El aterrizaje de Germán Vargas Lleras en Colombia –tras varios meses en Estados Unidos donde fue sometido a un procedimiento médico– significó un golpe de mesa para la alianza que los partidos tradicionales están formando. El exvicepresidente y posible precandidato presidencial se ha venido reuniendo con los militantes de Cambio Radical, su partido, para trazar la ruta hacia las elecciones de 2026 y analizar cómo potenciar su ejercicio de oposición: dos temas que no son del todo independientes entre sí.
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La cita más reciente fue finalizando la semana pasada. El pasado jueves en la noche estaban citados todos los congresistas de Cambio Radical (31 entre senadores y representantes a la Cámara) en la sede del partido, en el oriente de Bogotá. La reunión fue presencial. No obstante, por motivos de agenda, al final se realizó de manera mixta, con algunos conectados a través de videollamada.
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En el encuentro, de acuerdo con asistentes que hablaron con El Espectador, un sector de la bancada le pidió al exvicepresidente que tome pronto la decisión de lanzarse a la Casa de Nariño. Según los simpatizantes más fieles al político, sería una carta que le daría peso al partido en medio de los más de 70 precandidatos que hay hoy, entre los que buscan aval de movimientos o que están recolectando firmas. De hecho, 48 horas antes de esa reunión con Vargas Lleras, al menos 13 de esos aspirantes se encontraron en un restaurante de Bogotá para afinar una posible alianza que, como Cambio Radical, busca reforzar la oposición al presidente Gustavo Petro.
Pero más allá de su eventual candidatura, en el cara a cara con su colectividad se abordó otro tema. Cambio Radical ha estado en la mesa con los directores de partidos como el Liberal (el expresidente César Gaviria), Conservador (la senadora Nadia Blel) y La U (el exregistrador Alexander Vega y la exgobernadora Clara Luz Roldán). Sin embargo, hay incomodidad entre varios militantes de las filas de Vargas Lleras en torno a sumarse a una coalición con colectividades que, aunque de oposición, cuentan con congresistas que en varias ocasiones han apoyado al actual Gobierno en iniciativas claves como las reformas pensional y laboral.
Y esa conversación dio paso a otra discusión que mostró las grietas que hay en la eventual llegada de Cambio Radical a esa alianza. En un encuentro en la casa de César Gaviria, que ha sido el epicentro de la mayoría de reuniones, se discutió el apoyo de los partidos para la elección del nuevo magistrado de la Corte Constitucional, prevista para este 3 de septiembre. El nombre que más seduce a los senadores –por tratarse de alguien a quien ven como un cercano– es el del exdefensor del Pueblo Carlos Camargo. Pero, según contaron a reporteros de este diario, el exregistrador Vega habría querido mover el nombre de María Patricia Balanta. Aunque la jurista es considerada como ficha del gobierno, en una reunión en la que estuvo Germán Córdoba, director de Cambio Radical, Vega dijo que ella era cercana a la gobernadora de Valle, Dilian Francisca Toro, hoy una de las voces principales de La U.
En su columna dominical en El Tiempo, el exvicepresidente aseguró que para esa decisión, “la coalición del Gobierno se ha puesto a punto”, junto con “‘la U’, bajo la dirección del señor Álex Vega y algunos senadores liberales y conservadores que han desatendido las instrucciones de sus directorios”. Y advierte, incluso, que de elegirse a Balanta, “se le asegurará a Petro una holgada mayoría en la Corte”.
“Esta semana tuve la oportunidad de expresarles estas preocupaciones a varios dirigentes políticos. Aproveché también para decirles que no haré parte de ninguna alianza ni coalición con quienes han coadyuvado con tanto entusiasmo a la expedición de leyes que tanto daño le han hecho al país y han garantizado la mal llamada gobernabilidad de Petro”, agregó el político.
El choque llevó, incluso, a que días después Toro desautorizara a Vega llamando a los asistentes. Y, en esa línea, uno de los congresistas contactados aseguró que, de hecho, desde la Casa de Nariño estuvieron llamando a varios senadores con la intención de que apoyaran a Balanta. Sin embargo, según sus cálculos, en estos momentos las cuentas darían para Camargo y la insistencia del Ejecutivo para influir en la elección del nuevo magistrado del alto tribunal. El Espectador buscó a Vega, Córdoba y Toro, pero no contestaron a los mensajes ni llamadas.
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Pero ese choque, además, habría dejado en evidencia que la unidad de los partidos no es tan firme y que, de hecho, aún no hay nada seguro. Algo en lo que Germán Vargas Lleras podría influir, dependiendo de si decide que su partido se monte en el bus de esa alianza multipartidista o si, por el contrario, busca un camino propio o, incluso, si decide abrir un nuevo bando con el Centro Democrático. Lo anterior, teniendo en cuenta que se han dado cruces de mensajes entre emisarios de Vargas Lleras y del expresidente Álvaro Uribe Vélez bajo la tesis de que sus partidos son los únicos que hoy están en oposición declarada.
