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Aranceles de Trump: cronología de un arma comercial que hoy le pasa factura a EE. UU.

Trump hizo de los aranceles su caballo de batalla y ahora lidia con el efecto “boomerang”: los alimentos han subido de precio en ese país y un pulso jurídico en la Corte Suprema tiene en vilo el futuro de su política comercial. Esta semana, Estados Unidos desmontó parte de esas tarifas y abrió una ventana de oportunidad para Colombia, pues el café y el aguacate Hass quedaron por fuera del arancel recíproco del 10 %.

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Daniel Felipe Rodríguez Rincón
16 de noviembre de 2025 - 08:13 p. m.
Esta semana, Trump firmó una orden para reducir aranceles sobre carne de res, tomates, café, bananos y otros productos agrícolas. Imagen de referencia.
Esta semana, Trump firmó una orden para reducir aranceles sobre carne de res, tomates, café, bananos y otros productos agrícolas. Imagen de referencia.
Foto: EFE - RITCHIE B. TONGO
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En menos de un año, los aranceles pasaron de ser el principal instrumento de presión externa de Donald Trump a convertirse en un problema interno que la Casa Blanca intenta enfriar para contener el malestar por el costo de vida y acotar los riesgos políticos y jurídicos de este esquema de gravámenes a las importaciones.

Desde abril de 2025, cuando Estados Unidos anunció aranceles “recíprocos” del mismo nivel que los que sus socios aplican a los productos estadounidenses (una idea que se terminó aterrizando a un recargo base de 10 %), el esquema de gravámenes se fue llenando de capas.

Se sumaron tarifas específicas para determinados países; el mundo fue testigo de una nueva ronda de disputa comercial entre Estados Unidos y China que llevó los aranceles bilaterales a superar el 100 % en un momento determinado (luego los ánimos se enfriarían entre ambas potencias, y constantemente la Casa Blanca publicó decretos con tratamientos diferenciados para los gobiernos que cedían a las pretensiones de Washington, listas de productos exentos y acuerdos bilaterales con países de América Latina y Europa.

Tras una larga sucesión de aumentos, ajustes y alivios, el resultado es un comercio global que opera hoy bajo una incertidumbre permanente sobre cuánto se paga por entrar al mercado estadounidense.

El susto inicial

Un arancel es un impuesto a los productos importados y los llamados “recíprocos” arrancaron como una promesa de Donald Trump de cobrarle a cada país lo mismo que ese país le cobra a Estados Unidos.

Este esquema creó un recargo base de 10 % para la mayoría de socios comerciales de EE. UU. a partir de abril de 2025 y, sobre esa base, en una serie de sobretasas específicas. Para algunos países, las tarifas adicionales al recargo base quedaron en rangos de entre 15 % y 41 %, según el producto y el historial de la relación bilateral.

Colombia solo tuvo un arancel recíproco del 10 %, con excepciones a productos como oro y petróleo. En cambio, socios como Brasil terminaron enfrentando cargas de hasta 50 % en el caso del café, al combinar el recargo general con un castigo adicional de 40 %.

Al mismo tiempo, otros países fueron objeto tanto de aranceles como de alivios puntuales, de acuerdo con la disposición de sus gobiernos a negociar acuerdos.

En el plano jurídico, la administración Trump apoyó su nuevo esquema de aranceles en un pilar: la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA), que le permite invocar motivos de seguridad nacional para modificar el régimen comercial sin pasar por un nuevo tratado.

Ese uso expansivo de la IEEPA hoy está bajo examen de la Corte Suprema de Estados Unidos, que debe decidir próximamente si el presidente podía apoyarse en esa norma para imponer gravámenes tan amplios y generalizados.

De cara a Colombia, Washington se soportó en la llamada “excepción de seguridad” del capítulo 22 del TLC, que la Casa Blanca usó como paraguas para sostener que no había una suspensión del acuerdo, sino un recargo extraordinario sobre las importaciones.

El resultado fue un tablero comercial abiertamente desigual: algunos países convivían con un arancel del 10 % que se volvió rutina, mientras otros cargaban tarifas punitivas.

Pero el viernes, con la decisión de excluir del arancel recíproco a productos como el café, el aguacate Hass y otros alimentos, Estados Unidos empezó a desmontar el corazón de ese esquema.

El costo de los aranceles

El esquema empezó a chocar con dos frentes. Por un lado, el malestar de los consumidores estadounidenses por el precio de la comida. De hecho, la Casa Blanca reconoció recientemente que los aranceles sobre carne, frutas, café o bananos terminaron alimentando la inflación de la canasta.

Por otro, la Corte Suprema abrió la puerta a revisar si la IEEPA puede usarse como base para un entramado de tarifas generalizadas y, a partir de ahí, analizar si habría derecho a devoluciones para las empresas que ya pagaron esos gravámenes.

Ese doble frente, la presión por los precios al consumidor y el riesgo jurídico, ayuda a explicar los ajustes de la última semana en aranceles recíprocos y el nuevo impulso de Estados Unidos para cerrar acuerdos comerciales.

El nuevo giro en la política comercial de Trump

Esta semana, Trump firmó una orden para reducir aranceles sobre carne de res, tomates, café, bananos y otros productos agrícolas, con el objetivo explícito de abaratar los alimentos en Estados Unidos en un momento en que el costo de vida se convirtió en una de las principales preocupaciones de los votantes.

