El pasado 21 de noviembre se instaló en Caracas la mesa de diálogos y negociaciones entre el gobierno del presidente Gustavo Petro y el ELN. El 28 de febrero se cumplieron 100 días de ese proceso.Ambas partes llegan a la mesa con enormes identidades: participación de la sociedad en este esfuerzo de paz, buscar transformaciones que superen exclusiones e inequidades, compromiso con las víctimas de estas largas violencias, involucrar a Venezuela, Chile, Cuba, México y Brasil como garantes junto a Noruega y a Suiza, Suecia, España y Alemania como países acompañantes, a la Misión de la ONU y la Iglesia Católica como protagonistas con presencia permanente en la mesa y el proceso que se viene construyendo.
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Trabajar sobre lo avanzado en el gobierno Santos, retomar la agenda para ajustarla y reconociendo que el diseño del proceso es el adecuado y mantiene vigencia: bilateralidad, acompañamiento internacional, promover participación para concertar transformaciones y asumir responsabilidades frente a las víctimas y sus derechos, todo esto se hereda y hay innovaciones importantes que muestran el talante de un gobierno que define un derrotero de actuación propio: se está dispuesto a concertar un cese bilateral de fuego y hostilidades desde el principio del proceso y se asume que lo acordado en la mesa se puede implementar de manera inmediata, sin esperar al fin de las negociaciones. Son nuevas realidades de un nuevo gobierno, en las cuales el ELN está de acuerdo.
El primer ciclo se ocupó de revisar el anterior proceso con un nivel de detalle de relojero. Luego trabajaron en un conjunto de protocolos que le den rigor a la mesa: cómo funcionan los cíclos, cómo se comunica, cómo se le da seguridad a las delegaciones, cómo se tramitan los conflictos que se presenten -y ojalá nunca se llegue a ese punto-, cómo se términa la mesa en caso de agrios y definitivos desencuentros.
Igualmente, en el primer ciclo, que concluyó el 12 de diciembre, se trataron asuntos humanitarios urgentes y se definió la realización de una caravana humanitaria por el Calima y el San Juan, igualmente se habló de medidas humanitarias para las presas y presos del ELN.
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Concluido el primer ciclo se dio un parte de trabajo bien hecho y de optimismo frente a lo que vendría en este sexto intento por resolver ese viejo alzamiento armado del que ha sido protagonista el ELN, desde 1964. Luego vendría una primera crisis con el trino escrito por el presidente Petro a las 10:46 pm del 31 de diciembre, en el que anunciaba un cese bilateral con el ELN.
El 3 de enero, esta guerrilla afirmó que no había firmado ningún cese bilateral y en los días siguientes el tono de reclamo del ELN fue subiendo hasta llevar a las dos partes a buscar un cara a cara para solventar la situación creada. Lo cual los llevó a una reunión extraordinaría entre el 11 y el 14 de enero, igualmente en Caracas y con presencia de los países garantes, acompañantes la Misión de la ONU y la Iglesia Católica, para solventar que este impase-crisis y asumir medidas para aprender de lo vivido.
En esa reunión de enero en Caracas, gobierno y ELN, informaron que el segundo ciclo iniciaría en México el 13 de febrero y que trabajarían sobre cuatro ejes: terminar de ajustar la agenda y firmarla, definir sobre participación de la sociedad en la construcción de este acuerdo de paz, el urgente tema del cese bilateral del fuego y hostilidades y el apremiante tema de los asuntos humanitarios para las comunidades que siguen sufriendo la persistencia de estas violencias.
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Sin haber terminado este segundo ciclo y habiéndose cumplido cien días de esta mesa, hay expectativa por lo que las dos partes logren avanzar, en una negociación que es la punta de la política de “paz total” y donde está todo para que se vaya hacia adelante.
En los próximos días sabremos qué tanto han logrado avanzar y qué viene para un proceso sobre el cual hay expectativa y urgencia en el tiempo, puesto que está en el corazón de las comunidades que anhelan y trabajan por cambios para la paz y posibilidades de vivir sin el estruendo de las balas.
*Luis Eduardo Celis es integrante de la Fundación Paz y Reconciliación.