Las grietas que dejó el Consejo de Ministros del pasado martes 4 de febrero no solo se vieron en la relación desgastada entre algunos de sus miembros, sino también en la falta de comunicación y gestión que ha afectado proyectos de la entraña del presidente Gustavo Petro. Lo que inició como un ejercicio de transparencia del Ejecutivo ante la ciudadanía sobre la eficacia de su gabinete, terminó desnudando que, más allá de una idea política que ha obstaculizado su programa de gobierno, en el fondo hay otros problemas: falta de coordinación, proyectos que quedan en el limbo sin ninguna decisión y que, aunque sus funcionarios se reúnen para hablar de cómo van sus carteras, no se escuchan unos a otros.
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Estos tres asuntos se vieron a lo largo de la transmisión de esa tradicional reunión de gabinete, que por primera vez fue transmitida por televisión. Durante las seis horas que duró el consejo, el presidente le reclamó a su gabinete varios incumplimientos, en una especie de llamado al tablero, y criticó la gestión de otros temas como el manejo de la situación en El Plateado (Cauca) por parte del Ministerio de Defensa. Para el primer mandatario, la Operación Perseo, que fue la jugada del Gobierno en octubre de 2024 para despejar a las disidencias de Iván Mordisco en el Cañón del Micay, se quedó corta, pues la exviceministra Daniela Gómez habría sugerido a los uniformados no adentrarse en la zona, lo que Petro calificó como un “sabotaje”.
El reclamo del presidente Petro lo ajustó Iván Velásquez, ministro de Defensa, quien señaló que a lo más profundo de El Plateado no se ha podido entrar debido a una falta de articulación entre su cartera y otros ministerios. En su intervención, que no duró más de 10 minutos, Velásquez le respondió al jefe de Estado que, junto a las Fuerzas Militares y de Policía, le han insistido al gobierno que se necesitan acciones articuladas que permitan una acción efectiva en esa zona. De acuerdo con el titular de la cartera, la Fuerza Pública le ha dicho que no puede quedarse en los alrededores de ese municipio “sin una presencia real del gobierno que permita la transformación del territorio (...) con esta presencia debe generarse la confianza en la institucionalidad”.
El ministro también defendió la gestión de su exfuncionaria y volvió a mencionar que, incluso ella, a quien Petro señala de desobedecerlo, insistió en que se gestaran encuentros con sus compañeros de gabinete para solventar la crisis. “Tuvo muchas reuniones, pero también grandes dificultades. Laura Sarabia, que era del Dapre, estuvo tratando de articular (...) Después buscamos que Planeación hiciera la coordinación y no se ha logrado”, apuntó el ministro. Además, resaltó que esa falta de comunicación se debe a dificultades para enlazar las labores de los ministerios de Agricultura, Salud y Educación, como estaba planeado en los proyectos para El Plateado, pero “que no se ha tenido ejecución en una presencia integral del gobierno”.
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El golpe de la respuesta de Velásquez lo recibió Alexander López, director del Departamento de Planeación Nacional, quien respondió que la coordinación solicitada desde el Mindefensa sí existe. Al momento de tomar la palabra, el funcionario contestó que, desde su oficina, llevan entre cuatro y cinco meses tratando de proponer los planes de impacto socioeconómico de varias zonas, incluidas las del Catatumbo y el Cañón del Micay. Sin embargo, aclaró López, no se ha abierto un espacio en los Consejos de Ministros para esbozar sus propuestas, en las cuales, señaló, participaron todos los ministerios. “Todos los sectores generaron una planeación estratégica en esos territorios, vamos a invertir allí cerca de $130.000 millones”, agregó.
En sus dos intervenciones, López recordó que durante meses ha pedido espacio en esos consejos para presentar las vigencias futuras —que son las autorizaciones para asumir compromisos que afectan el presupuesto del año siguiente— “pero no ha sido posible”. De hecho, entregó un detalle que dejó entrever la magnitud de plata que han pedido los ministerios: $400 billones, según el funcionario, que aclaró que es un dinero imposible de conseguir. “Tenemos que priorizar: o hacemos centros de salud o hacemos vías terciarias o universidades o acueductos. Hay que establecer prioridades y hacer un plan estratégico”, concluyó López, en una respuesta que deja dudas sobre la planeación del gobierno que ya cumple tres años.
Para el presidente Petro, sin embargo, la construcción de acueductos debe ser una de esas prioridades, y así se lo hizo saber a su ministra de Vivienda, Helga María Rivas, a quien le ordenó construir esos canales por encima de grandes proyectos de infraestructura en Santa Marta, Buenaventura, Tumaco y Quibdó. Y sobre ese tema agregó que “la plata pública debería estar en la carretera Medellín-Quibdó, o en el hospital de Quibdó o en el acueducto de Quibdó. Y si nuestro gobierno no logra hacer eso, así ustedes me digan que trabaja mucho, no servimos”. La ministra Rivas anotó en silencio las observaciones del presidente Petro, pero no se atrevió a responderle, como sí lo hicieron varios de sus colegas.
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Es en este punto que se conecta otra intervención clave durante la congestionada reunión de ministros. Ángela María Buitrago, ministra de Justicia, aseguró que, aunque no es de su resorte, considera viable lograr las carreteras y acueductos, pero lo que no es fácil de alcanzar a corto plazo es la seguridad de todas las regiones si no se replantea la política de paz total. En esa medida, puso como ejemplo la suspensión de los diálogos de paz con el ELN, tras la escalada violenta en el Catatumbo. “Yo se lo he dicho personalmente y se lo vuelvo a decir: la población hoy está sintiéndose en una inseguridad permanente bajo el fuego de grupos que no entienden, la bondad del proceso de paz y otros se aprovechan de esa bondad”, agregó.
Otro momento de tensión y que dejó ver los roces entre los ministros que no permiten el desarrollo de órdenes del presidente o de proyectos de su gobierno, tuvo como protagonistas a Laura Sarabia, recién posesionada canciller, y a Gustavo Bolívar, director del Departamento para la Prosperidad Social. El cruce entre ambos se dio porque la nueva ministra dijo que ningún funcionario de la oficina de Bolívar atendió el recibimiento de dos aviones provenientes desde Panamá, en los que venían varios migrantes deportados desde Estados Unidos, una orden que había dado el propio Petro. El director respondió: “Laura miente, presidente. Sí fueron y tengo las fotos”. El choque lo interrumpió el primer mandatario, pero Bolívar no desaprovechó la oportunidad durante sus descargos para criticar la designación de Sarabia como canciller.
Todos estos hechos fueron los protagonistas de la reunión del martes, mientras que el eje central quedó en el olvido. En realidad, lo que terminó en una criticada y polémica reunión de ministerios tenía como objetivo la discusión y firma de los decretos de Estado de Conmoción Interior por la crisis humanitaria y de violencia que se vive en el Catatumbo. El escenario terminó siendo la plataforma para que entre funcionarios se lanzaran pullas por el regreso de Armando Benedetti y el aterrizaje de Laura Sarabia en la Cancillería, mientras que el presidente tuvo tiempo para recordar los libros que leyó en la cárcel, elogiar a Simón Bolívar y soltar frases como: “Yo soy un color entre todos los colores del arcoíris”.
Con la confesión de sus propios ministros de que ha faltado comunicación entre ellos, como mencionó Iván Velásquez durante la reunión, y que por eso no han sacado proyectos tan importantes como el de El Plateado, la administración del presidente Gustavo Petro tiene todavía 18 meses para ajustar esas tuercas. Todo, mientras el Catatumbo sigue ardiendo, sin acciones concretas.
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