El Magazín Cultural
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Rafael Humberto Moreno-Durán: por la trascendencia de la obra

Un recorrido por la obra del escritor colombiano, cuyo horizonte siempre estuvo marcado por la crítica social y el humor.

Luis Carlos Muñoz Sarmiento
08 de julio de 2020 - 05:38 p. m.
Rafael Humberto Moreno Durán, autor de "Fémina suite" y "De la barbarie a la imaginación", entre otros libros.
Rafael Humberto Moreno Durán, autor de "Fémina suite" y "De la barbarie a la imaginación", entre otros libros.
Foto: Elisa Cabot

La opinión de que el arte no tiene que ver con la política ya es, en sí misma, una actitud política. George Orwell

Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. José Martí

La rebeldía yo no la quiero perder. Nunca he sido un arrodillado, no me he arrodillado sino ante mis rosas y no me he ensuciado las manos sino con la tierra de mi jardín. Héctor Abad Gómez

Si por religión entendemos culto... tengo dos. Rindo culto a la ética y rindo culto a la humanidad. Yo creo en el hombre. Arturo Echeverri

No vivas para que tu presencia se note, sino para que tu ausencia se sienta. Bob Marley

En agosto de 2019 fui uno de los cuatro ganadores del Concurso de Ensayo de LIT – Asociación de Literatura, convocado por Elizabeth Córdoba Pérez, sobre autores boyacenses, uno de varios escogidos, y yo opté por la figura de Rafael Humberto Moreno-Durán. En tal condición fui invitado por dos días, 26 y 27 de septiembre a Barranquilla, aunque inicialmente el viaje estaba programado entre el 24 y 29 del mismo mes. En todo caso, fue una experiencia grata y fructífera por el contraste entre los colegios visitados: el primero, estratos cuatro y cinco; el segundo, uno, dos y tres.

No obstante, en ambos casos, el encuentro con los estudiantes fue muy enriquecedor: al final del proceso, surgió un diálogo preciso/franco/abierto en torno a la vida y obra de R. H. Es de lamentar, eso sí, la falta que hace la visita a las universidades o la invitación de ellas, dados los materiales a discutir, a compartir y a ser reconocidos por parte de los profesores y de la Academia en general, mucho más en tiempos de una diseminada falta de visión crítica.

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A veces, basta una obra para hablar de un autor. Máxime si se considera que en el arte primero está la emoción, luego la coherencia. Fuimos amigos los tres últimos años de su vida. Un recuerdo aflora: el 18 de abril de 2005, me firmaba su libro De la barbarie a la imaginación. El 21 de noviembre del mismo año, moría en la clínica Reina Sofía, de Bogotá, por un cáncer de esófago. Aun así, a esa necro idea, en mí sigue vigente el escritor vital y seguirá oponiéndose la imaginación a la barbarie que nos atraviesa desde hace más de 200 años, los citados como de Independencia, aunque se siga ocultando su causa.

¿La razón de este homenaje?: al R. H. novelista, erudito, multirreferencial, barroco y también parte del realismo mágico, prefiero el M-D de ese ensayo escrito como tesis de derecho en la U. N. (1976). Y al preferir al ensayista por encima del narrador, cito a Ribeyro: “Un ensayista es un escritor, no un ensayista”, porque el que refiere al colega como tal, hace como quien perdona a otro: se pone un escalón arriba del perdonado. Y esto es imperdonable. Más allá de un asunto de literatura, por eso no hay acuerdos de paz, sino ceses parciales de guerra, como el que se da en este país desde 2016.

Escogí De la barbarie a la imaginación porque representa al R. H. que, un año antes de su debut en novela con Juego de damas, primera parte de su trilogía Fémina suite (las otras: El toque de Diana y Finale capriccioso con Madonna), ya ofrece los primeros destellos de una obra que lo catapultaría hacia lo más refinado de su literatura: Los felinos del canciller, finalista del Premio Nadal en 1987 y luego del Rómulo Gallegos, pasando por Metropolitanas (1986), Premio Nacional de Cuento el 87, y Mambrú (1996).

En el 91, realiza una obra que rebasa la escritura para pasar a la imagen, otra de sus pasiones pues siempre fue cinéfilo: su serie para TV, Palabra Mayor, que reunió a una pléyade de escritores: M. Benedetti, E. Sábato (entrevista que no realizó él sino Margarita Vidal en la que Sábato le dijo: “Si usted hubiera leído alguno de mis libros, podría…”), A. Bioy Casares, E. Molina, J. Donoso, J. Edwards, C. Fuentes, J. Goytisolo, A. Monterroso, Á. Mutis, F. Savater y M. Vásquez M.

Mientras presentó Palabra mayor, me sentí en un país culto y, por tanto, allende la barbarie. No pasó mucho tiempo y ya en 2002 aterricé donde nos ha dejado ese sujeto llamado ahora Matarife, que sonríe por un voto y, ya en el poder, ni voltea a ver. Ahora desde el Senado se ríe/burla de todos, con su cara/mancha de acólito vejete y la ayuda de medios y jueces corruptos, Fotocopiaduría y Conejo Electoral, antes Registraduría y CNE, pero que, después de su reelección y luego de subir en 2018 a su más tierno muñeco, ya nadie osaría restituirles su himen/nominal. El mismo año de Palabra Mayor, se casa con Mónica Sarmiento Duque, relación de la cual quedó un hijo, Alejandro.

De la barbarie a la imaginación muestra cómo América Latina accedió a una forma particular de cultura, “híbrida, mestiza o falazmente ‘bárbara’, qué más da” (1), señala M-D, “partiendo de otra que, a su vez, estaba henchida de valores completamente originales y propios”. Otra voz: como efecto de buscar arañar la identidad cultural, hubo que superar etapas a fin de acceder a niveles más homogéneos y sugestivos ya no en el plano real sino de la imagen, en el hecho de representar, pues una vez se despoja a la cultura de su sentido antropológico deviene metáfora.

Columna vertebral de la poesía, de poësis, creación, arte de descubrir, no inventar pues invectare = descubrir, vía M-D, lleva a revelar un mundo poético, a partir de dos modelos: Lezama, habitado por barroco y utopía; y Borges, por otro barroco, un falso enciclopedismo (no se sabe si algo es cierto o falaz) y otra utopía, su recurso a la imaginación como molde cultural, al sensibilizar los sentidos, para conjurar la barbarie. A ver si, como dice el abuelo de A. Palacios (Las estrellas son negras): “Matar, [resulta] un acto excluido de nuestras vidas”. (2) Para M-D, en su reflexión sobre el arte de novelar, “invocando las mismas razones por las que se afirma que imaginar no es inventar, nos parece lícito decir que imaginar es comprender”. (1976: 19) Igual a lo que le dijo Lezama a M. Pereira cuando este le devolvió Paradiso, sin entenderla, en Trocadero 162, la única casa/Universidad: “No entender [imaginar, sin captar], es ya un primer paso para entender [o sea, comprender]”.

