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Colombia sumó ingresos fiscales por $178,7 billones hasta julio, un 10 % más que en el mismo periodo de 2024 ($162,5 billones), según la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN). El dato pinta bien a primera vista, pero no es tan simple.
Por un lado, creció el uso de los Títulos de Devolución de Impuestos (Tidis), esos bonos que los contribuyentes pueden usar para saldar deudas tributarias. Por el otro, aunque el recaudo viene en alza, todavía se ubica unos $10 billones por debajo de la ruta trazada en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, un rezago que preocupa al Ministerio de Hacienda.
El mes de julio, en particular, dejó $29,6 billones, un 11 % más frente a los $26,6 billones de hace un año. En la composición se vio casi un empate: el IVA aportó $8,42 billones y la retención en la renta $8,65 billones. Este detalle refleja cuánto peso tiene hoy el consumo sobre las cuentas públicas, en un momento en el que la inflación todavía muerde el bolsillo de los hogares.
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El mapa de los impuestos
- Retención en la renta (anticipos de impuestos sobre salarios, dividendos o pagos a proveedores): $56,9 billones, 31,8 % del total.
- IVA (ventas): $40,1 billones, 22,4 %.
- Aduanas (tributación al comercio exterior): $28,6 billones, 16 %.
- Renta (declaraciones anuales de empresas y personas): $27,4 billones, 15,3 %.
- Otros tributos: $25,7 billones, 14,4 %.
En términos de origen, la actividad económica interna aportó $150,1 billones (83,9 %), mientras que el comercio exterior entregó $28,6 billones (16 %).
Este reparto muestra un leve aumento del peso de las aduanas frente a 2024, cuando lo interno concentraba 86,5 % del recaudo. Ahora, el crecimiento por este segmento encuentra respaldo en las cifras del DANE: de enero a junio se importaron US$33.514 millones CIF —incluye el costo, seguro y flete—, un aumento de 9,6 % frente al mismo periodo de 2024.
El incremento se explicó principalmente por compras de manufacturas (+10,3 %), productos agropecuarios, alimentos y bebidas (+7,8 %) y combustibles y productos de las industrias extractivas (+9 %).
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La dependencia del IVA
El informe de la DIAN evidencia que el consumo sigue siendo la base de los ingresos. El casi empate entre IVA y retención en julio revela que cualquier desaceleración en el gasto de los hogares impactaría directamente en la caja del Estado, un talón de Aquiles en ciclos económicos más lentos.
Esta dependencia en el consumo se combina con el creciente uso de los bonos de impuestos, un mecanismo que reintegra los saldos a favor a que los contribuyentes tienen derecho.
El peso de los Tidis
Hasta julio de 2025, los pagos con Títulos de Devolución de Impuestos alcanzaron $12,2 billones, casi el doble de los $7,2 billones del año anterior.
Esto indica que, aunque el recaudo bruto crece, una parte cada vez mayor se compensa con estos títulos, limitando la capacidad del Estado de disponer de recursos de manera inmediata para inversión y gasto prioritario.
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Ejecución del presupuesto y liquidez del Estado
La ejecución presupuestal añade otra dimensión al análisis. Según el informe de Corficolombiana, entre enero y julio, las obligaciones del Presupuesto General de la Nación sin deuda alcanzaron $184,5 billones, con una ejecución del 44,6 %, inferior al promedio histórico (2000-2024) de 45,6 %.
En inversión, el registro fue de $25,2 billones, cercano al promedio de 31 % histórico y superior a lo ejecutado en 2024, pero aún con espacio para consolidar la capacidad del Estado de movilizar recursos en proyectos prioritarios.
La liquidez estatal también llama la atención. Con corte al 22 de agosto, el saldo del Depósito del Tesoro Nacional se ubicó en $7,3 billones, su nivel más bajo en cinco años, y el 10 de agosto se registró un mínimo histórico de $1,9 billones en 15 años.
Al mismo tiempo, el déficit acumulado a junio de 2025 llegó a 3,8 % del PIB, el más alto de la historia para este periodo, y en la ventana móvil de 12 meses se estabilizó en 7,3 %, un nivel que mantiene riesgos sobre el cumplimiento de metas fiscales y resalta la dependencia de un recaudo sólido y constante.
A mitad de año, la recaudación muestra fortaleza nominal, pero la combinación de dependencia, uso de títulos de compensación y retraso en la ejecución presupuestal mantiene al fisco y a los analistas en alerta sobre la capacidad del Estado de cumplir con sus objetivos.
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