Los loros, cotorras y algunas otras especies de aves son famosas por su capacidad de “hablar”. Pero alguna vez se han preguntado, ¿cómo y por qué lo hacen?
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Bueno, pues primero vale la pena aclarar que ningún ave “habla”, ya que no poseen cuerdas vocales. Lo que hacen algunas es imitar con mucha precisión los sonidos que escuchan mediante su propio órgano vocal llamado siringe.
Algunas aves como los loros poseen además una lengua redondeada que, al moverse a gran velocidad, hace vibrar el aire y reproduce sonidos que imitan con precisión a los que los humanos emitimos.
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De acuerdo con una investigación de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, la imitación de sonidos que realizan los loros requiere de una capacidad cerebral compleja y significativa, pues la información de sonido debe reconocerse, decodificarse y luego reproducirse.
Según este estudio, los cerebros de los loros están estructurados de manera diferente al de los pájaros cantores y los colibríes, que también pueden aprender sonidos. La principal diferencia es la presencia de lo que los científicos llaman un “caparazón”.
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Esta estructura, junto con el sistema motor de los loros, apoya los procesos de imitación de estos animales.
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