El ensayo de R. H. viene iluminado por una idea. En la primera parte, un aparato teórico ilustra el cuerpo crítico que integra la segunda parte, en un proceso tal que la idea irradia a la imagen, como en el barroco, cuyo estilo es literalmente perla irregular, o sea, que crea algo mediante capas, tal como la ostra segrega en torno a un grano de arena oculto e íntimo. Como esa perla, el barroco, vía Lezama, revela, de forma mágica, por ocultamiento, conceptos o formas y los funde con otros más, de manera que a través de las muchas capas de brillo, movimiento e imaginación pueda intuirse, sin captarla nunca del todo, la idea central en toda su riqueza y complejidad. En un proceso tal que, además, el juicio corresponde al hecho, como en el universo barroco/enciclopedista de Borges y su ficción mezcla de utopía e imaginación radicales, con su uso reiterado/habitual del artificio y de la metáfora.

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Idea con la que pretende concluir este ensayo sobre R. H., en su intento por aproximar el arte de Lezama al de Borges, recurriendo a textos de Paz y Cortázar, para mostrar lo que dice M-D: “La frase final de La esfera de Pascal confunde las identidades y tanto Lezama […] como Borges la reivindicarían como suya: ‘Quizá la historia universal es la historia de la diversa entonación de algunas metáforas’.” El de Paz, epígrafe en De la barbarie a la imaginación: “Estamos al fin solos. Como todos los hombres. Como ellos vivimos el mundo de la violencia, de la simulación y del ninguneo [como hoy en Colombia]; el de la soledad cerrada, que si nos defiende nos oprime y que al ocultarnos nos desfigura y mutila… Nos aguardan una desnudez y un desamparo. Allí, en la soledad abierta, nos espera también la trascendencia: las manos de otros solitarios. Somos, por primera vez en nuestra historia, contemporáneos de todos los hombres.” (1976: 15)

Sin ir en contra de Paz, ¿de qué sirve hoy ser contemporáneos de todos los hombres en una sociedad dividida a la brava, distanciada social y no físicamente (ya un sesgo), atomizada por un virus producido en laboratorio y generador de un negocio para las élites mundiales, OMS, Bill Gates, Huawei y las transnacionales farmacéuticas, todas y todos, interesados en el forzado chip 666, la vacuna planetaria, el control biopolítico. (3)

El de Cortázar, sobre un símil Rayuela/Paradiso, en La vuelta al día en ochenta mundos (4): “En Rayuela definí y ataqué al lector-hembra, al incapaz de la verdadera batalla amorosa con una obra que sea como el ángel para Jacob. […] ¿Qué esperar entonces del lector-hembra frente a Paradiso que, como decía el personaje de Lewis Carroll, sería capaz de poner a prueba la paciencia de una ostra? Pero no hay paciencia allí donde empieza por no haber humildad ni esperanza, donde una cultura condicionada, prefabricada, adulada por los escritores […] funcionales, con rebeliones y heterodoxias cuidadosamente delimitadas por los marqueses de Queensberry de la profesión, rechaza toda obra que va verdaderamente a contrapelo”. (1988: 57-58) […]

“En sus instantes más altos Paradiso es una ceremonia, algo que preexiste a toda lectura con fines y modos literarios; tiene esa acuciosa presencia típica de lo que fue la presencia primordial de los eléatas, amalgama de lo que más tarde se llamó poema y filosofía, desnuda confrontación del rostro del hombre con un cielo de zarpas de estrellas. Una obra así no se lee; se la consulta, se avanza por ella línea a línea, jugo a jugo, en una participación intelectual y sensible tan tensa y vehemente como la que desde esas líneas y esos jugos nos busca y nos revela. Pobre de aquel que quiera viajar por Paradiso como viajaría por ‘el libro del mes’, por esa apremiante televisión en la pantalla de papel de las novelas usuales. […] Paradiso pide ser leído como los himnos órficos, […] y ya en esa cadenciosa consulta oracular en la que late una certidumbre que trasciende los enigmas y los absurdos y la incredulidad de la consulta intelectiva, el lector pasa en el verbo y por el verbo a un contacto trascendente, está frente a las entrañas que interroga el arúspice, las tabletas mánticas, los rumbos que señalan el I King y los libris fulguralis. Leer así Paradiso es como mirar el fuego del hogar e ir entrando en su torbellino de construcción y aniquilamiento, su momento clásico en que es la hoguera sacrificial, su hora romántica de chispas y explosiones inesperadas, su barroco de humos azules y verdes que multiplican las estatuas fugaces y las cornucopias, su instante Aura Mazda, […] Brunilda, el signo cósmico de Empédocles, la espiral de Isadora Duncan, el signo analítico de Bachelard, y por debajo, siempre, las viejas mujeres de las costas hiperbóreas que leen en las llamas la suerte de los que en alta mar enfrentan al kraken y al leviatán desatados. El hombre está llegando a la luna, pero hace más de veinte siglos que un poeta supo de los ensalmos capaces de hacer bajar la luna hasta la tierra. ¿Cuál es, en el fondo, la diferencia?” (1988: 78 a 81)

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Así, en el laberinto de la soledad del ser alienado por la neoesclavitud del neoliberalismo, nos espera también la trascendencia, a pesar de la violencia, la simulación en la vida y en la cultura y el ninguneo por doquier. En especial para todos aquellos incapaces de atacar o de defenderse, según sea el caso, y a los que, aun siendo contemporáneos de todos los hombres, el Sistema (in)Mundo, sin piedad alguna, los expulsa del centro a la periferia. Mucho más, en un orbe patriarcal, machista y androcéntrico que si no respeta al lector-macho, menos al lector-hembra, incapaz siquiera de probar la paciencia de una ostra. La única salida tal vez sea la que es posible inferir de un libro como De la barbarie a la imaginación, en el que M-D alude a la necesidad de recurrir al enfoque de la narrativa en lengua portuguesa, al decir de Octavio Paz, “ya un elemento inexcusable de la identidad latinoamericana”. (1976: 10).

