En los primeros seis meses de 2025, 13 funcionarios de la Dirección General de Finanzas Públicas (DGFiP) se quitaron la vida y ocho más lo han intentado, según recogió el medio Le Monde. Dos de los casos han ocurrido en las instalaciones del DGFiP. La tragedia, aunque reconocida, deja en evidencia una crisis más profunda que supera lo individual y que no ha sido asumida por los altos mandos.
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La directora de la DGFiP, Amélie Verdier, se refirió a los casos como “21 tragedias que traumatizan a todo nuestro colectivo” y reconoció que las cifras “son preocupantes”. No obstante, el ministro de Economía y encargado del departamento, Éric Lombard, se mostró reacio a vincular las muertes con las condiciones laborales.
“No considero que esté relacionada ni con cuestiones de organización, ni con la carga de trabajo, ni con la gestión”, afirmó.
El 10 de enero, un joven inspector de menos de 30 años se quitó la vida ahorcándose en la sala de recepción del centro de finanzas públicas de Saint-Denis, el mismo lugar donde trabajaba. Sus padres también eran empleados del sector, lo que conmocionó aún más al equipo.
Una de las muertes más recientes fue la de una mujer de 63 años que se arrojó desde un puente al río Loira a mediados de junio, tras cuatro años de baja médica por enfermedad prolongada. En otro caso, el 7 de mayo, una encargada de lavandería murió tras lanzarse desde el tejado del edificio principal del Ministerio de Economía en Bercy. También se conoció el caso de Pierre Cousein, un informático de 48 años con párkinson de inicio temprano, quien solicitó asistencia para morir en Bélgica, tras declarar en medios que su entorno laboral lo había “abandonado”.
Los sindicatos exigen acción, no negación
Durante una reunión entre el Ministerio de Economía y los sindicatos, los representantes laborales cuestionaron que solo se investiguen los suicidios ocurridos dentro del lugar de trabajo.
“Solo abren una investigación si el incidente ocurrió en las oficinas. Nosotros queremos que cada muerte se analice. Necesitamos saber si hay causas profesionales involucradas”, reclamó Sandra Demarcq, secretaria general del sindicato Solidaires-Finances Publiques.
Frente a la presión, la directora Verdier anunció que, “de ahora en adelante, se propondrá sistemáticamente una investigación” para cada caso.
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Un patrón que se repite, pero empeora
Aunque la DGFiP tiene antecedentes de suicidios (con 19 casos en 2012 y una reducción progresiva hasta 2023), 2025 marca un retroceso alarmante a las cifras de la década pasada. Desde la fusión de las antiguas direcciones de Impuestos y Contabilidad Pública en 2008, la DGFiP ha perdido unos 32.000 puestos. Hoy opera con 93.800 trabajadores, de los cuales 4.360 son contratistas.
Según Olivier Villois, del sindicato CGT-Finances Publiques, “es la administración cuya plantilla ha disminuido más en toda la función pública”. Esa presión acumulada, advierten los sindicatos, ha deteriorado profundamente el ambiente laboral.
La carga laboral en Francia
Una encuesta interna realizada en febrero a más de 52.000 trabajadores reveló que el 60 % considera que la DGFiP va en una dirección equivocada. Solo el 54 % se siente conforme con su carga laboral (frente al 72 % en el resto del sector público) y uno de cada tres funcionarios afirma tener un nivel de estrés muy elevado. El psiquiatra François Ducrot manifestó en la cadena de televisión BFTV, que el suicidio es una conducta multifactorial, pero advierte que las condiciones laborales sí influyen significativamente.
En Francia, el suicidio sigue teniendo una tasa representativa alta en comparación con otros países de la Unión Europea. En 2021, murieron por esta causa 16,6 personas por cada 100.000 habitantes, una cifra más alta que en 2020 y 2019. Aunque ha bajado respecto a años como 2003, cuando era de 20,2, no ha dejado de ser preocupante. En las mujeres, la tasa fue de 9,5 por cada 100.000, lo que muestra que afecta más a los hombres.
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El acoso laboral en Francia
En 2018, la OIT y la Oficina del Defensor de los Derechos de Francia alertaron sobre la magnitud del acoso laboral discriminatorio en el país. Casi una de cada cuatro personas dijo haberlo sufrido por motivos como género, orientación sexual, raza, religión o salud, en todos los sectores: 27 % en el público, 25 % en el privado y 22 % entre autónomos. Además, un 33 % de hombres y un 32 % de mujeres reportaron haber sido denigrados en los últimos cinco años. “No son casos aislados”, afirmó Cyril Cosme, director de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) Francia.
Suicidio por trabajo: no es nuevo
La actual oleada de suicidios recuerda el caso de abril de este año, en el que trabajadores sanitarios atentaron contra su vida por “condiciones de trabajo ilegales y mortales”: 19 demandantes acusaron a la ministra de salud y de educación superior por permitir “coacción para organizar ilegalmente horas extra”, ”amenazas”, y prácticas “totalitarias”.
France Telecom, hoy conocida como Orange, es otro caso que expuso las consecuencias graves de un ambiente laboral tóxico. Siete exdirectivos enfrentaron cargos por acoso laboral entre 2007 y 2011, periodo en el que 19 empleados se suicidaron, 12 lo intentaron y 8 sufrieron depresión. Aunque los sindicatos denunciaron al menos 35 suicidios, el caso ha trascendido fronteras como un ejemplo del impacto del maltrato laboral en la salud mental de los trabajadores.
“No estamos ante un caso como el de France Télécom a finales de los años 2000, cuando desde la dirección se asumía la necesidad de hacer marchar a los empleados ‘por la ventana o por la puerta’. Pero las reestructuraciones constantes en nuestra administración están teniendo consecuencias muy graves para compañeros vulnerables”, Sandra Demarcq, secretaria general del sindicato Solidaires-Finances Publiques.
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Por Juliana Valentina Vélez