Esas diferencias entre las colectividades, en temas que son del todo ajenos a la mecánica electoral de 2026, ya están dejando ver las dificultades no solo para coordinarse, sino también las que tendrían para conseguir apoyo de puertas para afuera, especialmente en un país polarizado que está mirando a los extremos. Precisamente, por eso fue que sectores de Cambio Radical dejaron claro que la unión con esas fuerzas que hicieron parte de la coalición de gobierno antes de pasar a la independencia no sería bien vista. En pocas palabras, buscan alejarse de cualquier indicio de “petrismo” en esa apuesta electoral.
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Esas críticas permearían una intención que se ha venido delineando en los últimos meses: la de una consulta interpartidista de las filas del exvicepresidente con las otras tradicionales, con miras a crear un “centro” que sea alternativa a cualquiera de los dos extremos. Eso, en todo caso, no ha pasado de las charlas informales, aunque en medio de la sacudida que significó tanto la llegada del senador Iván Cepeda (Pacto Histórico) como la de Miguel Uribe Londoño (Centro Democrático) al tablero electoral, también están analizando las vías para concretar un tarjetón conjunto y la meta de cada colectividad es tener un candidato definido.
El Partido Conservador, encabezado por la senadora Nadia Blel, ya ha hablado de que “el sentir de [su] militancia” es tener una persona que figure en esa competencia, como se anunció en un evento del partido hace dos meses en Barranquilla. Quien tendría la delantera para recibir el aval es el senador Efraín Cepeda, quien tomó protagonismo por su presidencia del Senado en la pasada legislatura, en la que mantuvo una férrea oposición al mandatario y que derivó, incluso, en una reunión con el expresidente Álvaro Uribe.
Su postulación no se ha hecho oficial, pero, como lo reveló este diario este fin de semana, se estaría preparando un evento a mediados de septiembre para dejar en firme ese deseo. Hay otros nombres, no menores, detrás de una aspiración por las toldas azules: la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez también estaría considerando lanzar su nombre al ruedo de las precandidaturas. El Partido Liberal de César Gaviria está en lo propio y entre quienes figuran como precandidatos está el senador Mauricio Gómez Amín, también con una marcada oposición al actual mandatario.
El problema de ambos, que fuentes en el interior de los partidos reconocen como clave en la discusión electoral, radica en las diferencias internas que llevaron, por ejemplo, a que en 2022 las bases del Partido Liberal se decantaran por votar a favor de la izquierda y que los conservadores todavía tengan cuotas propias en el gabinete ministerial.
Además, también hay antecedentes sobre el caudal político que tendrían quienes hoy lideran las conversaciones. Solo en 2018 Germán Vargas Lleras buscó la Presidencia. En ese momento, acababa de salir de la Casa de Nariño de Juan Manuel Santos y contaba con el apoyo de los partidos tradicionales que hoy están conversando para crear un bloque único. La expectativa es que la suya fuera un golpe y llegara, por lo menos, a la segunda vuelta presidencial. Sin embargo, en la primera ronda solo obtuvo 1,4 millones de votos (7,3 % del total), quedando detrás de Iván Duque, Gustavo Petro y Sergio Fajardo.
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“Se pueden reunir, pueden decir, pero los congresistas, que somos los que hacemos campaña, no vamos a estar ahí si no nos convence. Estaremos donde haya una candidatura importante. Si no escogen una persona con una representación política real, que anime al congresista a hacer esa campaña, eso no va a tener sustancia”, dijo un congresista conocedor de las dinámicas electorales de los partidos tradicionales.
Con eso en mente es que también buscarían hacer una medición interpartidista para tratar de ver cuál es el músculo electoral que tiene cada uno de los precandidatos. Y allí llegarían no solo los que ya tienen un puesto en el Congreso, sino también nombres como el del excontralor Felipe Córdoba, el exalcalde Enrique Peñalosa o, entre otros, el exministro de Hacienda Mauricio Cárdenas.
De ahí la expectativa dentro de un sector significativo de Cambio Radical para que Vargas Lleras se lance. Sobre todo, porque el exsenador David Luna –que renunció al partido para buscar una candidatura por firmas– no ha tenido el impacto que varios esperan. Sin embargo, la palabra final depende del exvicepresidente. Y, mientras se contemplan los caminos, desde el Pacto Histórico y el Centro Democrático continúan moviéndose para consolidar sus candidaturas propias y mantenerse como protagonistas en el debate electoral de nueve meses que sigue.
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