Igual cabe decir de España, alineada por razones (no) culturales en el campo de la barbarie y que, por más de 50 años de narrativa provinciana, estuvo sumida en una literatura en la que es fácil advertir “ecos de un naturalismo pudibundo y torpe” que, para poder minarlos, habría que recuperar parte de la expresión original, desmitificar falsos complejos de superioridad y romper la traba ideológica que, paradójicamente, impide entendernos con los que hablan el mismo idioma; por último, habría que aproximarse al archipiélago de las Antillas, pues se ha descubierto que “ha sido gracias a una conflagración surrealista” que, desde el Aimé Césaire de Cahier d’un retour au pays natal hasta el Jacques Roumain de Gobernadores del rocío, intenta conciliar la Weltanschauung (concepción intelectual del universo) de un pueblo con el lujo de lo imaginario y la cotidianidad de un trópico real. (1976: 11)

De realismo mágico, barroco y otros asuntos

El 23 de junio del 2020, dentro del Festival GGM, de LIT, fui convocado, de nuevo, por Elizabeth Córdoba, para una charla con Aitor Arjol sobre el realismo mágico, concertada con MinCultura, que luego, el día 26 ella admitió, extraño, como “un error”. Lo cual, no obstante, me había llevado a preparar un texto sobre dicho tema y lo barroco, con los que también está relacionado R. H. Ello implica, hablar de una constante humana, un espíritu y no de “estilos históricos”, señala E. d’Ors, en Tientos, diferencias y otros ensayos, de Alejo Carpentier (5). Implica aludir a la vez a hegemonía cultural, imperios europeo y sionista-gringo, industria cultural y entretenimiento, manipulación cultural e ideológica, COINTELPRO (1951/76), faenas militares y contrainsurgencia: desde 1960 hasta hoy, incluido el Plan Cóndor, el más vasto/feroz de todos. Creado para combatir “todo foco de comunismo”, pero con el que junto a los dirigidos solo a Brasil, Brother Sam y Popeye, se eliminó todo brote de resistencia popular, movimientos sociales, disidencias, como lo demostró la Alianza para el Progreso (= Alianza del Pacífico) para así acabar con cualquier intento de organización social que pudiera hacer frente a regímenes despóticos, tiránicos, corruptos, economías ilegales y narcoestados.

Como se verá a lo largo de un muy breve tramo, dichos vocablos, realismo mágico/barroco y lo real maravilloso, han caído bajo las garras de los diccionarios, “cementerios del lenguaje vivo”, como los llamaba Julio Cortázar. A propósito, no hay que olvidar, de entrada, que “el que nomina manda”, diría Juan C. Monedero, no solo a propósito del que pone otros nombres a las cosas para sugerir que el nuevo empaque contiene un jabón que limpia más, sino de las editoriales de su país. Como pasa con los libros que se traducen y llegan a América Latina, casi todos de editoras españolas, plagados de gilipolleces, incongruencias y vacíos, en especial de autores rusos, alemanes, gringos, irlandeses y aún hoy de lusófonos: el que, v. gr., Mario Merlino tradujo de Cidade de Deus o Ciudad de Dios, del brasileño Paulo Lins (Estácio, 1958), saca de contexto a la historia y la pone en un incierto limbo narrativo. (6)

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¿Qué es barroco? Recargado. Como surrealismo, todos creen saber qué es. Ante un hecho insólito, se dice: “Surrealista”. El Primer Manifiesto de Breton, 1924, corresponde poco a lo que sucedió: “Era incapaz de definir lo que estaba haciendo, aunque sabía […] lo que iba a hacer” (Carpentier). Algo recurrente en el arte: una cosa es querer definir algo, otra lograr lo que busca el artista y muy otra lo que resulta: Camus no probó el placer de la página releída. Lo buscado no siempre resulta. El arte no acata intenciones, genera efectos; no lo origina la razón/lucidez, sino los abismos/demonios del artista, a los que luego lógica/orden los vuelve inteligibles. No se parte de un código común con el lector. Este debe descubrirlo en el autor. Cortázar refería lo que le costó haber formulado ‘lector-macho y lector-hembra’: el primero, vencía la resistencia de un texto; el segundo, bajo un inconsciente sesgo machista, era el lector incapaz de rumiar, de pasar un texto por los cuatro estómagos de la vaca (Paul Valéry).

Larousse: “Barroco: Neologismo. Igual churrigueresco. Galicismo por extravagante”. Barroquismo: “Neologismo, extravagancia, malgusto”; luego acepta el galicismo y el barroco se identifica en exclusiva con la arquitectura de un tal Churriguera, que ni fue buen sujeto del barroco, más bien manierista, y ello no explica nada. Porque el barroco, “es algo múltiple, […] que rebasa la obra de un solo arquitecto o de un solo artista barroco” (Carpentier). DRAE: “Estilo de ornamentación caracterizado por la profusión de volutas, roleos y otros adornos en que predomina la línea curva. Se aplica también a […] pintura y escultura donde son excesivos el movimiento de las figuras y el partido de los paños.” ¿Algo más pobre? Si se va al diccionario de ideas afines, júzguese el sinónimo: “Recargado, amanerado, gongorino [¿una vergüenza retomar a don Luis, exponente del Siglo de Oro, 1492 a 1681, así 1659 sea fin del periodo?], culterano, conceptista”, de nuevo “churrigueresco” y “decadente” [¿?]. (7)

Cada vez que se habla de decadencia, sobre todo desde el Poder (de “seres informes y faltos de vida”, Handke, Nobel 2019) (8), por contraste, se habla de expresiones que lejos de ella, marcan cimas de la cultura. ¿O son decadentes los impresionistas? ¿O lo era Beethoven por romántico y clasicista al tiempo, sin que dichas categorías lo ataran a uno u otro periodo, como quisiera el crítico? ¿No se dijo que Schönberg y Stockhausen, atonalistas, eran decadentes, sin serlo, como también se dijo de Debussy, potente influjo para sus sucesores? Y el barroco, ¿también “decadente”? Sobre todo, cuando la crítica provenía del Imperio europeo y luego del yanqui, hoy sionista-gringo, por su influencia sobre los medios, su semicultura (Rossellini) y entretenimiento light. ¿Por qué? Solo Jacob Rothschild, domina el 96% de la prensa mundial, mientras de ello el 80% habla de noticias sin confirmar. Además, según Jerry Mander, siete empresas dominan el 70% de la red de (des)información mundial. (9)

Al barroco se lo ha querido encerrar en un estilo: para d’Ors, es una “pulsión creadora”, cíclica, que regresa a través de la historia en las distintas artes, y para él existe un espíritu barroco y otro Imperial: aplicable a Alejandro, Carlomagno o Napoleón, como quien salta en el tiempo para luego llegar al imperio europeo a partir de la I Revolución industrial., Mecanización; y la II, energía eléctrica y productos en cadena; y al yanqui, el de la III, informática e IA, y IV, digitalización, que va desde informática hasta robótica, máquinas y procesos automatizados y smart-industries. Lejos de decadente, el barroquismo marca la expresión suprema, la mayor riqueza de una civilización. Aparece Rabelais, humanista del Renacimiento con Las horribles aventuras del gigante Gargantúa y de Pantagruel, expresión sublime de “la plenitud del idioma francés”, como la del español sería El Quijote y la del inglés el teatro de Shakespeare. El barroquismo, “constante humana”, no algo surgido en los siglos XVII o XVIII: craso error.

