En carta abierta al país desde Madrid (España), donde se encuentra residiendo actualmente, y tras el reconocimiento de las extintas Farc del crimen de Álvaro Gómez Hurtado, el exministro, exconstituyente y ex negociador de Paz Álvaro Leyva Durán instó al país a construir un “gran movimiento nacional por la verdad”, que permita esclarecer los hechos del conflicto, “por difíciles e incómodos que sean”, como una necesidad para la construcción de la paz y la reconciliación.
“Colombianos, no más. El Estado y vastos sectores de la sociedad aún cabalgan cómodamente en el lomo de las mentiras que generaron la confrontación armada pero que son insostenibles en el escenario brindado al país por el Acuerdo de Paz de La Habana, que muchos han pretendido soslayar o maltratar. El esclarecimiento de la verdad de los hechos del conflicto, por difíciles e incómodos que sean, es un elemento necesario para la construcción de la paz y la reconciliación. Es por esto que nuestra obligación ahora, igual que la obligación de todos, es construir un gran movimiento nacional por la verdad. El camino de la verdad puede ser tortuoso y triste pero hay que transitarlo. Además abre la trocha que nos habrá de conducir a la paz integral, definitiva, con la que tantos repetidamente hemos soñado”, señala en su carta.
En la misiva, Leyva asegura que la aceptación por parte del antiguo Secretariado de las Farc del asesinato de Gómez Hurtado y de otros personajes de la vida nacional como Hernando Pizarro León Gómez, José Fedor Rey, Jesús Antonio Bejarano, Fernando Landazábal Reyes y Pablo Emilio Guarín, lo dejó turbado y sobrecogido. Por eso, asegura que ello le ha llevado a cuestionar su actividad buscando la paz nacional durante 38 años, aunque insiste en hay que proseguir en esa tarea, destacando de paso el tesón del expresidente Juan Manuel Santos al insistir en la búsqueda del fin del conflicto. “Las tristes verdades que van surgiendo y sacudiendo a la opinión pública del país invitan a insistir en que se conozcan más y más. Colombia jamás podrá avanzar si continúa navegando en el mar lúgubre del engaño, la desinformación y la ignorancia”, enfatiza el exministro.
En su concepto, teniendo en cuenta las últimas revelaciones, es poco aun lo que se sabe sobre cómo han tenido lugar los hechos violentos de la historia reciente de Colombia. Y recalca: “La violencia, la guerra, su degradación, terminó desbaratando las conciencias de hombres y mujeres. Solo salvaremos nuestra patria si reina la verdad. Ese es el alcance de la obligación de darla a conocer. Sin verdad no habría justicia restaurativa en los términos pactados en La Habana. O al contrario si se quiere: sin justicia restaurativa no habría verdad ni reconocimientos para las víctimas, mucho menos reparación y no repetición. Es por esto que la verdad y las víctimas son el corazón vivo de lo acordado en Cuba. No puede haber porvenir recto de no ser así”.
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Para concluir: “Y es que no quepa duda: llegó la hora de la verdad. Llegó la hora de que la expongan todos los que participaron directa o indirectamente en el conflicto armado durante lustros tras lustros: alzados en armas, fuerza pública, servidores del Estado, AUC, otros paramilitares y civiles”.