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Las dificultades de buscar a desaparecidos en el río Magdalena

La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas anunció el lanzamiento de la ruta de investigación fluvial sobre ese río. No es la primera vez que se busca en el agua ni que las víctimas escuchan esa promesa. ¿Es posible encontrar cuerpos en el río Magdalena?

Redacción Judicial

10 de octubre de 2025 - 06:00 a. m.
Las dificultades de buscar a desaparecidos en el río Magdalena
Foto: ubpd
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El sol de Barrancabermeja (Santander) apenas logró sofocar algunas lágrimas y gotas de sudor que rodaron por el rostro de Noralba Mora. Mientras unos funcionarios de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) le hablaron con entusiasmo sobre la posibilidad de encontrar a sus dos hermanos desaparecidos hace 25 años, ella recordó cómo, por las impredecibles aguas del río Magdalena, bajaron cuerpos envueltos en historias de dolor y muerte durante las épocas más violentas del conflicto armado. Pensaba, también, en Alberto y Alexei, sus dos hermanos, que un día fueron arrojados al río, se fueron con la corriente y nunca más supo sobre sus paraderos.

El pasado domingo 5 de octubre, en medio de tamboras y cantos de la región, la UBPD le habló a un grupo de víctimas sobre los esfuerzos que adelantan para encontrar a 2.365 desaparecidos que habrían sido arrojados a esas aguas en el marco de la guerra, según cálculos de la propia Unidad. Les dijo que con el lanzamiento de la Ruta Buscadora terrestre y fluvial esperan arribar a 21 puertos de Santander, Bolívar, Magdalena y Cesar; recoger toda la información posible de las personas que habrían sido lanzadas al río; tomar muestras de ADN; buscarlos y, ojalá, encontrar por un rastro de sus seres queridos. Mientras tanto, sobre el río, una pequeña embarcación blanca con banderas de la entidad dio vueltas en el agua.

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Las familias recibieron la noticia más con expectativa que con esperanza. Saben que aunque exista buena fe y esfuerzos, encontrar a sus muertos en ese río, que ha sido caudaloso y profundo, es una tarea titánica. En realidad, no es la primera vez que la Unidad busca a personas desaparecidas en los cuerpos de agua. Este ejercicio ya se ha adelantado en otros escenarios como el Canal del Dique o en el estero San Antonio, en Buenaventura. Pero esas búsquedas en los ríos, mares, cuencas y pozos no han entregado mayores resultados. De los esfuerzos que se invirtieron, por ejemplo, en el estero, solo quedó la respuesta de que se intentó, pero no se encontró. ¿Por qué es tan complicado encontrar cuerpos en el agua?

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Las complicaciones van desde las dinámicas de las corrientes hasta la alta sedimentación que tienen los mares y los ríos colombianos que provoca que, incluso, a corto plazo la búsqueda tenga una expectativa baja. Juan Guillermo Marín, arqueólogo con experiencia en arqueología subacuática y director del Centro de Históricas, Antropológicas y Culturales de Panamá, explica que el tiempo es otro factor que le juega en contra al hallazgo de los desaparecidos en el agua, además de los cambios ambientales y las corrientes que hacen que sea casi imposible el hallazgo concreto de restos humanos en el agua. Y en términos de competencias humanas, tampoco hay mucha luz.

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“Colombia no tiene las capacidades para la búsqueda de desaparecidos en el agua. Se requiere de la vinculación de especialistas internacionales en este tema. Sobre todo porque no se trata solo de un asunto de tecnología. Los cambios eventuales en las corrientes también pueden complicar la búsqueda. Además, la visibilidad en el río Magdalena es cero. El porcentaje de hallazgo es mínimo porque ha pasado mucho tiempo. En muchos casos han pasado 20, 25 y hasta 30 años desde que ocurrió el hecho hasta que se adelanta el proceso de búsqueda. El tiempo, en temas forenses y, sobre todo, en ambientes acuáticos es fundamental”, explicó Marín.

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En eso coincide Pablo Cala, buscador y director de la Fundación Hasta Encontrarlos, quien señala que buscar en el río Magdalena no tiene mucha esperanza. “La búsqueda debería concentrarse en las comunidades del río, en todos los lugares poblados o identificados como sitios de posibles represamientos de las corrientes, donde puedan existir restos. Hay pueblos ribereños que han encontrado cuerpos no identificados que están en los cementerios, no solo municipales, sino también comunitarios y veredales. En estos casos solo hay dos formas de buscar en el agua: que los cuerpos hayan quedado en partes planas donde sube y baja la marea o que los cuerpos los hayan sacado y enterrado en otros lugares”, agregó.

Las promesas de buscar a los desaparecidos

En el mismo evento en el que participó Noralba Mora, dos viejos mandos de la guerra también se comprometieron con buscar a los desaparecidos en el agua. Pastor Alape, exmiembro del antiguo secretariado de las Farc y condenado por la JEP, dijo que buscar a los desaparecidos será una tarea que cumplirá hasta su “último respiro”. A su vez, Óscar Montealegre, alias “Piraña”, exparamilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), agregó que están trabajando con otros exparamilitares en cárceles y con grupos de víctimas para ampliar las posibilidades de encontrar a sus seres queridos en el río. Pero, incluso ellos, responsables de gran parte de los desaparecidos en el Magdalena, reconocen la dificultad.

Alape señaló que si bien han estado comprometidos con la búsqueda, el caso concreto de cada desaparecido es un “laberinto al que no hemos renunciado”. Por lo que señaló que están trabajando de manera colectiva para determinar qué es lo que realmente pueden lograr y lo que será imposible. Por su parte, Montealegre explicó que es una tarea muy compleja, pero esperan aportar desde otros ámbitos. “Este río es la fosa más grande que tiene el país y encontrar seres queridos después de 20 o 25 años va a ser muy complejo, casi imposible. Por eso, no es solo encontrar los restos óseos, sino que estamos trabajando en construir quién era esa persona desaparecida”, añadió.

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Las víctimas, no obstante, no confían en esa promesa. “Nos hemos acercado a los firmantes, a los diferentes grupos y no encontramos respuestas. Llevamos desde el 2000 buscando, casi 25 años, y no hemos encontrado respuestas. Seguimos esperando. Les pedimos que hablen, que digan la verdad. Eso es lo que más queremos. Esas palabras que ellos dicen, que están en busca de la paz, tejiendo lazos con las víctimas, que sean reales, no solo palabras, porque, hasta ahora, hemos visto muchas palabras, pero la realidad es que una persona buscando 25 años y que no haya una respuesta clara por parte de un grupo, es falta de voluntad porque ellos tienen la verdad”, expresó Noralba Mora.

Ella y otras víctimas, aunque guardan la esperanza, saben que es poco probable encontrar un cuerpo en el río a pesar del entusiasmo de la UBPD. Esperan, eso sí, por lo menos saber qué pasó y por qué sus familiares no regresaron a casa. Con eso en su mente, Noralba Mora lanzó una flor blanca al río Magdalena como un símbolo de despedida. Su mirada se quedó fija en el agua, como esperando que esa flor fluya con la corriente hasta donde sea que estén sus hermanos Alberto y Alexei.

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