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Porque para muchos, especialmente italianos, decir barroco es aludir a cierta arquitectura muy ornamentada, como la de Borromini, o a cierta escultura movida y expandida en sus formas, como la de Bernini, en particular por la que se considera una cumbre universal del género, el Éxtasis de Santa Teresa, “pura chicanería entre mafiosa y eclesial” (diría el Happy Lora): lo que, visto a hoy, es igual. Entonces, aquellos que miran al barroco con un sentido peyorativo le oponen otro concepto, el que llaman “clasicismo”. Concepto que debe tomarse como uno de clase. Lo que lleva a la lucha de clases, para Marx el motor de la historia y para el capitalismo, no neoliberalismo (ni nuevo ni liberal), el solo querer aniquilar a los que dicho (anti)sistema llama ‘pobres’: más bien, empobrecidos, porque nadie quiere/escoge ser pobre.

Y el clasicismo, clasista porque viene de clase, se puede ilustrar así: Vivaldi, el mayor genio del Barroco, junto a Bach y Händel, era despreciado por nobleza y clero por tener cinco mujeres: le decían Cura Rojo, mientras Bach, irresponsable con más de 20 hijos, siete del primer matrimonio y 13 del segundo, sí tuvo su respaldo. Y no solo eso: el periodo musical lleva como fechas: 1685-1750. No obstante, aquí lo clave, Bach se quedó ciego, fusilando partituras de Vivaldi, en noches de luna llena a orillas del lago de Constanza, para adaptarlas luego a su instrumento, clavecín, afirma Nelson Mosquera en su texto El ingeniero del éxtasis – Rescatar a Vivaldi: “Prueba de ello es el Concierto para Cuatro Violines Opus 3, No 10 de Vivaldi, que Bach transcribió para Cuatro Clavicémbalos y que figura como obra suya. Conciertos para violín, obras para clave, música sacra, originalmente escrita por Vivaldi, ha sido catalogada por musicólogos pangermanistas y fascistas como obras de J. S. Bach”. (10)

Si las palabras barroco y surrealismo, según el propio Breton, no explican lo que son uno y otro, “clasicismo” es voz hueca, vacía, sin sentido. Larousse: “Algo muy notable y digno de imitación. Dícese del escritor o de la obra que se considera como modelo de cualquier literatura” y se citan como ejemplos, Calderón y Lope de Vega. Ya va mal la cosa, porque si un escritor representa el barroco español, al lado de Quevedo y de Góngora, es justo Calderón (Carpentier). Quien recuerde El médico de su honra, recordará el pasaje en que doña Mencía cuenta el accidente del joven caballero tumbado por el caballo, “uno de los trozos de poesía barroca más antológica” que puede imaginarse. El DRAE dice: “Clasicismo. Sistema literario o artístico, fundado en la imitación de los modelos griegos y romanos”. Lo que no define nada. En lugar de tal concepto, tal vez sería mejor decir que clásico es todo lo que siempre resulta nuevo, lo infinito en significaciones, lo perpetuamente contemporáneo.

Evocación de un hombre íntegro: Héctor Abad Gómez

A propósito del virus actual, cómo no citar a uno de los pocos seres íntegros que entendió el lío de las trampas en la espuria sociedad de mercado y problemas como el del hambre, partera natural de la violencia; la salud pública y la prevención, bienes en sí mismos para todos; la educación, vía expedita al saber y de ahí a poder enseñar, que antes es aprender del Otro. Humano que sufrió en carne propia (como Arturo Echeverri) el rigor de la violencia hasta caer, no sin antes mostrar toda su vida un ‘influjo romántico’ (2012: 48) o sea un activo rebelde e inconforme, desde que estudió medicina hasta que, instaurada la elección por voto directo, 1987, aspiró a la alcaldía de Medellín, pero tuvo la resistencia del presidente del DL y del exnovio de Vicky Abad F., un oscuro senador, a los que denunció El Espectador por recibir dineros del narcotráfico. Así, Pablo Escobar mata a su director (17 de diciembre de 1986) y pone una bomba allí (2 de septiembre de 1989). Para develar el asesinato de Héctor Abad Gómez, basta ir al libro El olvido que seremos que su hijo Héctor Abad Faciolince escribió en su memoria (2012: 253/54). (11)

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Para no ignorar la violencia que abruma y poder acabar con el cese parcial de guerra, cómo no recurrir a Héctor Abad Gómez en su Manual de tolerancia (12): “Porque no es matando guerrilleros, o policías, o soldados, como parecen creer algunos, como vamos a salvar a Colombia. Es matando el hambre, la pobreza, la ignorancia, el fanatismo político e ideológico, como se puede mejorar este país”. (1996: 44) Voz clave: “La tolerancia —el festejo de la diversidad de opiniones, creencias y maneras de habitar el mundo— nace de una certidumbre de profunda sabiduría: la de reconocer con modestia la posibilidad de equivocarse”. Referente para escribir “un legajo de folios manuscritos” que, tras ser asesinado, su hijo encontró y fue quien, según Carlos Gaviria, “condensó la intención y la doctrina en un título feliz: Manual de tolerancia.” Libro clave si se quiere conocer uno de los periodos más oscuros de Antioquia.

Allí, sin saber muy bien todavía para quién iba a escribir, pero como quien presiente que todo pugna por salir y lo esencial es que mientras sea hecho con grandes sentimientos de amor, como son los de cualquier auténtico revolucionario, diría el Che, quedará bien hecho, Abad Gómez, dirigiéndose a todo aquel sujeto compasivo, sin prejuicios y habitado por la tolerancia, sentencia: “Para estos hombres y mujeres no fanáticos, que no han jurado defender un partido o una ideología aunque les cueste la vida, que no le tienen terror al cambio de sus propias convicciones u opiniones, que ven con agrado las perspectivas de discutir con gente que no piense como ellos y están dispuestos a admitir la posibilidad de cambiar sus propias opiniones; para esa gente, sana mentalmente, quiero escribir”. (1996: 18)

Más adelante, Abad Gómez va a reconocer la causa mayor de nuestros males, los de Fosa Común, ex Colombia: “El maccarthismo [13], muchas de las actitudes de Truman [14] y la política inflexible de Johnson en Vietnam [15], el secretario McNamara [16], el apoyo a los golpes de Estado derechistas y militaristas como el del Brasil [17] y la intervención en Santo Domingo [18], son todos signos de que el gobierno de los EE UU pareciera abandonar por épocas, sus pretensiones de defensa de la democracia y de la libertad para adoptar la política que combatió en la [Segunda Guerra Mundial]”. Que es, precisamente, lo que siempre ha venido haciendo, con la rodilla en tierra de los medios masivos y, hoy, con el sistema Lawfare, ambos corruptos, así como con la tácita complicidad del resto del mundo, para el que los gringos son “salvadores” de los países y no, como en verdad pasa, invasores, saqueadores, pillos y violadores masivos.

Aquí se cita el sistema Lawfare, junto a la prensa corrupta, a propósito de Dilma y Lula. Con un dato adicional: 13 agentes del FBI actuaron dentro de las investigaciones de la Operación Lava Jato (19), que acusó a Lula da Silva de negocios oscuros en relación con Petrobrás y con un apartamento en Guarujá, hechos que, al filo del tiempo, fueron desmentidos por la defensa del ex presidente y por el propio Lula, en lo que constituye un caso de aberrante injusticia. (20) Lo que ya había pasado con el impeachment contra la ‘1ª presidenta’, Dilma Rousseff, entre otras cosas, por haberse atrevido a crear, el 16 de mayo de 2012, una Comisión de la Verdad, que sacó a flote toda la podredumbre de la olla común entre gobiernos brasileños y gringos.

