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Estas son las diferencias entre amor, enamoramiento y deseo

¿Qué siente realmente el ser humano cuando dice que ama? Explore cómo se entrelazan el deseo, el enamoramiento y el amor, y cuáles son las diferencias.

Diego Alejandro Suárez Guerrero
30 de octubre de 2025 - 02:02 p. m.
El deseo pone en marcha la atracción, el enamoramiento instala la fase intermedia de descubrimiento y alta intensidad, y el amor configura el camino de permanencia y transformación. Saber en qué fase se está puede ayudar a manejar expectativas y actuar con mayor conciencia.
El deseo pone en marcha la atracción, el enamoramiento instala la fase intermedia de descubrimiento y alta intensidad, y el amor configura el camino de permanencia y transformación. Saber en qué fase se está puede ayudar a manejar expectativas y actuar con mayor conciencia.
Foto: Getty Images
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En el vaivén de las relaciones humanas conviven tres dimensiones que a menudo se entrelazan: deseo, enamoramiento y amor. En la práctica diaria resulta difícil diferenciar dónde termina una y dónde empieza otra, pero establecer límites conceptuales puede ayudar a comprender mejor qué impulsa cada una y qué papel ocupa en una relación duradera. Esa claridad se vuelve especialmente útil cuando se busca identificar si lo que se siente es un deseo intenso, un estado de enamoramiento pasajero o un amor comprometido y profundo.

En ese contexto, es útil reconocer que el deseo suele operar como un impulso inmediato, el enamoramiento como una fase de alta activación emocional, y el amor como un vínculo más estable y maduro. Cada uno de esos estados, deseo, enamoramiento, amor, tiene su lógica, función y riesgos, entenderlos ayuda a tomar decisiones más conscientes sobre vínculos afectivos.

A este respecto, Andrés Villamil, psicólogo clínico y terapeuta de parejas independiente, señala que “el deseo es el impulso que nos mueve hacia otro, no necesariamente a lo que conocemos, sino a lo que imaginamos que ese otro puede ser”.

Mariana Pacheco, socióloga e investigadora de la Universidad Nacional, aclara que “el enamoramiento es como una tormenta emocional, intensa, breve, llena de idealización, y si no se transforma puede dejar tras de sí desencanto”.

Estos profesionales desde sus respectivos ángulos, uno más clínico y otro más sociológico, permiten entender cómo estos tres conceptos se articulan en la experiencia humana.

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Un estudio que analiza de forma sistemática estos componentes es Love and Relationship Satisfaction as a Function of Romantic Relationship Stages (Fluminense Federal University y otros, Brasil, publicado el 20 de septiembre de 2023). La investigación tuvo una muestra de 1.102 participantes brasileños (68,6 % mujeres; edad media 25,52 años, DE 7,98) procedentes de 12 estados y el Distrito Federal.

Resultados claves:

  • La pasión y la intimidad muestran una influencia creciente en la satisfacción según avanza la etapa del vínculo (del noviazgo al matrimonio).
  • El compromiso, en cambio, presenta una influencia decreciente en la satisfacción en las fases más avanzadas del vínculo.
  • En cifras concretas: el amor (como conjunto de las tres dimensiones) predice más del 50 % de la varianza en satisfacción en relaciones bien establecidas, y más del 30 % en relaciones tempranas o no consolidadas.
  • El efecto del compromiso disminuye cuando el vínculo está muy asentado porque el “hacer el vínculo” ya está dado; en cambio, la pasión e intimidad siguen siendo factores que pueden impulsar satisfacción adicional.

Volviendo a los estados diferenciales: el deseo actúa como motor inicial, muchas veces sin conocimiento profundo del otro.

Villamil comenta que “cuando predominan sólo los impulsos del deseo, el riesgo es que se confunda con enamoramiento o incluso amor, y eso puede provocar desenlaces dolorosos”.

En cambio, el enamoramiento, como explica Pacheco, “incluye idealización, emociones desbordadas, atención casi obsesiva al otro; es una fase muy bonita pero que no siempre madura”.

Por último, el amor implica intimidad, compromiso y pasión integrados en distintos grados: “El amor que perdura es aquel que abraza la cotidianeidad, la vulnerabilidad y la reconstrucción del vínculo día a día”, señala Villamil.

Para clarificar las diferencias entre los tres estados, los expertos coinciden en que:

  • Deseo: impulso físico o emocional intenso, motivación hacia otro, puede existir sin conocimiento profundo.
  • Enamoramiento: estado temporal de alta activación, idealización del otro, fuerte carga emocional y excitación.
  • Amor: vínculo más maduro que combina cercanía (intimidad), decisión de mantenerse (compromiso) y deseo en la medida necesaria (pasión), y que se verifica en la vida diaria.Pacheco advierte que “confundir enamoramiento con amor puede llevar a decisiones prematuras, porque se espera que el otro satisfaga una fantasía más que una realidad compartida”.

Así las cosas, el deseo pone en marcha la atracción, el enamoramiento instala la fase intermedia de descubrimiento y alta intensidad, y el amor configura el camino de permanencia y transformación. Saber en qué fase se está puede ayudar a manejar expectativas y actuar con mayor conciencia. Como lo muestra el estudio brasileño, los componentes que permiten mayor satisfacción cambian según la etapa de la relación, lo que sugiere que reconocer cada fase puede favorecer vínculos más sólidos.

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Diego Alejandro Suárez Guerrero

Por Diego Alejandro Suárez Guerrero

Comunicador social y periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en comunicación creativa y medios emergentes.dasuarez@elespectador.com

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