Guyana celebrará el próximo lunes elecciones generales en medio de la tensión con Venezuela por la disputada región del Esequibo, un territorio rico en petróleo y minerales del que depende una anhelada promesa de prosperidad.
De los 850.000 habitantes, 750.000 están llamados a votar en estas elecciones legislativas de una sola vuelta, que coronan como presidente al candidato cuyo partido resulte vencedor. Tres aspirantes se perfilan como favoritos, incluido Irfaan Alí, quien busca un segundo mandato.
El ganador será responsable de administrar la inmensa riqueza petrolera de este pequeño país, que vive todavía en condiciones de pobreza.
Guyana tiene las mayores reservas de petróleo per cápita del mundo y ha cuadruplicado su presupuesto estatal. Sin embargo, tras el descubrimiento de ExxonMobil en 2015 de grandes yacimientos de petróleo en el Esequibo se han generado tensiones agudas con Venezuela, que reclama, desde hace 100 años, soberanía sobre este territorio de 160.000 km2.
El país inició su producción petrolera en 2019 y espera pasar de 650.000 barriles diarios actuales a más de un millón en 2030. Además, Guayana tiene la índice de crecimiento del PIB más alta de América Latina. En 2024 el porcentaje fue del 43,6%.
Aún así, hay que “distinguir entre crecimiento y desarrollo”, dijo Neville Bissember, profesor de derecho en la Universidad de Guyana. Es importante “asegurar que la riqueza se traduzca en desarrollo, y no solo en carreteras e infraestructura”, recalcó.
Incluso, agregó que hay otros “modelos a seguir: Botsuana, Singapur, Malasia”, y añadió que no se necesita “reinventar la rueda”.
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Los tres candidatos que lideran la contienda
Las elecciones se disputan entre seis candidatos, con tres favoritos: el presidente Irfaan Ali del Partido Progresista del Pueblo (PPP); el líder opositor Aubrey Norton (APNU, coalición Alianza para una Nueva Unidad); y el multimillonario Azruddin Mohamed, quien fundó WIN (Invertimos en la Nación) y busca romper con años de un sistema bipartidista.
Tradicionalmente, el voto se reparte entre el partido de Ali, de origen indio, y los que apoyan a la organización de Norton, de ascendencia afroguyanesa.
Irfaan Ali centró su campaña en los logros de su gobierno, muy beneficiado por los nuevos ingresos petroleros. “Están votando por el futuro de este país. Están votando por nuestra soberanía, nuestra seguridad nacional. Y este voto debe proteger quiénes somos [...] lo que nos ha convertido en esta hermosa tierra de Guyana”, dijo en un mitin el domingo.
Aubrey Norton, en cambio, acusó al gobierno de Ali de “corrupto” y de “no tomar medidas para abordar” el alto costo de la vida. “¡Se le acabó la hora!”, dice Norton, quien prometió incrementar el empleo.
De su lado, Mohamed estableció promesas más demagógicas. El empresario amasó su fortuna en la minería de oro y se encuentra bajo sanciones estadounidenses que lo acusan de evasión fiscal.
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“Vivíamos mejor antes de empezar a extraer petróleo”
En el emblemático Mercado Stabroek, en el centro de Georgetown, las opiniones se dividen.
“Vivíamos mejor antes de empezar a extraer petróleo. El costo de la vida no hace más que subir. Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres”, se quejó la comerciante Ani Charles, de 63 años. “Hace dos años, podíamos comprar una bolsa de arroz por 1300 (US$ 6,22); ahora cuesta 2800 (US$ 13,39)”.
A pocos metros, Halim Khan, un empresario indoguyanés, también de 63 años, es un ferviente seguidor de Irfaan Ali. “La riqueza petrolera está bien invertida: infraestructura, nuevos hospitales, nuevas carreteras”, sostuvo Khan, que también defendió el liderazgo del presidente en la crisis con Venezuela por el río Esequibo, que representa dos tercios del territorio de Guyana.
El presidente guyanés tiene el apoyo de Washington en esta histórica disputa con Venezuela, que llamó a elecciones en mayo para escoger a un gobernador del territorio, aunque sin incursión en el área.
En este contexto, Guyana considera que su frontera fue ratificada en un laudo en 1899 y, por ende, solicitó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que ponga fin a todo reclamo.
A su vez, Venezuela apeló a un acuerdo firmado en 1966 con Reino Unido en Ginebra antes de la independencia guyanesa que anulaba ese laudo y planteaba bases para una negociación.
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