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Sobre virus/negocio; ideología nula, que lleva al sectario a polarizar y al sicario moral a señalar a los demás; periodismo banal; corrupción en Gobierno y Fiscalía; feminicidios, asesinato y violación de indias (niña embera/chamí, ¿cómo se llama?), Héctor Abad Gómez: “Si comunismo es querer acabar con las injusticias y los privilegios, con el cañón de cerdo para unos pocos y el hambre para la gran mayoría. […] Si el comunismo es propiciar una reforma agraria que acabe con los latifundios. […] Si es peligroso socialmente propiciar que jóvenes médicos tengan sentido de justicia social y no se limiten a recetar a los ricos y solo a los que puedan pagar en sus consultorios. […] Si es no ser cristiano querer acabar con tantas injusticias como hay […] en el mundo, entonces no soy católico; entonces sí soy comunista. [21] Así puedo, serenamente, decirle a nuestro pueblo que no necesita abjurar de sus tradiciones [ni] religión, para poder reclamar con vigor y energía la justicia que por tanto tiempo le ha sido negada, que no tenemos que estar siempre del lado de los dueños y nunca del lado de los desposeídos y que vamos a exigir juntos justicia social para todos, sin que nos insulten ni calumnien [22] por decir la verdad, aunque les duela, a los amigos del general Franco”. (1996: 46/47)

Ojalá resonara esta cita de Abad Gómez: “Es difícil enseñar cuando no se quiere imponer un pensamiento, sino estimular el pensamiento ajeno, libremente. La gente se siente insegura cuando no le dicen lo que debe hacer”. Sin faltarle al respeto, hoy los jóvenes están dispuestos a aprender del pasado, a renunciar al saber/sentir impuesto, a un pensar propio y libre y a que no les digan qué hacer. Abad Gómez: “Sin embargo, ya los pueblos están empezando a reaccionar. Ya en la ciudad de México los pobres están gritando, como gritarán aquí algún día: ‘No queremos goles, queremos fríjoles”. (1996: 64) En cambio, Mr. Uribe prefiere los goles, los fríjoles están seguros: como (c)enador gana más de COP$30 millones y tiene una seguridad que no merece: 300 escoltas por COP$54.393 millones (de 2011 a 2014), para un hombre, con más de 287 demandas, que espera “vencimiento de términos” en la Corte Suprema. (23)

Romanticismo y barroquismo en artes, literatura y política

Romanticismo no es como lo pintan: fue barroco. El romántico fue/es hombre de acción, pulsión, movimiento, voluntad, manifiesto, violencia: que responde a otra, la de Estado. Románticos: Beethoven, Bolívar, Che, Camilo (cura revolucionario: así sacuda a otros…), P. Lumumba, MX, MLK, Th. Sankara. Otros románticos/barrocos, en arte/música/poesía: Delacroix, mayor pintor romántico, legó el cuadro/clave de las Barricadas de París, sin nada que envidiar al Guernica, de Picasso: sobre los efectos de la Operación Rügen en la población vasca durante la Guerra Civil española, 26 de abril de 1937, por la Legión Cóndor nazi y la Aviación Legionaria italiana; Wagner, joven, fue expulsado de Münich por su anarquismo militante y Lord Byron murió en Missolonghi, en su intento por ayudar a la liberación de Grecia.

Marcel Proust, por su parte, con el episodio de La prisionera en su novela En busca del tiempo perdido, construye “la página más hermosamente barroca en toda la […] novela”, al pensar/plasmar que los pregones de los vendedores callejeros, por sus inflexiones melismáticas y las impostaciones de voz, pueden relacionarse con el canto litúrgico medieval. (1987: 110) De aquí es posible inferir un tácito conflicto entre academicismo y barroquismo. Mientras el primero es cómplice del statu quo, propio de épocas tranquilas/seguras de sí, el segundo se expresa donde hay cambio, mutación, innovación: recordar que, en vísperas de la Revolución Rusa, el mayor representante de la poesía es Maiakovski, cuya obra, tanto en teatro como en poesía, es un “monumento de barroquismo”, según el muy docto Carpentier.

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A América no llegaron románico ni gótico, dos estilos históricos, de que habla d’Ors, aunque sí el barroco (Carpentier), plateresco, con más atmósfera, aire, que “el de Churriguera”. La mano de obra india va a sumar, al plateresco hispano, el barroquismo de los motivos zoológicos, vegetales, florales y así se llega al culmen del arquitectónico, el americano, cuya máxima expresión en la zona hispánica es la iglesia de Tepozatlán, en México (1987: 112); en la lusófona, la obra poco citada de El Aleijadinho, Antônio F. Lisboa (1730-1814), escultor y arquitecto brasileño, mulato, hijo de portugués y esclava, de vida trágica aunque fructífera y al que la lepra le quitó dedos/manos y pies; al hacer de su mal un motor, logró una obra con brío y expresión americanos; es considerado el mayor escultor del hemisferio por combinar escultura/arquitectura y teatro, de modo magistral: bastan los 12 profetas de Congonhas, cuyo conjunto puede leerse como un solo texto que no va a un sujeto, sino a la Humanidad entera.

América Latina es la tierra de elección del barroco porque todo sincretismo/mestizaje, toda simbiosis, genera un barroquismo americano que crece con el aporte del criollo, con la conciencia que adquiere el hombre, sea hijo de blanco europeo, de negro africano, de indio nacido en América, como vio Simón Rodríguez, y luego Manuel Zapata O., en Colombia, desde la sangre triétnica, blanca/india/negra: “y el espíritu criollo es de por sí un espíritu barroco”. (1987: 112) A propósito, cabe recordar, vía Carpentier, al citado SR, quien recuerda que junto a los que hablan el español, sin serlo ya, pues ahora son criollos, “tenemos huasos, chinos y bárbaros, gauchos, cholos y guachinangos, negros, prietos y gentiles, serranos, calentanos, indígenas, gentes [sic] de color y de ruana, morenos, mulatos y zambos, blancos porfiados y patas amarillas y un mundo de cruzados: tercerones, cuarterones, quinterones, y salta atrás”. (1987: 113) Aquí, entonces, el entronque del barroco con “lo real maravilloso”.