Según los documentos divulgados por la Casa Blanca, las exenciones se concentran en productos que no se producen en cantidades suficientes dentro del país y cuyos gravámenes terminan trasladándose al precio final que pagan los hogares.

En paralelo, Washington anunció acuerdos de cooperación con Argentina, Guatemala, El Salvador y Ecuador.

Estos acuerdos contemplan rebajas de aranceles y barreras para exportaciones clave de esos países, como carne, banano y granos de café, a cambio de mayor acceso para bienes y servicios estadounidenses.

No son grandes tratados comerciales, pero sí se trata de ajustes que encajan con la preocupación de Washington de contener el precio de la canasta básica sin desarmar por completo el esquema de aranceles.

A estos movimientos se suma un acuerdo con Suiza que reduce los aranceles a sus productos del 39 % al 15 % a cambio de compromisos de inversión por unos US$200.000 millones en Estados Unidos y de mayores compras de aviones y otros bienes.

El pacto incluye cupos específicos de carne bovina, bisonte y ave libres de arancel, lo que supone un gesto inusual en un frente históricamente sensible para la política agrícola suiza.

Aun con estos cambios, el esquema de Trump sigue cuestionándose. Por ejemplo, Brasil (el país que envía los mayores volúmenes de café a Estados Unidos) continúa sometido a sobretasas muy altas en productos agrícolas y, pese a los anuncios de esta semana, no hubo alivio alguno para ciertos aranceles diferenciados.

Qué cambia para Colombia

Para Colombia, cualquier cambio en las tarifas de Estados Unidos son relevantes porque ese país es nuestro principal socio comercial y compra el 30 % de los bienes que enviamos al exterior. En cambio, Colombia ocupa el puesto 18 entre los compradores de bienes de Estados Unidos, con una participación del 1 %.

De cara a las exportaciones colombianas, el movimiento más visible de la última semana se concentra en dos productos estrella: el café y el aguacate Hass. La Federación Nacional de Cafeteros confirmó que Estados Unidos eliminó el arancel recíproco sobre el grano, y Corpohass informó que el aguacate Hass colombiano también salió del esquema del 10 % y, desde el 13 de noviembre de 2025, entra al mercado estadounidense sin esa sobretasa.

En contexto: Washington levanta aranceles al café: lo que significa realmente el anuncio para Colombia

En café, la decisión llega en un año en el que Colombia produjo unos 14,8 millones de sacos, exportó cerca de 13,3 millones y rozó los US$5.400 millones en ingresos, con un precio internacional promedio de US$3,54 por libra.

Estados Unidos compra alrededor del 19 % del café que exporta el país, de modo que dejar de pagar el recargo del 10 % reduce de inmediato el costo de entrar a su principal mercado.

En aguacate Hass, el cambio es igual de relevante para un sector emergente. Según un informe del Grupo Cibest, las exportaciones de esta fruta hacia Estados Unidos han crecido alrededor de 130 % en volumen en lo corrido del año, y ese país ya figura entre los destinos más importantes.

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Al quedar exento del arancel recíproco, el aguacate Hass colombiano pasa a competir en las mismas condiciones arancelarias que competidores directos como México, que no tenía ese recargo.

En entrevistas concedidas a este diario varias semanas antes del anuncio de Washington de desmontar el arancel recíproco, los gremios ya habían hecho un balance del impacto de esta medida.

Gustavo Gómez, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café (Asoexport), dijo entonces que los aranceles habían resultado favorables en el caso del café (tercer producto que más exporta Colombia a Estados Unidos).

“Nuestros principales competidores, Brasil y Vietnam, tienen arancel del 50 % y el 20 %, respectivamente, pero esta no es una ventaja competitiva sostenible y Colombia debe seguirle apostando a la calidad como elemento diferenciador”, dijo Gómez.

Con el anuncio de que el café colombiano deja de pagar el 10 % recíproco, mientras Brasil y Vietnam siguen enfrentando tarifas (menores que antes, pero todavía existentes), se incrementa el potencial de mercado para el grano nacional en Estados Unidos.

Gómez destacó que las exportaciones de café a Estados Unidos habían crecido un 10 % en lo que va del año (a octubre) frente al mismo período de 2024, mientras que las de Brasil caían 20 %.

En el caso de las flores, el segundo producto que más se vende a Estados Unidos, el diagnóstico sigue siendo gris.

Augusto Solano, presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), señaló en una entrevista reciente con este diario que los aranceles se habían convertido en uno de los mayores retos del año para el sector floricultor y advirtió que “el arancel del 10 % ha sido absorbido por la cadena de manera heterogénea, si aumentara sería desastroso para el sector”. No obstante, las flores se quedaron por fuera de los alivios anunciados esta semana.

Dado el historial de decisiones abruptas de Trump y el hecho de que la IEEPA sigue bajo escrutinio en la Corte Suprema, no puede descartarse que, ante un nuevo choque político, la Casa Blanca reactive la vía arancelaria frente a algún país o bloque en particular.

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Daniel Felipe Rodríguez Rincón

Por Daniel Felipe Rodríguez Rincón

Comunicador Social y Periodista. Desde 2017, se ha desempeñado en diferentes medios de comunicación colombianos.@DanfeRodriguezdrodriguez@elespectador.com
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