“Colombia debe reflexionar sobre un nuevo pacto social. Un frente social implica una profunda reflexión sobre la pobreza, la corrupción que es generadora de pobreza de hambre y de muerte y en ese sentido ponerle un final”, consideró la excandidata presidencial Íngrid Betancourt sobre el rumbo que debe tener el país para construir la paz. Las declaraciones las entregó en el marco del Bicentenario de la Constitución que se llevó a cabo en Cúcuta, Norte de Santander.
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La política que fue secuestrada por las extintas Farc aún “confía en Colombia”. Y aunque tiene claro que a la paz aún le falta un buen camino por recorrer y convertirse en una realidad, consideró que las instituciones de la justicia transicional avanzan con pasos de gigante para encontrar la verdad, reparación y no repetición que reclaman las víctimas del conflicto armado como lo fue ella.
Betancourt coincidió en que los retos en materia de paz son grandes, desde políticos y sociales hasta económicos, pero no descarta que un pacto social sea la solución o al menos un aliciente para todas las víctimas. “Con el acuerdo de paz se logró una justicia transicional lo cual nos resguarda a todos los actores del conflicto de manera que no haya impunidad y otros componentes como es la búsqueda de la verdad, la reconciliación y la no repetición”, expuso la política.
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La propuesta que hizo ante los magistrados de la Corte Constitucional es básicamente, crear un frente que ahonde todas las aristas sociales y de seguridad que permitan brindar garantías a las víctimas del conflicto. Aunque Betancourt respaldó “el marco sólido” en materia de justicia transicional, consideró que se podría buscar un espacio que vincule todos los niveles de la sociedad para llegar a la paz. La política no descarta que aún con todos los retrocesos y contradicciones que tiene el proceso, las comunidades que han padecido el conflicto tengan justicia y reparación.
“Debemos crear un espacio donde nos podamos ver de una manera diferente para confrontar la deshumanización. La gente que ha vivido el conflicto pueda mirarse los unos a los otros y empezar este ejercicio de forma transformadora, reparadora y que permita sentar bases para la reconciliación. Que haya formación en la resolución de los conflictos en la tenencia de tierras. Mejorar y lograr innovar frente a conflictos de tenencia de tierra que traen consigo conflictos familiares”, explicó en su intervención que no duró más de cinco minutos y fue presenciado en el Teatro Zulima en Cúcuta.
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A la voz de Betancourt se sumó el excomisionado para la paz Sergio Jaramillo, quien reiteró que el propósito del entonces gobierno que firmó el acuerdo no era otro que erradicar la amenaza de violencia política que ejercía las extintas Farc en diferentes territorios del país. Resaltó que la creación del tribunal de paz y todo el componente transicional tiene a todos los actores del conflicto frente a frente para llegar a tener un país en paz.
“El vínculo entre la constitución y el proceso es su ambición de cerrar el conflicto. El acuerdo se puede ver como un momento constitucional, no para crear una nueva constitución sino para romper la falta de institucionalidad en los territorios alejados”, explicó el excomisionado de manera virtual ante el panel del que fue moderador el magistrado Alejandro Linares que a la vez contó con una intervención de la magistrada de la Jurisdicción Especial para la Paz, Julieta Lemaitre, quien plasmó un desarrollo histórico de lo que fue la violencia y la paz en el país.
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