Aclaraciones sobre ciertas palabras violadas

Con la voz maravilloso hay una confusión conceptual tan grande como con barroco o clasicismo. El cementerio del lenguaje vivo, el diccionario, dice que lo maravilloso es lo que causa admiración, por ser extraordinario, excelente, admirable: que todo ha de ser bello, hermoso y amable. Lo único a recordarse del diccionario se refiere a extraordinario, insólito, singular: ni bello ni hermoso por fuerza, sino ante todo asombroso por insólito. Todo lo que se sale de las normas establecidas es maravilloso y puede ser tan ofensivo como inofensivo, depende de qué lado se esté: eso no depende de quien produce lo maravilloso, sino de las condiciones históricos/sociales, socio/políticas y culturales y económico/políticas del lugar en el que lo maravilloso se produzca, para bronca del censor o goce/placer del espectador.

Charles Perrault es, v. gr., un pionero de lo maravilloso, aunque su postura vaya en contravía de lo que acepta el canon literario, con la creación de figuras maravillosas como las que pueblan sus obras clave: los cuentos de Mi madre la oca, Caperucita roja, Pulgarcito, La bella durmiente, Barba Azul, Las botas de siete leguas, etc. En el prólogo de sus cuentos, define lo maravilloso, al hablar de las hadas: dice que ellas igual pueden emitir diamantes por la boca mientras están de buen humor, que expulsar culebras, reptiles y sapos cuando entran en cólera. Y Carpentier anota que el hada más célebre de todas las consejas medievales es Melusina, que era “un abominable monstruo con cabeza de mujer y cuerpo de serpiente, pero formaba parte de lo maravilloso”. (1987: 113) He ahí el porqué de palabras violadas: su aplicación en la vida práctica no se corresponde con su reposo en la necrópolis del lenguaje.

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Al hablar de lo real maravilloso, Carpentier se remite a ciertos hechos ocurridos en América, características del paisaje, elementos que han nutrido su obra. En el prólogo a El reino de este mundo (1ª ed.) lo define. (24) Hubo gente que se le acercó a Carpentier para decirle que hay una cosa que se ha llamado realismo mágico y él mismo se pregunta, ¿qué diferencia hay entre el surrealismo y lo real maravilloso? Dice que la respuesta es fácil, cuando se sabe que la voz realismo mágico fue acuñada entre 1924 y 25 por el crítico de arte Franz Roth, en el libro El realismo mágico que publicó Revista de Occidente: llama realismo, simplemente, a una pintura expresionista, sin ninguna intención política concreta, eso sí. Al terminar la Primer Guerra Mundial, en Alemania, surge la tendencia artística del expresionismo (réplica al impresionismo): una época de miseria, dramas y dificultades, de crisis, bancarrota y desorden. (1987: 114) Que hacia los años 30 va a producir cuatro millones de parados, como lo muestra el filme Kuhle Wampe (1932) o Vientres helados, con guion de Bertolt Brecht y dirección de Slatan Dudow.

Ya que se habla de Brecht, hay que decir que una de las representaciones más valiosas del expresionismo es Baal, su ópera-prima teatral, habitada por el combate, la ironía, la propuesta social, como la que había en el robot que ideó Karel Capek e igual en el teatro de Georg Kaiser, con sus raros personajes: hombre primero, hombre segundo, primera dama de negro, la dama verde, la dama roja, obras todas en las que subyacía la crítica, la polémica, la postura revolucionaria, sin más ánimo que el de transformar al hombre, cambiar el mundo, dignificar la vida, no tras ese prurito de venganza, de rencor, de intolerancia que caracteriza a los seis o doce o 18 que producen las conspiraciones y que llaman a todos los demás conspiradores.

En síntesis, lo que Franz Roth designaba realismo mágico era una pintura expresionista que combinaba formas reales de un modo no ajustado a la realidad cotidiana. En la portada del libro, el cuadro del Aduanero Rousseau en el que un árabe duerme al lado de una mandolina, con un león que se asoma y la luna de fondo: “aquello es realismo mágico porque es una imagen inverosímil, imposible, pero, en fin, detenida allí”. (25) Roth consideraba que Chagall también representaba al realismo mágico, en cuyos cuadros se veían vacas voladoras, burros en vez de violines sobre los tejados, músicos entre nubes, sujetos con la cabeza para abajo, o sea, elementos de la realidad llevados a un ambiente onírico, ya liberados de dicha realidad.

Si surrealismo iba tras lo maravilloso, rara vez en lo real: en el sueño/artificio, caso Duchamp y su orinal/Readymade: La Fuente, regalo de Elsa von Freytag, revela a una hermana y de paso expresa el aporte femenino, travestido, al arte: “Una amiga, usando el seudónimo de Richard Mutt, me envió un urinario de porcelana a modo de escultura para ser expuesto; como no tenía nada de indecente […]”. O caso Dalí y sus relojes/melcochas, pintura deliberada para emitir una fuerte impronta personal. Carpentier: “Lo real maravilloso, […] que defiendo, [lo] nuestro, es el que encontramos al estado bruto, […] lo latinoamericano. Aquí lo insólito […] siempre fue cotidiano. Los libros de caballería se escribieron en Europa, pero se vivieron en América, porque si bien se escribieron las aventuras de Amadís de Gaula en Europa, es Bernal Díaz del Castillo quien nos presenta con su Historia de la conquista de la Nueva España el primer libro de caballería auténtico”. (1987: 115)

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El barroco en Moreno-Durán y lo barroco/real maravilloso en Carpentier

Digno de citarse el trabajo que sobre el barroco desarrolla R. H. en su ensayo sobre Paradiso de Lezama. Obra cuya pieza principal es la metáfora, basado en Emilio Carilla, para referirse a otros tropos (26), definidores del barroco: contención, oposición y antítesis, la tendencia a la fusión o aproximación de diferentes artes. En otras palabras: la interdisciplinariedad, de la cual fue pionero en Fosa Común, el escritor Rogerio Velásquez y no el maestro MZO, como él mismo se jactaba: hecho que se aclara no para fustigar al genio de Lorica, sino en un gesto de justicia con el gran ser humano natural de Sipí, al que el español Juan A. Rivera llamó narrayista, voz para designar a quien se mueve con destreza entre la narrativa y el ensayo. (27) Al fin y al cabo, las dos son la misma cosa, contienen similar idea: el oficio de escritor.

