrante del Observatorio Colombiano de Políticas Educativas y Profesión Docente (OCPE-UPN), de la misma universidad, resalta que entre 2016 y 2025, la oferta en posgrados en Colombia creció un 45,3 %, pasando de 5.659 programas a 8.224. Pero el crecimiento entre modalidades ha sido muy distinto. Mientras los programas presenciales aumentaron un 29,6 % en el periodo analizado, los de la modalidad virtual lo hicieron en un 381,3 %: pasaron de 236 a 1.136 en solo nueve años.
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Sin embargo, hay un par de elementos que se están quedando por fuera de las cifras que recoge el Observatorio de la Universidad Pedagógica: las universidades virtuales extranjeras. Aunque algunas de ellas tienen programas en convenio con universidades del país y algunas pocas cuentan con personería jurídica en el país, la mayoría, probablemente el 90%, estima apunta Díaz, no están registradas en Colombia y sus programas no cuentan con registros calificados. Esto, agrega el viceministro de Educación Superior, Ricardo Moreno Patiño, las deja por fuera del radar del control y la vigilancia que realiza el Ministerio de Educación, quedando bajo la supervisión exclusiva de las autoridades del país donde están registradas.
El problema en este punto, como contamos en un reportaje publicado ayer, es que a personas como Díaz, o a Cecilia Dimaté, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Externado, y presidenta de la Asociación Colombiana de Facultades de Educación (Ascofade), y a Ruth Molina Vásquez, licenciada en pedagogía y doctora en Educación por la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, por mencionar algunas, les preocupa la calidad de los programas que estas universidades extranjeras ofrecen en el país.
En concreto, a estas investigadoras les inquieta que las universidades virtuales extranjeras le ofrezcan a los maestros maestrías que duran un año, cuando en Colombia duran mínimo un año y medio y, en la mayoría de los casos dos, así como doctorados en dos años, la mitad del tiempo que toma realizar uno en el país. También les preocupa que el componente de investigación no sea fuerte, que el acompañamiento a los proyectos sea incipiente y que la formación investigativa no sea lo suficientemente sólida.
Otra problemática, señala Alfonso, de Fecode, tiene que ver con las convalidaciones. De las más de 25.000 solicitudes de convalidación de títulos de posgrados (maestrías y doctorados) virtuales adelantados en universidades extranjeras que ha recibido el Ministerio de Educación entre 2021 y lo que va de 2025, más de 14.000, dice el viceministro Moreno, son en el área de la educación.
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Como lo muestran esas cifras, los maestros son los que más están pidiendo que se les reconozcan los títulos en el país, pero muchos de ellos se están encontrando con que, pese a las promesas de las instituciones de que eran programas convalidables, esto no era cierto.
Aunque Fecode no tiene cifras claras de a cuántos maestros les niegan las convalidaciones de sus títulos en el país, la líder sindical reconoce que hay muchos problemas con el componente de la investigación y que “la mayoría de los títulos están muy por debajo de la calidad de los de Colombia. Tienen los requerimientos mínimos, más no los máximos”.
Mientras desde el observatorio que integra la profesora Díaz están terminando de afinar un documento que analiza la calidad de la oferta de posgrados en educación en el país, en el que señalan que “la metodología virtual permite ampliar la oferta y la cantidad de matriculados en estos programas, pero siempre dejando una estela de dudas sobre la calidad académica”, y que se publicará en un par de semanas, Alfonso hace un llamado a fortalecer los programas nacionales.
Si bien reconoce que es una solicitud compleja, teniendo en cuenta los costos que implicaría, advierte que las maestrías y doctorados del país dejan “instaladas capacidades que se pierden en lo internacional y que sirven para desarrollar políticas educativas”. Este es un punto en el que coincide Molina Vásquez, de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. “Las universidades colombianas reconocemos las necesidades de formación en diferentes regiones del país y que están dadas por las características contextuales, sociales y culturales. Todo eso influye en los procesos de formación y en los intereses formativos. Las universidades colombianas reconocemos ese contexto, las internacionales no, y difícilmente dan respuesta a las necesidades formativas que tienen los profesionales”, señala la investigadora, que se ha enfocado en la educación virtual.
Mientras tanto, el viceministro Moreno, insiste en un mensaje pedagógico: “Si deciden estudiar en el exterior, tienen que ser muy cuidadosos en qué tipo de institución es, cuáles son las condiciones de calidad de la institución o del programa que están estudiando, para que no tengan problemas durante la convalidación del título”. Ante eso, repite algunas recomendaciones que pueden servirle a quienes están contemplando esta opción: revisar que la universidad esté registrada en el país donde esté radicada la institución y si los programas o la universidad tienen reconocimiento de calidad.
En caso de que persistan dudas, el funcionario invita a los docentes a contactarse con el Ministerio de Educación, quienes les responderán si la universidad cuenta con registro en el país y, en caso de que no, si el programa que desean estudiar tiene antecedentes de convalidación.
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