El mundo americano es barroco por la arquitectura, el enrevesamiento y complejidad de su naturaleza/vegetación, la policromía circundante, el impulso telúrico de los fenómenos a que siguen sometidos sus pobladores. La descripción de un universo barroco por fuerza ha de ser barroca, es decir, el qué y el cómo se compaginan ante una realidad barroca. Como la historia que narra Carpentier (detrás de la cual aquí está El Innombrable): la de un dictador latinoamericano que tras un inicio brillante es tomado por la fobia de la traición, la persecución, y, de modo sistemático, se va deshaciendo de sus más leales ministros, sus generales, sus parientes, hermanos, madre, hasta que queda íngrimo solo, en lo alto de un monte, rodeado por unos 300 escoltas, muchos de ellos lisiados, ancianos, niños: “Esta es una historia, a mi juicio, más extraordinaria que la historia de Macbeth”. (1987: 116-117)

Sí, tal vez la historia sea la de la variopinta entonación de algunas… y metáfora = transporte, movimiento, libertad de expresión, poesía/prosa a la vez, todo contenido en la obra de Lezama y en la de Borges. Algo de ello o mucho, según sea el ánimo del lector, macho o hembra dispuestos a dejar de serlo, es posible rastrear en Moreno-Durán y en De la barbarie a la imaginación, en la que quizás descubrió que el ensayo es solo un pretexto de visitar la obra de alguien para volver sobre sí mismo: quien estudia, se estudia. Como al decir sobre Paradiso: “La metáfora es mito, es poesía, es síntesis. Precisamente la metáfora singular —la pequeña imagen que ya encierra todo el mundo general y complejo— es, en Lezama, el instrumento más diestro para llevar adelante esa misión barroca que persigue, a diferencia de la sinécdoque, atrapar en un momento la realidad más íntima de su particular universo”. (1976: 301)

Civilización y barbarie: El revés de lo que se dice/cree

Toda esta reflexión, vía Lezama, lleva a Moreno- Durán a hacer una síntesis que vuelve sobre Paradiso, su ensayística y su novelística. En tales obras, los conceptos civilización y barbarie, surgen con una acepción contraria a la que les asigna la historia: “La metáfora codifica a través de convenciones poéticas toda la gesta y toda la imaginación, toda la historia y toda la leyenda, toda la realidad y todo el sueño de la memoria humana. Tal codificación, pues, antes que resurrección es feliz epifanía, y Paradiso mismo, en consecuencia, define su contenido a través de una típica bildliche Darstellung der Welt —una representación metafórica del mundo”. (1976: 301) Dicha representación dista mucho de los que, pasando por víctimas, atropellaron civilizaciones que cargaron el ropaje/lastre de ser los (apócrifos) bárbaros/atilas.

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Al abordar Paradiso pregunta si es poesía, ensayo/autobiopic o discurso cultural y concluye: “el más grande intento por alcanzar en América Latina el viejo sueño de Mallarmé, o sea, a nivel de lenguaje, la pretensión de escribir El Libro”. […]: “Sólo que la intención de Lezama, en su esfuerzo increíble, trasciende la naturaleza de la palabra […] y accede a ese plano mucho más amplio y fabuloso de atrapar la cultura y el mundo por la imagen”. (1988: 283/84) El mismo plano, derrotero/clave en la búsqueda de Moreno Durán, a lo largo de su vida: lo que confirma, quien estudia… El final lleva al inicio: allí certifica que la presencia de Lezama en el epílogo no es casual ni gratuita, aunque tampoco excluye obras similares y obedece “al hecho preciso de que, atrapado su mundo narrativo por el fasto ecuménico de la cultura”, no olvida jamás “su vinculación con un medio, una idiosincrasia y una tradición que mantienen su supervivencia únicamente a través de su expresión más firme: el barroco”. (1988: 8)

Lo mismo Moreno Durán si se lee Los felinos del canciller, sobre una familia aristocrática (como las otras seis que han gravitado sobre Fosa Común, coincidencia con Grupo de los Seis. Carlos Castaño: “ubíquelo durante un espacio muy largo de la historia nacional, como hombres del nivel de la más alta sociedad colombiana”, lo que lleva a su sentencia: “Anularles el cerebro”,por matar, a quienes pensaban distinto. 2012: 287): los Barahona, el patriarca Gonzalo; el hijo, Santiago; el nieto, Félix, focalizador principal para narrar la historia filial, evocada en NY, 1949. Cuyo manejo de lenguaje y escritura lo determina en buen parte el humor, a través de otro recurso de estilo: el verbo: manipular. Y un sinónimo de diplomacia es mentir y otro manipular, como no tanto lo son en el decir de los políticos, sino ante todo en su actuar. Todo lo contrario de lo que es la cultura verdadera, que ni miente ni manipula y que, para Rojas Herazo, es el refinamiento de los sentidos. Y para Ribeyro no es un almacén de libros leídos.

Si se ahonda en su lectura, podrá sentirse el peso que tiene la manipulación del lenguaje, a través del patriarca Gonzalo, pues además de diplomático es filólogo: ¿José E. y M. A. Caro dixit? Entonces, una síntesis más acertada sería que los Barahona si bien dominan el arte de la manipulación, más que nada manipulan el lenguaje. Lo cual no es poco… 1984: “La finalidad de la neolengua no era aumentar, sino disminuir el área de pensamiento, objetivo que podía conseguirse reduciendo el número de palabras al mínimo indispensable”. Uno de los fines de Moreno Durán: el nexo lenguaje/poder. Lo avala su novela: Política y filología fueron en este país la misma cosa: en el principio fue el verbo y el verbo se hizo con el poder. (1987: 85) Política y lenguaje han sido y son en Fosa Común lo mismo: en el comienzo fue el fraude y el poder se hizo por el fraude. Como el de 117 billones, dado en este virus/business. (28)

Y esa relación lenguaje/poder es el objetivo central de los políticos: reducir al máximo el lenguaje de la gente, mandarla al espacio claustrofílico, limitarle el acceso al paisaje, como se ve hoy. Hechos que, por contraste, no son prerrogativas de hombres libres, ni del barroco o la utopía, línea Lezama, como tampoco lo serían del barroco/enciclopédico, línea Borges. Según lo dicho sobre Los felinos del canciller, Moreno- Durán va más por la vía de Lezama, aunque no le disguste del todo el paisaje de Borges, con sus caminos/jardines que se bifurcan entre el enciclopedismo y una apócrifa/ficticia erudición o un muy bien disfrazado intelectualismo. Lo que no se da en Moreno Durán, ocupado como anda en los juegos del lenguaje y de lo posmoderno. Entre los rasgos de la trilogía Fémina suite están, de acuerdo con la crítica, claro, los efectos del humor; el juego subversivo/perverso del lenguaje; el distanciamiento basado en la ironía.

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El que permite hacer comparecer a un tiempo a Moreno Durán y a Arturo Echeverri (el olvidado, por negacionismo, como Moreno Durán por desidia, autor de Antares, 1949, Marea de ratas 1960, cumbre en la novela de y sobre la Violencia, y Esteban Gamborena, 1997, póstuma pero escrita a fin de los 40, sobre Medellín), ante el profano altar del distanciamiento brechtiano. Mediante él, en alemán Verfremdung, Brecht impedía al espectador sentir empatía, para sacudirlo y hacer surgir un pensamiento crítico que llevara a la acción concreta: en favor de obra y testigo, a fin de evitar superfluos nexos que pudieran llevar a una exégesis equívoca/errónea. Eso a la vez permite corroborar que Moreno Durán fue un autor, como se muestra en Palabra Mayor y a lo largo de su trasegar, más interesado por la trascendencia de la obra, de la escritura, que por la figuración del artista. A él siempre le preocupó que su ausencia se sintiera, no que su presencia se notara: como a Bob Marley o a Fela Kuti, baluartes del Reggae y del Afrobeat. Como, desde luego, a Héctor Abad Gómez, a Arturo Echeverri M., a Héctor Rojas Herazo, seres humanos éticos por honestos y valores de la rebeldía inherente al que es inconforme. Lo que se agradece desde lo hondo del alma/cuerpo de quienes estamos del lado de la cultura y no de la barbarie, de la imaginación y no del silencio impuesto, de la vida y no de la muerte.

Bibliografía y Notas:

(1) Moreno-Durán, R. H. De la barbarie a la imaginación. Tusquets, Barcelona, 1976, 327 pp.: 9.

_____________________ Los felinos del canciller. Ediciones Destino, Barcelona, 1987, 359 pp.: 87. (2) https://www.elespectador.com/noticias/cultura/arnoldo-palacios-matar-un-acto-excluido-de-nuestras-vidas-articulo-909233/ (3)https://www.youtube.com/watch?v=3UcarK-tHbQ&feature=share&fbclid=IwAR0sPYwSHqG3Rp0VkxB7C8wEEkL5w0cIX6Md9Kr2j1a6_KsCH-LBjYgPtW8

(4) Cortázar, Julio. La vuelta al día en 80 mundos. Siglo XXI, México, 1988, Tomo II, 193 pp.

(5) Carpentier, Alejo. Tientos, diferencias y otros ensayos. Plaza & Janés, 1987, 284 pp.: 108.

(6) Lins, Paulo. Ciudad de Dios. Tusquets, Barcelona, 2003, 398 pp. La edición de Companhia das Letras tiene 550 pp. Cuando en la FILBO 2014, el 10/mayo, me firmó su novela, le propuse me diera un año para traducirla mejor que Merlino. Él, apenas, sonrió: noté, al rompe, un tic nervioso, que fue mío también, de vergüenza ajena por la editorial.

(7) El Siglo de Oro español: periodo en que florecieron arte y letras; coincidió con el auge político y militar del Imperio español y de la dinastía de los Habsburgo. Se considera que duró entre 1492, año del fin de la Reconquista, el Descubrimiento de América (un genocidio), y la publicación de la Gramática de A. de Nebrija, y 1659: España y Francia firman el Tratado de los Pirineos. Último gran escritor: Calderón, m. en 1681, considerado fin del periodo.

(8) Peter Handke: “Lo que me irrita y me incapacita para llevar una existencia política no es la aversión a la violencia, sino la aversión al poder. El poder, en tanto puede permitirse convertir la violencia en ritual, consigue que esta aparezca como la razonable. Mi repugnancia ante la violencia razonable del poder es inconmensurable. Concibo a casi todos los poderosos como hombres informes y faltos de vida”. (9) http://la-verdad-ocultada.blogspot.com/2013/03/7-empresas-controlan-el-70-de-los.html (10) http://editorial.ucentral.edu.co/ojs_uc/index.php/hojasUniv/article/view/1377

(11) Abad Faciolince, Héctor. El olvido que seremos. Planeta, Bogotá, 2012, 293 pp.

(12) Abad Gómez, Héctor. Manual de tolerancia. U. de Antioquia, Medellín, 1996, 142 pp.

(13) En realidad, parnellismo pues fue J. Parnell Thomas quien hizo la tarea sucia del Comité de Actividades Antipatrióticas y terminó en la cárcel, mientras Joseph McCarthy, quien obtuvo los dividendos políticos, siguió libre sin problemas, en algo que recuerda a un habitante de estos tristes pagos: El Innombrable, ahora llamado Matarife.

(14) El artífice de la falsa reconstrucción alemana, que significó, más bien, la colonización de la conciencia colectiva, vía chicles y fotos polaroid, como lo cuenta el filme Al filo del tiempo (1974/75), del alemán Ernst Wim Wenders.

(15) LBJ, uno de los sicarios nunca confesos de JFK y quien más se opuso a éste en su afán de sacar a mil oficiales de Vietnam, a fin de menoscabar el prurito gringo de hacer la guerra en cualquier lugar del mundo.

(16) En el documental The Fog of War se desnuda ante Errol Morris, para revelar al mundo un secreto: el de la firma, en 1936, que EEUU siempre negó, de Thomas J. Watson, por IBM, y de Adolf Hitler, por Alemania, sobre cómo, vía tarjetas perforadas, se llevaría la cuenta del botín a repartir por los muertos que dejaría la II GM.

(17) El del Brasil del único presidente gitano en el mundo, J. Kubitschek; y de João Jango Goulart, a quien tumbaron los gringos, tras el Golpe de 1964, para poner a H. Castelo Branco, luego asesinado desde un avión que volaba por encima del suyo: hecho que conocen muy bien los gringos.

(18) Que significó el asesinato, por los gringos, de su antiguo esbirro, R. L. Trujillo Molina, quien ‘gobernó’, junto a dos hermanos, entre 1930 y el 30/mayo del 61: día que su vehículo recibió más de 60 tiros y él ‘apenas siete’. (19) https://operamundi.uol.com.br/vaza-jato/65483/conheca-os-13-agentes-do-fbi-que-atuaram-na-lava-jato?bol (20) https://rebelion.org/el-proceso-a-lula-una-aberrante-injusticia/

(21) Como, por mi lado, lo sostengo en el ensayo sobre el poeta turco Nâzim Hikmet. https://www.elespectador.com/noticias/cultura/nazim-hikmet-prohibido-hablar-con-otro-que-no-sea-yo/

(22) ¿Escucha Vicky Dávila? Bueno, ella no escucha, como tampoco el Matarife del que habla hoy (no solo) el abogado criminalista Daniel Mendoza Leal, aunque sí éste y el activista (en redes) Levy Rincón. (23) https://deracamandaca.com/?p=38731 (24) https://www.lahaine.org/amauta/b2-img/Carpentier%20(El%20reino%20de%20este%20mundo).pdf (25) https://www.youtube.com/watch?v=MEImDkWx6nw

(26) Figuras retóricas de pensamiento que consisten en usar una palabra con sentido figurado; tropos son, fuera de metáfora, metonimia: designar una palabra con otra: causa por efecto; y sinécdoque: la parte por el todo.

(27) Velásquez, R. Ensayos escogidos. Prólogo: G. Patiño. BLA, Tomo XVII, MinCultura, Bgtá, 2010, 609 pp.: 20/21.

(28) https://www.elespectador.com/opinion/presidente-donde-estan-los-117-billones/

* (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Colaborador de El Magazín de EE, desde 2012, y columnista, desde el 23/mar/2018. Corresponsal de revista Matérika, Costa Rica. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao Eds., 2017). Mención de Honor por Martin Luther King: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Invitado por UFES, Vitória, Brasil, al III Congreso Int. Literatura y Revolución – El estatuto (contra)colonial de la Humanidad (29-30/oct/2019). Autor, traductor y coautor, con Luis E. Soares, en el portal Rebelión. E-mail: lucasmusar@yahoo.com

Por Luis Carlos Muñoz Sarmiento

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